Frente a la crisis de liderazgo que se vive en México, cada día son más los polítologos y analistas que pronostican que el factor de género podría convertirse en el parteaguas de la próxima elección presidencial. Por eso hoy nadie descarta que en el 2012 podamos presumir por primera vez en la historia a…
La India lo logró en 1966… Israel en 1969… Argentina en 1973 y 2008… e Inglaterra en 1979…
Filipinas hizo historia en 1986… Nicaragua lo consiguió en 1990… Alemania en 2005… y Chile en 2006.
En México, hasta ahora no se ha logrado… vamos tarde al encuentro con la igualdad política de género. Pero el 2012 podría convertirse en el parteaguas para que una mexicana tenga la oportunidad de sentarse en la silla presidencial.
Y es que por primera vez en la historia moderna de nuestro país, cada uno de los tres principales partidos políticos tiene en sus filas a una o dos mujeres con los méritos suficientes para disputar codo a codo las candidaturas presidenciales con el siempre beneficiado género masculino.
Pero en esta contienda existe un factor a favor de las aspirantes. El hartazgo político de los ciudadanos ante el pobre desempeño de los presidentes varones es tal, que el factor de género podría convertirse en una decisiva ventaja electoral.
Desilusionados del liderazgo político masculino, que se traduce en los mismos desgastados nombres, con las mismas viejas prácticas, favoreciendo a los mismos privilegiados grupos, con las mismas interminables corruptelas, el electorado estaría dispuesto a apostar a una nueva posibilidad. Y esa sería la de dar la oportunidad a una mujer. Sobre todo cuando tiene sobrados méritos y demostradas capacidades.
Por eso día con día crecen y se fortalecen las posibilidades de que aparezcan en la boleta presidencial de 2012 los nombres de una Beatriz Paredes, por el PRI; de una Margarita Zavala o una Josefina Vázquez Mota por el PAN, y aunque poco probable, pero no imposible, una Amalia García por el PRD.
Alguno de esos nombres podría emular lo que en 1966 logró Indira Gandhi en la India, en 1973 María Esthela Martínez de Perón en Argentina, en 1979 Margaret Thatcher en Inglaterra o en 1986 Corazón Aquino en Filipinas.
Mujeres líderes de sus naciones como Benazir Bhutto en 1988 en Pakistán, Violeta Chamorro en 1990 en Nicaragua, Angela Merkel en 2005 en Alemania, Michelle Bachelet en 2006 en Chile o Cristina Fernández de Kirchner, la entonces primera dama, en 2007 en Argentina.
Y lo mismo sucedió en Irlanda, Finlandia, Letonia, Ecuador, Panamá, Haití, Liberia o Guyana. Todas estas naciones ya tuvieron una mujer presidenta o primera ministra.
No es una simple especulación. El tema en México está en el aire y es sometido cada día más a análisis y debates.
Algunos politólogos y analistas como José Fernández Santillán anticipan las ventajas de tener una mujer como líder política de la nación.
Para el director del Centro de Investigaciones en Humanidades del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México, “aquel país que respete y reconozca a sus mujeres es el país que puede tener un futuro más halagüeño".
Fernández Santillán, discípulo del filósofo italiano Norberto Bobbio, pide en una entrevista publicada por el diario Milenio que imaginemos por un momento que los tres partidos postulan a tres mujeres para la Presidencia.
“(…) eso ya puede ser, es una realidad. Yo creo que la política mexicana daría un vuelco, porque inmediatamente las mujeres serían las primeras movilizadas en las calles para apoyar a las suyas, porque son muy solidarias”, explica.
Para Dulce María Sauri, la ex gobernadora de Yucatán y ex presidenta nacional del PRI, para 2012 el camino es claro.
"El partido político que para las elecciones del 2012 elija a una mujer como su candidata a la Presidencia de la República tendrá la mayor posibilidad de ganar la elección".
Y es precisa al puntualizar nombres. “Que no me vengan con cuentos los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática que no tienen mujeres en posición de ganar la Presidencia de la República.
“Desde luego que la tienen: Beatriz Paredes, Josefina Vázquez Mota y Amalia García”.
