IFE: Consejo por consenso
Concluido el plazo para sustituir a tres integrantes del Consejo General del Instituto Federal Electoral, la Junta de Coordinación Política de la Cámara de los Diputados no ha alcanzado un acuerdo que garantice la mayoría calificada que requiere la votación.
La falta de acuerdo reside en las distintas visiones respecto a como debe integrarse la terna: si a partir de un acuerdo bilateral entre los grupos parlamentarios que garantice las dos terceras partes de la votación, o mediante la construcción de un consenso, que además de satisfacer a la inmensa mayoría de los diputados, dote de un mínimo de legitimidad y autoridad a los nuevos consejeros, ante el descrédito en que se encuentra el IFE.
No es un asunto menor. Se trata de una de las decisiones más importantes que tomará esta legislatura, y que será determinante en la composición del Consejo General del IFE que organizará —entre otras— las elecciones presidenciales de 2012 y 2018.
Dicha resolución enfrenta el riesgo de reproducir prácticas que han sido severamente cuestionadas por la opinión pública, como la designación de los consejeros mediante el reparto de las posiciones entre los grupos parlamentarios, o la deleznable práctica del “quitapón” —los que salen son míos y por tanto los sustituyo—, que han puesto en entredicho la independencia e imparcialidad del órgano electoral, por lo que el ínterin abre la posibilidad de construir un consenso, asumiendo que uno de los traspiés que llevó al demérito del IFE fue haber incurrido en el veto y las cuotas entre los partidos en la integración del Consejo.
Uno de los méritos en la integración del primer Consejo General del IFE fue que éste se constituyó a partir de un acuerdo integral que permitió seleccionar a individuos con capacidad, experiencia y prestigio público reconocido, que independientemente de sus diferencias y personalidades acreditó un trabajo profesional, a contrapelo de lo acaecido en 2004, cuando un acuerdo entre el PAN y el PRI excluyó al resto de los grupos parlamentarios, lo que trajo consigo un Consejo cuestionado de origen, lo que contribuyó al clima de enrarecimiento y polarización política en la elección de 2006.
El IFE surgió de una de las reformas más importantes de finales del siglo XX, cuando se eliminó la intervención gubernamental en la organización de los procesos electorales, logrando la autonomía del instituto. Por lo que pretender integrar el consejo del IFE por representación proporcional de acuerdo al número de integrantes de los partidos representados en el Congreso o mediante un acuerdo bilateral quebranta la autonomía del instituto y restablece la subordinación del mismo, ahora, a los partidos políticos.
De ahí la importancia de impedir un reparto de cuotas entre partidos y la necesidad de llegar a un entendimiento respecto a quienes asumirán una responsabilidad pública de primer orden, poniendo énfasis en su formación y experiencias profesionales, así como en sus antecedentes para garantizar autonomía del gobierno y los partidos, como condición para dotar de un mínimo de legitimidad a un instituto cuestionado, no sólo por su actuación en 2006, sino por su endeble papel ante los poderes fácticos y los medios de comunicación.
Es cuestionable que la decisión no se haya tomado en los tiempos establecidos por la ley. Sin embargo, ello abre la oportunidad de construir un arreglo al seno de la Junta de Coordinación Política, que en tanto órgano colegiado cuente con la participación de todos los grupos parlamentarios. El peor error que se puede cometer es repetir la experiencia del 2004 e integrar el Consejo General del IFE a partir de los intereses partidistas, lo que socava la autonomía y la viabilidad del IFE para garantizar equidad, imparcialidad, profesionalismo y certeza en los procesos electorales.
alejandro.encinas@congreso.gob.mx
Coordinador de los Diputados Federales del PRD
Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV
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