JAIME HERNÁNDEZ ORTIZ
Por más de 23 años que se ha tenido la planta japonesa de Honda en El Salto, Jalisco, los trabajadores de esta empresa han estado en el más completo abandono.
Despidos injustificados, precarias prestaciones y nulas condiciones de desarrollo personal y familiar han prevalecido a lo largo de esos años.
Si un trabajador se atrevía a pedir un aumento de salario era despedido; si sufría un accidente y volvía de una necesaria incapacidad era despedido. ¿Y el sindicato? Bien, gracias.
Entonces, como ahora, no han cambiado las condiciones de manipulación para que las empresas extranjeras inviertan en la entidad. Entonces como ahora, durante los gobiernos priístas y ahora panistas, siguen ofreciendo a los inversionistas extranjeros y empresarios nacionales que quieren crear o instalar una empresa, la supuesta “estabilidad laboral” para que, sin problemas con los trabajadores, hagan con ellos lo que quieran, arreglándose previamente con un sindicato de protección patronal o charro, el cual nunca hará nada por los empleados, pero a cambio mes con mes acudirá con los directivos a cobrar cientos de miles de pesos por brindarle “protección”.
¿Qué tipo de protección? Asegurarse que ningún trabajador conozca sus derechos laborales apoyando reglamentos internos de trabajo que prohíbe que se reparta propaganda sindical en la empresa, abandonando a su suerte a los trabajadores, dejando que en un fulminante e injusto cese acepten liquidaciones de miseria y detectar a líderes natos y críticos para que los corran.
El resultado es que los trabajadores tienen salarios semanales de miseria de entre 700 a 900 pesos en promedio y casi inexistentes prestaciones.
Como triste muestra y de vergüenza está el hecho que el costo de la licencia municipal que paga la empresa Honda en El Salto es de cero pesos, mientras que cualquier puesto de tacos o tienda en ese mismo municipio paga miles de pesos.
Lo peor de todo esto son varios directivos, cual déspotas y carceleros que se sienten una casta superior, humillan, maltratan y engañan a los trabajadores, pero se arrodillan y besan la mano de los japoneses.
Logro necesario
Por fortuna muchos trabajadores han reconocido que tienen derecho a defenderse y a saber cuáles son sus derechos y ejercerlos.
Cientos de ellos han logrado el amparo para el registro del Sindicato de Trabajadores Unidos de Honda de México (STUHM), en un histórico y ejemplar esfuerzo.
Hoy todo lo bueno que se haga en la empresa Honda de México se deberá directa e indirectamente a lo que ha hecho el STUHM. Todo lo malo vendrá de directivos insensibles y de líderes sindicales charros.
Ojalá que los empresarios japoneses y los directivos justos de esta empresa vean en el STUHM no a un enemigo a vencer, ni a un grupo de trabajadores a quien hay que exterminar. Por el contrario.
Ojalá que los empresarios japoneses y los directivos de Honda no se dejen llevar por malos consejos y empiecen con despidos masivos, pues una medida como esa sólo va a crear malestar social y desánimo colectivo entre los trabajadores, lo que repercutirá seriamente en la imagen mundial y prestigio que ha consolidado su espíritu nipón, que tiene alto reconocimiento por su honorabilidad y honestidad a toda prueba.
Ojalá los empresarios japoneses y los directivos de Honda reconozcan y trabajen con el STUHM, que sólo quiere oportunidades para crecer y superarse; que quiere mejores salarios, y porque la empresa simplemente puede hacerlo.
Sí se puede
Los miembros del STUHM no quieren expropiar la empresa ni oponerse a la productividad y la competitividad, quieren trabajar y aportar a ese crecimiento, pero siempre que vaya acompañado de justicia y respeto a su trabajo.
Ya no quieren que los castiguen suspendiéndolos a capricho y antojo de los jefes como actualmente se hace, no quieren que los despidan sin antes darles el derecho a defenderse, no quieren cambios de horarios que nos les permiten estudiar o completar otros ingresos, no quieren que los manden a clínicas particulares si sufren un accidente para que después los corran.
No quieren ser boletinados para que no los acepten en otros lados, no quieren estar expuestos a ambientes riesgosos sin un proyecto de vida, no quieren que los millonarios dineros que la empresa entrega a líderes sindicales charros se quede en los bolsillos de dirigentes que no eligieron y que ni obreros son, quieren que ese dinero se invierta todo en ellos, en crear espacios culturales, recreativos, en cooperativas de consumo, en becas de capacitación, en sus familias.
Ojalá que los empresarios japoneses y los directivos de Honda vean en sus trabajadores el origen de su riqueza; que vean en la dirigencia del STUHM la posibilidad de hacer de Honda de México la mejor empresa del país, no sólo por la calidad de sus productos, sino sobre todo, por el mejoramiento de las condiciones de vida de sus trabajadores. Sí se puede.
Fuente: La Jornada de Jalisco
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