Con base en estos supuestos, analicemos.
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NOMBRE: Beatriz Elena Paredes Rangel.
ORIGEN: Tizatlán, Tlaxcala.
EDAD: 56 años.
PROS. Es la priista más influyente, respetada y poderosa. Su estilo personal de hacer política la convierte en factor natural de conciliación. Sus orígenes campesinos dan un elevado sentido social a su visión política.
Entre todos los priistas posibles, es la que tiene las mejores cartas credenciales. Su ecumenismo político la acerca al diálogo con todas las corrientes, con todos los partidos. A su amigo, el panista Felipe Calderón, no le daría urticaria entregarle la banda presidencial.
CONTRAS. Algunos círculos conservadores de la política mexicana la consideran en extremo liberal. “México no está listo para una mujer así”. En su historial existen serios desencuentros con Elba Esther Gordillo, quien siempre le disputó el título de la priista más poderosa.
LA DE MÁS POSIBILIDADES
Si alguna mujer tiene méritos y posibilidades de ocupar en 2012 la silla presidencial, esa es Beatriz Elena Paredes Rangel.
Inteligente, analítica, conciliadora, ecuménica, la actual presidenta del PRI es respetada en todos los círculos políticos, económicos, intelectuales y sociales de México.
Tlaxcalteca forjada en la más pura cultura del esfuerzo, su impresionante trayectoria política no deja dudas sobre sus capacidades y alcances.
Se forjó en la década de los 70 como una joven dirigente campesina en los tiempos en que Augusto Gómez Villanueva era el brazo agrario del entonces presidente Luis Echeverría.
De origen campesino, Beatriz Paredes nació en Tizatlán, Tlaxcala, el 18 de agosto de 1953. Se graduó como socióloga en la UNAM. Fue militante de las juventudes priistas, donde contemporizó con Roberto Madrazo, José Ramón Martell y Eloy Cantú.
Sus talentos y capacidades le fueron reconocidos desde muy temprana edad. A los 21 años ya era diputada local en su natal Tlaxcala para el periodo 1975-1978. Ahí alcanzó a ser presidenta de la Comisión Permanente.
Sus méritos la llevaron a una diputación federal en la LI Legislatura, donde ocupó la Presidencia de la Mesa Directiva en septiembre de 1979. A sus 25 años, fue la encargada de responder al informe del presidente José López Portillo.
Con Miguel de la Madrid en la Presidencia, en el periodo 1982-1984 se convirtió en la primera subsecretaria de la Reforma Agraria.
Volvió a ser diputada federal en la LIII Legislatura, donde repitió en la Presidencia de la Mesa Directiva en octubre de 1985 y presidió la Comisión de Ciencia y Tecnología.
En 1987 se convirtió en la primera gobernadora en la historia de Tlaxcala y en la segunda mujer, después de la colimense Griselda Álvarez, en alcanzar esa posición.
En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari fue subsecretaria de Gobernación responsable de Desarrollo Político, y repitió en el arranque del sexenio de Ernesto Zedillo.
En 1997 llegó a ser senadora de la LVII Legislatura. Presidió la Cámara Alta en septiembre de 1998 y asumió la Presidencia de la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía, así como la de Fortalecimiento del Federalismo.
Volvió en el año 2000 a la Cámara de Diputados, donde como presidenta de la Junta de Coordinación Política y de la Mesa Directiva, se encontró con el entonces legislador y jefe de la bancada panista, Felipe Calderón Hinojosa.
Es la única de los aspirantes priistas a la Presidencia que tiene relación directa y abierta con cuatro ex mandatarios: Echeverría, De la Madrid, Salinas y Zedillo. Podría convertirse, si no en un puente de conciliación, sí en una garante de la no agresión.
Con cinco elecciones en su haber, Beatriz Paredes domina los códigos electorales. Y aun en la única elección en la que perdió, la del Distrito Federal, elevó la votación del PRI de 330 mil sufragios recibidos en 2003, a un millón en 2006.
