Ante miles de simpatizantes que saturaron la avenida Juárez y sus alrededores, Andrés Manuel López Obrador convocó a la movilización en defensa del petróleo y la economía popular, porque resulta indignante e inaceptable que ahora, de manera descarada y prepotente, pretendan despojar a la nación del sector energético para cancelar por completo el futuro del pueblo y de las nuevas generaciones, consideró.
El presidente del Consejo Nacional del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) definió las primeras medidas de un plan de acción para impedir reformas a los artículos 27 y 28 constitucionales, que permitirían la entrega de la renta petrolera a las empresas extranjeras: el día 15 de este mes, asambleas informativas en todos los municipios y explanadas delegacionales del país y, el domingo 22, una gran marcha nacional del Ángel de la Independencia al Zócalo, donde se anunciarán nuevas movilizaciones.
En su discurso calificó de sumamente grave lo que están queriendo imponer con la iniciativa de reforma energética del Ejecutivo, y lo equiparó a un acto de traición a la patria de mayor o igual magnitud que los consumados por (Antonio López de) Santa Anna, Porfirio Díaz o Carlos Salinas de Gortari.
Subrayó que sólo con la movilización popular se podrá detener este golpe, al manifestar que es prácticamente imposible que esta pretensión sea detenida en el Congreso.
Apeló a una participación similar a la que permitió revertir las consecuencias de su desafuero como jefe de Gobierno del Distrito Federal, en 2005.
Tenemos la experiencia: ¿quién me sacó a flote?, el pueblo movilizado, porque el pueblo es mucha pieza. En la democracia es el pueblo el que manda, va a depender de nosotros, arengó mientras se escuchaban algunos gritos de adhesión: ¡no estás solo, no estás solo!
López Obrador enfatizó que las movilizaciones deberán ser pacíficas y pidió a todos cuidar “que no haya infiltrados; no permitir que se introduzcan halcones del gobierno en nuestro movimiento. Tomando en cuenta lo que está en juego, propongo que nadie se tape el rostro, en el entendido de que no estamos hablando de luchadores sociales que han decido hacerlo para evitar la represión. Nosotros no tenemos nada que ocultar”.
Miles de personas –50 mil, según la Secretaría de Seguridad Pública capitalina– se congregaron desde temprana hora en la avenida Juárez, donde finalmente se llevó a cabo el mitin, ante la negativa del magisterio disidente a cederle espacio en la explanada del Zócalo, donde se mantiene en plantón.
Desde Balderas a Eje Central, los simpatizantes del ex candidato presidencial, que llegaron desde todos los estados, ocuparon, además, importantes espacios de la Alameda Central y la Plaza de la Solidaridad para escuchar el discurso del dirigente de oposición.
No celebramos este acto en el Zócalo porque, como sabemos, allí se están manifestando, en defensa de sus derechos, los maestros del país, a quienes expresamos nuestro respeto y solidaridad, señaló.
A la manifestación, enmarcada por una manta con la leyenda no al robo de todos los tiempos, llegaron políticos e intelectuales como Porfirio Muñoz Ledo, Javier Jiménez Espriú, Carlos Payán, Elena Poniatowska, legisladores del PT, con Manuel Bartlett y Alberto Anaya a la cabeza; Ricardo Monreal, Ana Gabriela Guevara, el actor Damián Alcázar, incluso algunos senadores del PRD, como Alejandro Encinas y Mario Delgado.
López Obrador –acompañado de su esposa y de sus hijos– dijo que la pretendida reforma energética sólo busca continuar con una política de privatizaciones –bancos, ferrocarriles, empresas telefónicas y más– que data de hace 30 años, cuyos resultados han sido un rotundo fracaso para el país, pues sólo han producido mayor concentración de la riqueza y expansión de la pobreza.
Para el ex jefe de Gobierno capitalino no hay ninguna razón para privatizar el petróleo. Se trata de un vil y descarado atraco que significaría entregar de 30 a 40 mil millones de dólares anuales a las empresas extranjeras, que tratarían de imponerse en México, por encima de nuestros derechos como nación libre, independiente y soberana.
Y, por si fuese poco, afirmó que este desfalco a la hacienda pública quieren taparlo aumentando los impuestos, lo que hoy por la tarde (ayer) darán a conocer con la envoltura de reforma hacendaria. Es decir, proponen que los mexicanos paguemos la factura por la entrega de las ganancias del petróleo a extranjeros.
Subrayó que la reforma al artículo 28 constitucional significa, además, privatizar la refinación del petróleo, la petroquímica, el gas, la industria eléctrica, el transporte y la distribución de los energéticos, lo que dejaría sin margen de maniobra al país para utilizar al sector energético como palanca de desarrollo.
Aseguró que son mentiras los argumentos para respaldar la reforma energética, pues no es cierto que México carezca de tecnología para extraer el petróleo de aguas profundas. Baste decir que Petróleos Mexicanos es una de las empresas más rentables del mundo y que, desde luego, tiene los recursos suficientes para autofinanciarse. Sus ingresos anuales por ventas ascienden a 125 mil millones de dólares, 90 por ciento es utilidad y ganancia.
En cualquier caso se pueden liberar fondos con un plan de austeridad y combatiendo la corrupción de funcionarios y contratistas de Pemex y del gobierno federal. Es cosa de amarrarle las manos a los salinistas, a los panistas, como (Vicente) Fox y (Felipe) Calderón; a los discípulos de (Arturo) Montiel (ex mandatario mexiquense); a los gobernadores corruptos; a los líderes sindicales como (Carlos) Romero Deschamps y cerrarle la llave del presupuesto a los dueños de medios de comunicación, precisó.
López Obrador también arremetió contra Enrique Peña Nieto. Sostuvo que fue impuesto por quienes se creen amos y señores de México (...) con el único fin de tener en la Presidencia a un paniaguado, ignorante de la historia, frívolo, un simple personaje de escenografía.
Son tiempos de definición, subrayó, y convocó a la unidad de todos los ciudadanos de los distintos sectores sociales, económicos y políticos a frenar la reforma energética del Ejecutivo y el cobro de más impuestos.
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