DEL RITO AL VACIO.

DEL RITO AL VACIO. Javier Solórzano Zinser. Para evitarse problemas entre los legisladores y la presidencia se ha optado porque se vean lo menos posible. El informe de gobierno es la prueba más acabada de este singular síndrome. En lugar de que se establezca un diálogo que fortalezca la democracia y la comunicación se ha optado por la presentación de un documento para ser discutido en comisiones. El Presidente no se aparece por los rumbos de San Lázaro lo que provoca una absurda satisfacción entre algunos legisladores. Los informes presidenciales eran el rito más acabado para rendirle culto a los mandatarios. Aquellos informes podrían ser vistos con una alta dosis de sarcasmo e ironía de no ser por la importancia que se supone tenían. El informe tenía mucho del absurdo. Contar las veces que se interrumpía por los aplausos “espontáneos” de los legisladores y que además esto se convirtiera en una de las grandes noticias del día siguiente ofrece parte de la dimensión del rito, el servilismo, el acarreo y la ausencia de equilibrios entre el poder legislativo y el ejecutivo. El día que no dejaron entrar a San Lázaro a Vicente Fox todo cambio. Fue el final del rito. Se suponía que al corto plazo se encontrarían nuevas fórmulas que permitieran, ahora sí, el diálogo entre poderes. Sin embargo, seguimos como hace 3 años, ni para atrás ni para adelante. Las elecciones del 2006 hicieron todavía más complicadas las cosas. La negativa al diálogo por parte del PRD con el Ejecutivo ha sido una de las causas por las cuales casi nada fluye en estos niveles. Diseñar un nuevo formato significaría que los perredistas y los “otros” se estarían sentando con el presidente. La cuestión es sí lo van a hacer ahora o vamos a tener que esperar 3 años a que se vaya Calderón. Por lo pronto vendrá la pasarela de los Secretarios de Estado y tendremos que seguir esperando a que se pongan de acuerdo para lo que le urge a nuestro democracia y para lo que todos queremos ver.