Su trayectoria partidista no es menos impresionante. Se forjó en el Frente Juvenil Revolucionario, y para 1975 ya era la secretaria de Acción Indigenista del Comité Ejecutivo Nacional del PRI. En 1995 fue secretaria general del Comité Nacional de la Confederación Nacional Campesina (CNC), convirtiéndose en la primera mujer que ocupó ese cargo.
En 1981 fue directora de Promoción y Gestoría, en 1992 secretaria general del CEN del PRI y en 2003 presidenta de la Fundación Colosio.
En 2007 alcanzó la máxima posición partidista al ser elegida presidenta nacional del PRI. Desde ahí, con una cuidadosa estrategia de campaña, reposicionó al tricolor como la primera fuerza política nacional al recuperar las gubernaturas de Nuevo León, Querétaro y San Luis Potosí.
Es quizá la priista más respetada entre políticos, académicos, empresarios y líderes de opinión, lo mismo de México que del extranjero, por su estatura intelectual y el pragmatismo de su pensamiento.
En el contexto internacional, fue embajadora de México en Cuba en 1993, presidenta del Parlamento Latinoamericano en 2001 e integrante del Consejo Consultivo de la UNICEF en 2004.
Su participación siempre es solicitada en think tanks nacionales e internacionales, donde su profundo conocimiento de las causas sociales es ampliamente valorado.
Su relación con el presidente Felipe Calderón es inmejorable. A su coincidencia como líderes de sus bancadas en la LVIII Legislatura, se suma otra feliz coincidencia. Ambos cumplen años el 18 de agosto.
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NOMBRE: Margarita Zavala Gómez del Campo.
ORIGEN: Ciudad de México.
EDAD: 42 años.
PROS. Es la panista más respetada por principios y por trayectoria. Su activismo político es reconocido al margen de los logros de su esposo, el presidente Felipe Calderón. A diferencia de su antecesora Marta Sahagún, que desde su ambición de poder impulsaba en falso su candidatura a la Presidencia, Margarita tiene el apoyo de una amplia base albiazul, sobre todo la conservadora, que intenta rescatar al PAN dormido que hoy casi da por segura su derrota en 2012.
CONTRAS. Aunque maneja un perfil bajo, su condición de primera dama es un severo impedimento. El negro antecedente de Marta Sahagún poco ayuda a la causa. La mala experiencia de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina tampoco aporta.
UNA MUJER CON VIDA PROPIA
Si hay alguien con popularidad en las filas del PAN, esa es Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderón.
La primera dama de México es el personaje albiazul más respetado por su trayectoria y su congruencia en el pensar y el hacer.
Descendiente de una familia de cepa panista, la hoy primera dama de México nació el 25 de julio de 1967.
De llegar a ser la candidata albiazul a la Presidencia, además de ser la primera mujer que postulara el PAN rumbo a Los Pinos, sería la aspirante más joven. En 2012 tendría 44 años.
Hija de Diego Zavala, magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, y de la abogada Mercedes Gómez del Campo, Margarita es hija de la cultura del esfuerzo.
Abogada por la Escuela Libre de Derecho, se tituló con una disertación sobre la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Su trabajo mereció el reconocimiento de Tesis Laureda.
Desde muy joven se despertaron sus inquietudes políticas, siempre orientadas hacia las preocupaciones sociales y a su lucha por la igualdad de género.
Su ideología política se forjó de la mano de las tesis sustentadas por Manuel Gómez Morín, Adolfo Christlieb Ibarrola, Efraín González Morfín y Luis Calderón Vega, padre de quien más tarde sería su esposo y compañero político.
En el PAN colaboró en la Secretaría Nacional Juvenil, en el Comité Directivo Regional del Distrito Federal y fue una joven muy activa en la campaña de Manuel “El Maquío” Clouthier.
De hecho, fue “El Maquío” quien por azares del destino terminó por reunir a una Margarita Zavala de 17 años con el joven Felipe Calderón de 22.
Ella era una citadina de la Ciudad de México. Él, un provinciano venido de Michoacán, siempre nostálgico y añorante de su natal Morelia.
Su momento de encuentro se dio el 19 de noviembre de 1984, cuando Margarita acudía a los cursos de adoctrinamiento que se impartían en el Centro de Capacitación del PAN.
