EDITORIAL
Del gremio.
Así como las policías acaban formando hermandades en las que la solidaridad es a toda prueba (por aquello de que la unión hace la fuerza) así los políticos se tapan con la misma cobija, y los curas, y los pandilleros, y futbolistas hacen lo mismo.
Lo malo del caso se presenta cuando por andar apoyando al gremio, se olvidan de que esa fuerza debe utilizarse para los fines que a ultranza han perseguido y que son los que les han merecido formar parte de esa hermandad.
En el caso específico de la declaración de varios Premios Nobel de la Paz que han decidido unir sus fuerzas para lograr que el Gobierno chino excarcele al recién galardonado Liu Xiabao; cuando por otro lado hay misiones más encomiables que podrían emprender, como una cruzada por la Paz, que bastante falta hace.
Y sin de ninguna manera demeritar el trabajo de don Liu, no se puede pasar por alto que los mentados Premios Nobel de la Paz (y en general todos los Nobel) se han visto demeritados por las nominaciones que han hecho, más acomodadas a la política y a la conveniencia del momento que a la realidad.
Pues eso de designar a Barack Husein Obama, fue una maniobra política que nada tiene que ver con la paz. O como cuando les otorgaron el jugoso premio a Yasser Arafat y a Yitzac Rabin, cuando con ellos podrían haber instituido el Premio Nobel de la belicosidad.
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