Pulso Crítico
J. Enrique Olivera Arce
Los meses pasan y en Veracruz la porquería destinada a descalificar adversarios electorales se acumula rebosando el bacín sin que hasta el momento alguien se ocupe de jalar la cadena. Antes al contrario, la “guerra sucia” entre el PRI y el PAN e incluso al interior de ambos partidos, va en viento en popa ensuciando todo lo que toca y “lo mejor está por venir”.
El indicado para limpiar el lodazal debería ser sin duda el gobernador Fidel Herrera Beltrán, como primer responsable de la vida política y social de la entidad, pero lejos de contribuir a generar un clima de civilidad y respeto a las instituciones que propicie credibilidad y certeza al proceso electoral en marcha, es el primero en aportar la suficiente porquería para que el bacín se derrame. En su pugna personal con Miguel Ángel Yunes Linares, aspirante panista a la gubernatura y hasta ahora principal amenaza al proyecto del “delfín” priísta Javier Duarte de Ochoa, el gobernador aprovecha cualquier coyuntura para descalificar mediáticamente a su enemigo en forma por demás pedestre, valiéndose de una mayoría de medios de comunicación a su servicio.
Sus últimas aportaciones a la “guerra sucia”, contando con el silencio cómplice del Instituto Electoral de Veracruz, han sido chascarrillos de mal gusto vertidos en entrevistas banqueteras concedidas a los reporteros de diversos medios, en los que abiertamente hace alusión a presunta inclinación pederasta jurídicamente no probada en las “preferencias” personales de Miguel Ángel Yunes Linares, así como quejándose públicamente de la perversidad del gobierno federal al que acusa de pretender pintar de azul a Veracruz, tras él haberlo teñido de rojo. Renglón aparte del descarado e inequitativo apoyo con recursos públicos a la hasta ahora nada velada campaña electoral anticipada del diputado federal con licencia Duarte de Ochoa.
“Viene lo mejor”, dice el slogan oficial de la fidelidad, recurrentemente recitado por el joven e inexperto cordobés para exaltar la imagen de su mentor y padrino; “viene Yunes, guarden a sus niños”, se propala por debajo de la mesa y la respuesta del adversario con igual encono no se hace esperar. Al paso que vamos antes de que oficialmente inicie el registro de candidatos a la gubernatura de Veracruz, sin árbitro electoral creíble, la porquería, no la lumbre, habrá de llegar hasta los aparejos, deslegitimando lo que debería ser un ejercicio democrático de participación ciudadana como lo exige Veracruz.
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Difusión: Soberanía Popular
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