Y en medio del bosque, con un grupo de jóvenes entre los que se encontraba Felipe Calderón, ella escuchaba con atención la arenga que el aguerrido Manuel “El Maquío” Clouthier les compartía a aquellos herederos de los sueños de Manuel Gómez Morín.
Y para entender el crisol en el que se forjó la hoy primera dama, basta recordar que eran los días en que “El Maquío” se había lanzado como predicador político a lo largo y ancho de México.
Sus discursos contagiaban la urgencia de cambiar el sistema político y de convencer a los panistas de que debían dejar de ser un partido “nacido para perder”.
Para entonces habían pasado apenas dos años de la nacionalización de la banca. Eran los días en que Margarita veía cómo México se convulsionaba en medio de la crisis heredada por José López Portillo.
Una crisis que Miguel de la Madrid confrontaba para evitar que el país se le deshiciera en las manos en una lucha contra una severa espiral inflacionaria y una recurrente devaluación.
Eran los días en que México se estremecería con aquel temblor del 19 de septiembre de 1985. Un sismo que sacudiría también al sistema político mexicano, del que emergerían nuevos liderazgos de izquierda. Lo mismo de Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, que de René Bejarano y Dolores Padierna.
El día de su coincidencia con Margarita, Felipe Calderón asistía a ese encuentro de jóvenes en El Ajusco en plan de conferencista. Su misión era compartir con otros más jóvenes que él la historia del PAN y los estatutos del partido.
Ahí aprendería Margarita el “antiguo testamento” del PAN. De la mano del joven Calderón, que buscaba que no se dieran desviaciones a los principios originales.
Eran los días de las disputas internas en las que los panistas doctrinarios luchaban contra la embestida de los pragmáticos, que con Pablo Emilio Madero al frente se habían apoderado de la Presidencia nacional del PAN.
El Instituto de Capacitación Política del PAN se había convertido en un refugio para un puñado de jóvenes “doctrinarios” que habían logrado sobrevivir al partido. En sus filas estaban Margarita Zavala y Felipe Calderón. Su mentor: Carlos Castillo Peraza.
Y si el joven Felipe Calderón traía el blindaje doctrinario heredado de su padre Luis Calderón, Margarita Zavala también traía su propia historia panista.
Su madre, Mercedes Gómez del Campo, había sido precursora en su juventud de las incipientes luchas panistas. Activista católica, era una mujer de armas tomar.
Un ejemplo de esa templanza se dio cuando la madre de Margarita estudiaba en San Luis Potosí en la época del general Gonzalo N. Santos, “El Alazán Tostado”.
En ese entonces, la joven Mercedes tuvo el arrojo y el valor civil de ir a la redacción de un periódico potosino para exigir la publicación de una nota: “La señorita Mercedes Gómez del Campo, presente en la redacción de este diario, exigió que se aclarara que ella es universitaria y que no apoya ni aplaude al gobernador Gonzalo N. Santos”.
El hecho causó la ira del gobernador, y la joven Mercedes debió abandonar San Luis Potosí. Se fue exiliada al Distrito Federal, donde estudió en la Escuela Libre de Derecho, el alma máter en el que más tarde estudiarían su hija Margarita y su yerno Felipe Calderón.
La madre de Margarita fue consejera nacional del PAN en los tiempos de Adolfo Christlieb Ibarrola. Ahí conoció a don Luis Calderón Vega, padre de Felipe y cofundador del PAN con Manuel Gómez Morín.
Doña Mercedes Gómez del Campo se casó con un abogado como ella. Era un apasionado de la fiesta taurina de nombre Diego Heriberto Zavala Pérez que llegaría a ser magistrado del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
Coincidentemente, también terminaría como compañero de bancada de Felipe Calderón cuando el ahora presidente fue diputado federal por primera vez en 1991.
El matrimonio Gómez del Campo procreó siete hijos, educados todos bajo la batuta de quien era considerada “el pilar” de la familia: doña Mercedes.
Esa fue la educación que recibió Margarita. Entre libros de derecho y el activismo político contestatario de sus padres.
Un activismo que se traduciría para Margarita y Felipe en travesuras políticas, como la de entrar a Los Pinos en los tiempos de Miguel de la Madrid escondidos en la cajuela de un auto.
