Silvio González / Prensa Latina
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El momento escogido por el Pentágono hace unas semanas para dar a conocer las exorbitantes cantidades de minerales preciosos aún inexplorados en Afganistán ha despertado interrogantes y suspicacias, apuntan varios sitios web estadunidenses.
Todos se cuestionan los verdaderos motivos que propiciaron la divulgación nuevamente de esta información que ya era desde hace mucho del dominio internacional pero que ahora se volvía a replicar intencionalmente en el diario The New York Times.
Blake Hounshell, editor de la revista Foreign Policy señaló que el Servicio Geológico de Estados Unidos cuenta con un amplio inventario de todos los minerales afganos y que el mismo apareció en internet desde el año 2007.
Houndshell reconoció que las guerras no se mantienen con bombas sino con mentiras. Las llamadas guerras de cuarta generación son una interesante y complicada disciplina dentro de la doctrina militar estadunidense y consiste en acciones donde no hay enfrentamiento entre ejércitos regulares, ni necesariamente entre Estados.
En 1989 comenzó la formulación de la teoría cuando William Lind y cuatro oficiales del Ejército y del Cuerpo de Infantería de Marina de Estados Unidos, titularon un documento: El rostro cambiante de la guerra: hacia la cuarta generación.
Ese año, el documento se publicó simultáneamente en la edición de octubre del Military Review y la Marine Corps Gazette y en muchas otras publicaciones especializadas.
Se trata pues de una peculiar guerra sin frentes ni retaguardias, sin tanques ni fusiles, donde la mente es manipulada sutilmente por expertos en psicología.
Es frecuente detectar la ejecución clandestina de las denominadas operaciones de “información” las cuales son utilizadas ahora con mucha frecuencia por el Pentágono, el propio gobierno de Estados Unidos y hasta por algunas inescrupulosas trasnacionales.
La guerra de la información consiste en el uso y manejo de la información con el objetivo de conseguir una ventaja competitiva sobre un oponente.
Las Operaciones de Información (“Info Ops” en inglés) es una disciplina en plena evolución dentro del mundo militar. Surge principalmente en Estados Unidos, originándose en la década de 1990 y siendo resultado de las lecciones aprendidas en la Guerra del Golfo y del así llamado “Efecto CNN” y por los avances en la tecnología de la información.
Está vinculada además a la desinformación, que es el acto de silenciar o manipular la verdad, habitualmente en los medios de comunicación de masas. En el clásico libro El arte de la guerra del gran estratega militar chino Sun Tzu se señala: “Si te conoces a ti mismo y conoces a tu enemigo, no necesitas temer al resultado de un centenar de batallas. Si te conoces a ti mismo pero no conoces a tu enemigo, por cada victoria que ganes sufrirás también una derrota. Si no te conoces ni a ti mismo ni a tu enemigo, sucumbirás en cada batalla”.
El artículo del New York Times, patrocinado por el Pentágono, aparece en momentos en que hay una creciente cantidad de información negativa proveniente de la zona de guerra y estuvo intencionalmente dirigido a revertir el sentimiento de que ese conflicto no vale el alto precio que el país paga diariamente, apunta el sitio web Portside.
Marc Ambinder, editor político de la revista The Atlantic, señaló que la práctica de republicar muchas veces información veraz pero ya conocida, está dirigida a convencer a los aliados y al pueblo estadunidense de que vale la pena tener un poco más de paciencia y continuar con el esfuerzo bélico en aquel país.
La forma en que se publicó el artículo con una cita textual del comandante en jefe del Comando Central general David Petraeus, y con el anuncio de la repentina promoción del segundo asistente del secretario de Defensa Paul Brinkley a subsecretario de Defensa, sugiere una amplia y deliberada operación de información diseñada para influir en la opinión pública sobre el curso que debe seguir la guerra.
El artículo de casi mil 500 palabras estaba basado únicamente en fuentes exclusivas del Departamento de Defensa y apareció primero en un documento de ese organismo que es una compilación de informaciones sobre seguridad nacional. Su principal objetivo era dar a entender que Afganistán tiene inmensas reservas de hierro, cobre, cobalto, oro, y otros como el litio, cosa que era ya harto conocida.
En un memorando interno del Departamento de Defensa que se le hizo llegar al autor del material periodístico, James Risen, se predecía que Afganistán podía convertirse en la Arabia Saudita del preciado mineral litio. Éste es un material imprescindible para la fabricación de duraderas baterías de pequeñas computadoras como laptops y blackberries.
En las últimas semanas los muertos y heridos en las filas aliadas se han incrementado sustancialmente y ya lleva cuatro meses la ofensiva contrainsurgente lanzada por el gobierno del presidente Barack Obama alrededor de la estratégica región de Marja y ahora parece que ha quedado estancada y sin futuro. Las encuestas más recientes muestran una notable erosión del apoyo popular al compromiso de Washington de enviar 30 mil combatientes adicionales a la zona de guerra lo que elevaría la presencia estadunidense en el teatro de operaciones este verano a más de 100 mil combatientes regulares sin contar a los centenares de contratistas (mercenarios contratados por empresas de seguridad) que ya están sobre el terreno.
También entre los aliados disminuye el apoyo a la guerra y en ese sentido el propio secretario de Defensa Robert Gates ha dicho que es necesario volver a elevar la confianza. Los aliados tienen desplegados más 34 mil efectivos en Afganistán en este momento, según la televisora Telesur. Al respecto, la aparición de ese artículo en el diario New York Times es para muchos observadores parte de un premeditado plan destinado a fortalecer la idea de que es imprescindible otorgar más tiempo para dar mayores oportunidades al esfuerzo militar actual, señaló el blog de Jim Lobe, que trata temas de política exterior.
En una entrevista del sitio web Político, su periodista Laura Rozen entrevistó al ministro de Finanzas afgano, Ashraf Ghani, quien reconoció que no puede explicarse por qué el Pentágono hizo pública precisamente ahora esa información sobre las muy conocidas reservas minerales de su país.
Difusión: soberanía popular
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