La intención era protestar porque doña Blanca Magrassi, esposa de don Luis H. Álvarez, había solicitado una audiencia con el entonces presidente y jamás le fue concedida.
Quién iba a pensar que 20 años después Margarita y Felipe entrarían a Los Pinos por la puerta grande. Quién iba a pensar que un hijo de aquel presidente que se negaba a recibirlos sería parte del gabinete ampliado del “polizonte” Calderón.
Para Margarita, la campaña presidencial de “El Maquío” fue una auténtica universidad del activismo. Ya entonces era secretaria de Acción Juvenil del PAN en el Distrito Federal.
Manuel Clouthier no ganó, Carlos Salinas se sentó en Los Pinos y Margarita continuó en la Escuela Libre de Derecho, como su madre, donde logró mejores calificaciones que las que había obtenido su novio Felipe Calderón a su paso por las mismas aulas.
El 9 de enero de 1993, Margarita se casó con su compañero político. Su padrino de bodas fue el entonces presidente nacional del PAN, don Luis H. Álvarez.
Sin mezclar sus carreras, y en completa autonomía, Margarita se convirtió en la directora jurídica del PAN, mientras que Felipe sería el secretario general del blanquiazul durante la Presidencia de Carlos Castillo Peraza.
Entre sus trofeos legales como abogada del PAN, está el campanazo que dio en 1994, cuando fundamentó la causa del panista Jesús Hinojosa en su lucha por la Alcaldía de Monterrey, que había ganado el priista Jorge Manjarrez.
En 1995, Margarita participó en la Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing. Su ensayo ganador sobre el rol de la mujer en México le dio el boleto para asistir.
Ese mismo año, los Calderón Zavala probaron las amargas mieles de la derrota. Y es que mientras Vicente Fox ganaba las elecciones en Guanjuato, el joven Felipe Calderón era derrotado y humillado al quedar en tercer lugar en las elecciones para gobernador de Michoacán.
Pero el amargo sabor duró poco. En 1996, con el arduo trabajo de Margarita con las bases y los sectores femenil y juvenil del PAN, Felipe Calderón se convirtió en presidente del partido.
Fue entonces cuando nació María, su primera hija. Y con intervalos de tres años, llegaron después Luis Felipe y Juan Pablo.
Pero la maternidad no frenó las aspiraciones políticas de Margarita. Se convirtió en diputada federal y presidió la Comisión para la Reforma Laboral.
Con Luis Felipe Bravo Mena como presidente nacional del PAN, llegó a ser secretaria nacional de Promoción Política de la Mujer.
En sus cuatro años al frente de esta posición, logró incrementar la representación de diputadas federales panistas de 19 a 32 por ciento, conformando así el grupo más grande de legisladoras de todos los partidos políticos.
Además, creó el proyecto Mujeres en Campaña, que permitió reconocer el potencial femenino en Acción Nacional, e impulsó por primera vez en su partido redes de trabajo solidarias.
Margarita fue también factor decisivo para promover a más mujeres en los puestos de decisión. Incrementó su participación en el Comité Ejecutivo Nacional del PAN y aumentó el número de consejeras nacionales mediante una campaña de promoción del voto.
Participó en el equipo de transición de Vicente Fox, a cargo de la temática de mujeres, e impulsó la creación del Instituto Nacional de las Mujeres, donde fue consejera consultiva y miembro vocal propietario de la Junta de Gobierno.
Todo este trabajo político le permitió convertirse en factor clave para la labor que haría su esposo Felipe Calderón rumbo a la Presidencia de México.
Primero nadando a contracorriente del presidente Vicente Fox y su esposa Marta Sahagún, quienes buscaban imponer a Santiago Creel como su candidato presidencial.
Luego, con el viento en contra de una exitosa candidatura de Andrés Manuel López Obrador, quien con casi 20 puntos de ventaja, lucía entonces como el imparable ganador de la contienda de 2006.
Por eso los méritos políticos de Margarita Zavala. Porque a diferencia de otras primeras damas, en especial de su antecesora Marta Sahagún, los suyos están forjados no en la frivolidad y en la ambición de poder, sino en una historia hecha a mano, cuesta arriba, a contracorriente, aun de su marido, el presidente.
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NOMBRE: Josefina Eugenia Vázquez Mota
ORIGEN: México, D.F.
EDAD: 49 años
PROS. Es una de las panistas más influyentes. Dos veces secretaria de Estado, en Sedesol con Vicente Fox y en Educación con Felipe Calderón, tiene el don nato de la negociación. Cuenta con el apoyo absoluto de la ultraderecha panista, que ve en ella a una defensora de los principios fundacionales del PAN. No se entregó incondicionalmente a las exigencias de Elba Esther Gordillo, por eso le cedió la silla a Alonso Lujambio.
CONTRAS. Algunos sectores del panismo la ubican demasiado a la derecha de la derecha. Sus amistosos acercamientos con gobernadores priistas desde sus tiempos en Sedesol y luego en Educación son vistos con recelo por algunas cúpulas albiazules. Su eterna disputa de poder con Juan Camilo Mouriño podría haber lesionado su imagen en algunos círculos cercanos a la Presidencia.
LA NEGOCIADORA NATURAL
Cuando la campaña presidencial de Felipe Calderón parecía naufragar, el candidato decidió dar un arriesgado golpe de timón, o algo más que eso.
Prácticamente le quitó el control al “estratega de la victoria” Juan Camilo Mouriño para designar a Josefina Vázquez Mota como jefa de su campaña.
¿Qué talento veía en la ex secretaria de Desarrollo Social aquel naufragante candidato del PAN como para poner en sus manos el destino de su cuestionada campaña?
Y es que Josefina ni siquiera pertenecía al círculo íntimo de confianza de Felipe Calderón. Más bien era una posición de la llamada ultraderecha panista. De los grandes aportadores del financiamiento. Y también un enlace confiable con Vicente y Marta Fox, la pareja presidencial.
Pero sea como fuere, la campaña de Calderón retomó el rumbo. De ir en tercer lugar, pronto se colocó en el segundo, hasta que al final, “haiga sido como haiga sido”, ganó la elección por una nariz.
Cuando llegó el día en que Felipe Calderón fue declarado presidente electo, Josefina Vázquez Mota había cumplido su misión. Y el primer mandatario volvió a ceder los bártulos a su amigo Juan Camilo Mouriño.
Y cuando llegó el momento de repartir las carteras del gabinete, de no haber sido porque la maestra Elba Esther vetó a Juan Carlos Romero Hicks, Vázquez Mota no hubiera llegado a la Secretaría de Educación.
Hoy Josefina Vázquez Mota es la coordinadora de la bancada del PAN en la Cámara de Diputados. La primera mujer en la historia de San Lázaro que dirige el rebaño albiazul.
Desplazó las aspiraciones de dos amigos del presidente que habían cumplido el requisito de ganar por la vía uninominal: Francisco Ramírez Acuña y César Nava.
Por eso se le ve tamaño para ser una muy viable candidata a la Presidencia de la República por el Partido Acción Nacional.
Porque dentro de las filas albiazules se le tiene aprecio y respeto. Porque es firme, es leal y, de una u otra forma, sabe sacar adelante las tareas que se le encomiendan.
Economista y empresaria, la aparición de Josefina Vázquez Mota en la escena nacional fue como la de un conejo que salió de la chistera de un mago cuando Vicente Fox la designó como secretaria de Sedesol.
Y es que Vázquez Mota era casi una perfecta desconocida antes de la llegada de Fox al poder. Hija de don Arnulfo Vázquez, concesionario de Pinturas Comex, apoyó siempre el negocio familiar. De hecho, es la autora del libro “Los Pioneros de Comex, Cadenas de Lealtad y Servicio”.
Venía de estudiar el bachillerato en el CECyT 9 del Politécnico Nacional y la carrera de economía en la Universidad Iberoamericana.
Hizo sus estudios de posgrado en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas (IPADE) y colaboró como editorialista en Novedades, El Financiero y El Economista.
En 1980 ingresó al PAN y se desempeñó como secretaria de la Mujer del Comité Ejecutivo Nacional
Antes de entrar al gabinete foxista, se desempeñó como asesora de la Concanaco y la Coparmex. También fue secretaria general de la Asociación Política Coordinadora Ciudadana, grupo que presidía Antonio Sánchez Díaz de Rivera.
Desde ahí, y con el padrinazgo de El Yunque, fue proyectada para ser diputada federal plurinominal en la LVIII Legislatura. Pero solo duró unos meses en el cargo porque, con la llegada de Fox, fue designada secretaria de Estado.
Entre lo más notable de la trayectoria pública de Vázquez Mota está el hecho de que escribió el libro “Dios Mío, Hazme Viuda, por favor”.
No era una académica que presumiera maestrías o doctorados en el extranjero. Estudió economía en la Universidad Iberoamericana y una maestría en el IPADE.
En su currículo profesional no aparece que haya ocupado un puesto público relevante, o una posición ejecutiva en el mundo empresarial.
Tampoco fue un hallazgo de los head hunters. Más bien parecía que había llegado a aquel cargo por un impulso invisible, cuasi divino, como si hubiese sido por un soplo del mismísimo Espíritu Santo.
Y puede ser que así haya sido, al menos para los que sostienen que Josefina fue impulsada por la ultraderecha de El Yunque.
Haya sido así, o no, su designación como secretaria de Estado es un misterio. Pero nadie puede negar a Josefina Vázquez Mota sus habilidades para entenderse con cualquiera, con sus dificultades –claro está– como las que tuvo con la maestra Elba Ester.
Josefina sonríe siempre. Nunca levanta la voz y “aguanta vara”, como diría su ex jefe Vicente Fox. Tiene paciencia y es capaz de pactar cualquier cosa con cualquiera.
Desde que ocupaba el cargo de secretaria de Desarrollo Social, esa última habilidad le valió la desconfianza de aquellos que la veían más cercana a los gobernadores priistas que a los panistas.
Con todo, siempre supo para qué sirve el dinero en tiempos electorales, pero, sobre todo, lo útil que puede ser un padrón como el de Oportunidades cuando de elecciones se trata.
Josefina parece tener una enorme capacidad para aguantar todo. Venga de donde venga. Tiene modos refinados. No es mujer de choque, no pelea, está dispuesta a sentarse y negociar.
Solo ella sabe los tragos amargos que tuvo que pasar como coordinadora de la campaña de Felipe Calderón cuando fue bombardeada a dos flancos por lo cañones más poderosos y cercanos al candidato Calderón.
Juan Camilo Mouriño, por ejemplo, intentó desesperadamente utilizar los resentimientos que tenían algunos yunquistas para “bajarla” de la coordinación. Poco faltó para que lo lograra.
Su capacidad de resistencia es inaudita. En distintas ocasiones tuvo la capacidad de mantenerse estoica, como si nada pasara, mientras el presidente de la República la regañaba públicamente.
Sin embargo, esa capacidad no dio para más precisamente el día en que el presidente anunció que ya no sería la secretaria de Educación. Josefina se desvaneció.
Con todo, a Josefina le ha vuelto el color. Sobre todo ahora que se ha dado cuenta de que los adversarios políticos como Francisco Rojas son en muchas ocasiones más comprensivos que algunos de sus compañeros de partido.
¿Podrá Josefina Vázquez Mota convencer a los panistas de que puede ser una buena opción para 2012? ¿Tendrá la capacidad de congraciarse con el ala más abierta y menos conservadora del PAN? Confiemos en su capacidad de negociar.
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NOMBRE: Amalia Dolores García Medina
ORIGEN: Zacatecas, Zacatecas
EDAD: 58 años
PROS. Fue la primera presidenta nacional del PRD. También fue la primera mujer perredista que ganó una gubernatura y podría ser la primera candidata que postule el PRD para la Presidencia de la República.
Es una política profesional que domina la diplomacia. Tiene experiencia como legisladora y cuenta con la simpatía y el respaldo del Cuauhtémoc Cárdenas, al que muchos perredistas siguen considerando como su “líder moral”.
CONTRAS. No todas las tribus del PRD la apoyan. Entre ellas las que siguen siendo fieles a Andrés Manuel López Obrador. El ejercicio del poder también la ha desgastado. En 2009, 50 presos acusados de narcotráfico fueron liberados por un comando que incursionó en una prisión administrada por el gobierno de Zacatecas.
Algunas tribus perredistas la consideran demasiado condescendiente, si no es que colaboracionista, con los dos últimos presidentes de la República.
IZQUIERDA CON MANO DERECHA
Si alguna perredista cuida las formas y se conduce elegantemente en la política, esa es Amalia García.
La zacatecana aprendió desde muy pequeña que sin renunciar al fondo, las formas también son parte de la esencia de la política.
Cuando apenas tenía cinco años, su padre Francisco Espartaco García Estrada asumió la gubernatura de Zacatecas, y la pequeña Amalia se familiarizó con los rituales del palacio.
Después, durante su adolescencia, vivió con su padre en distintos países porque era diplomático del Servicio Exterior Mexicano.
Primero en Ginebra, Suiza, en la Organización Internacional del Trabajo; después estuvo en Guatemala; más tarde en Manila, Filipinas. También vivió en Varsovia, Polonia, y en Santo Domingo, República Dominicana.
Fue así como Amalia García pudo observar y hasta practicar las normas del protocolo con las que se conducen los diplomáticos.
Sin embargo, ni sus finos modales, ni su familiaridad con los rituales de palacio fueron un obstáculo para que optara por el socialismo comunista.
Amalia nunca perteneció al PRI, aunque su padre sí.
En cambio, ella fue dirigente y militante del Partido Comunista Mexicano, del Partido Socialista Unificado de México (PSUM) y del Partido Mexicano Socialista (PMS).
Estudió sociología en la UNAM e historia en la Universidad Autónoma de Puebla.
En 1988, cuando la izquierda mexicana se unificó en un frente amplio en torno a la figura de Cuauhtémoc Cárdenas, ahí estuvo Amalia. Después fundaría junto con el ingeniero el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Once años después, con la bendición y apoyo del líder moral del PRD, la zacatecana fue la presidenta nacional del partido. Llegó a esa posición después de una controvertida elección en la que compitió con el actual presidente Jesús Ortega.
Al concluir su encargo en 2003, de nuevo fue diputada federal, aunque casi fue un mero trámite. Y es que para el 12 de septiembre de 2004, ya era gobernadora de Zacatecas.
No obstante ser una gobernadora de oposición, su relación con el presidente Vicente Fox fue de lo mejor, en tanto que el guanajuatense buscaba la manera de eliminar de la contienda presidencial al también perredista Andrés Manuel López Obrador.
Amalia García era la gobernadora consentida del presidente Fox, y aquellas atenciones fueron bien correspondidas cuando llegó el momento de apoyar, o no, a Andrés Manuel López Obrador.
La buena relación con los panistas fue tan evidente, que no faltaron los perredistas que la acusaran de colaboracionista de los adversarios.
Y ese vínculo con los panistas es tan bueno, que hasta el presidente del PAN, Germán Martínez, salió en su defensa en mayo de 2009, cuando se le imputó cierta responsabilidad por la fuga de 50 presos acusados de narcotráfico.
No dejó de ser visto con sospecha el hecho de que sus conflictos con la familia Monreal se ventilaran a nivel nacional cuando se filtró a la prensa una supuesta averiguación penal contra David Monreal, hermano del ex gobernador zacatecano Ricardo Monreal.
A pesar de todo, Amalia García ha mantenido una buena imagen y se le considera una mujer de armas tomar.
Cuando era presidenta de la Comisión de Seguridad Pública de la Asamblea del Distrito Federal, la hoy gobernadora de Zacatecas fue amenazada y hasta secuestrada por mafiosos que se oponían a la nueva ley de seguridad que propuso y sacó adelante.
Su defensa de género se dibuja en una anécdota. Cuando presidía la Asamblea del D.F., le dieron el título de “presidente”.
“¿Dónde me ven los bigotes?”, preguntó. Y no firmó papel alguno hasta que le fue respetado el título de “presidenta”.
Fuente: Reporte Indigo
Difusión: AMLOTV
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