• La bandera de los derechos humanos
• ¿Y la ley, apá…?
Cuando los tiranos parecen mimar, mi estimado, llegó la hora de ponerse a temblar. Caldeaditos andan los ánimos legislativos alrededor del paquetón fiscal, mientras que en el (des)gobierno federal el corito de disfuncionales declara algunas perlitas que esbozan la desesperación ante la emocionante adversidad. Por un lado, el secretario de Gobernación alcanza a afirmar atinadamente que el rechazo del IVA generalizado, léase el 2%, es sólo de algunos pues la inmensa mayoría de los mexicanos estamos (¿kimosabi?) dispuestos a hacer una contribución especial si se nos garantiza que es para la atención de los más vulnerables.
Asombroso.
Gómez Mont (¡horror!) hace suyo el peligroso populismo tabasqueño que tanto embistió el partido en el poder (del no poder) y ahora, tres años después de desarrollar con talento el actual tiradero nacional, esgrime lo mismo que su pequeño colega, el titular de Sedesol, Ernesto Cordero, con eso de solicitarle al Congreso aprobar el bodrio, por solidaridad con los más pobres. Snif:(
Ambos funcionarios jugaron con el fuego discursivo de la demagogia, aunque Fernando fue un poco más allá —lógica que no debe sorprender si se recuerda su muy sensata camorra abierta retando al organizado crimen— al argumentar que el repudio a la propuesta del nuevo IVA es de “algunos” (millones de mexicanos). La información integral con la que cuenta el encargado de la gobernabilidad del país es acorde con el sello de la casa presidencial y de este (des)gobierno. Es acorde con las afirmaciones del secretario del Trabajo (sucio), Javier Lozano que, ante la escalofriante cifra del INEGI sobre el desempleo, que en agosto sumó 2.87 millones de mexicanos, emitió un boletín alegando (the usual bullshit) que el desempleo en México es de los más bajos.
O sea, lo que quiso decir es que estamos jodidos pero hay otros que están más, yes?
Ernesto, Fernando y Javier son versátiles voceros del actual desastre. Son sugerentes ejemplos, my friend, de la incompetencia de Felipe Calderón para gobernar y cumplir su cacareada promesa del empleo. Porque en este sexenio el único empleo que hay es para los de la familia —el cínico botón del cjf (para no variar, con minúsculas) proyecta la podredumbre en la impartición de la justicia y la voracidad de sus magistrados— y los amigos. El empleo que abunda es el de la impunidad, el de la corrupción, los abusos y los excesos. Y ahora estos desvergonzados emplean humillantes maniobras mediáticas y admirables justificaciones para convencer de que ahora sí... primero los pobres. De que llegó la hora de hacer sacrificios y de apretarse el cinturón, mientras los salarios, las prestaciones, los regímenes fiscales especiales, los viáticos y los pequeños lujos son para la ilustre cúpula, intocables.
Sólo falta el detallín de balconear la estrategia del (des)gobierno. La misma que en lo oscurito se pactó con el rebaño azul para evitar utilizar la frase de un IVA generalizado. La instrucción fue hablar de un nuevo impuesto contra la pobreza.
Nuevamente demagogia pura que, junto al problema del nudo legislativo atiborrado y contaminado de complejidades políticas, no se augura un consenso sino desgaste en las divertidas negociaciones. Por lo que la frase dicha por Gómez Mont del rechazo de “algunos”, parece comenzar en la sede del Congreso donde el pleito por las atractivas Comisiones y el agandalle de las típicas lacritas tricolores ha enrarecido los espacios para las maniobras…
Que ya alcanzan al Senado, donde avanza forzadita la entrada de Arturo Chávez Chávez a la PGR pese a esa delicada sombra sobre violaciones a los derechos humanos, que francamente no resbala en el ámbito (y el ánimo) de la relación bilateral con la Casa Blanca. Sobre todo porque la bandera de los demócratas es, ha sido y será... los derechos humanos.
Ésos que en este (des)gobierno han sido atropellados con una descomunal impunidad justificando la mal llamada guerra contra el narcotráfico. Ésos que ensombrecen el rol de nuestras fuerzas armadas que están siendo pasadas a la báscula internacional… y que serán el epicentro del lamentable sexenio de Felipe Calderón Hinojosa.
Tan tan.
Por la mirilla
Preguntas cándidas: ¿no se aprobó una simpática ley donde, sin autorización judicial se pueden impunemente catear domicilios, lugares y empresas... si se cuenta con la debida información? ¿Por qué no sucedió con Peñoles de Alberto Baillères…? ¿O habrá sido un mensajito…? ¿Por qué tanto atractivo hermetismo?...
gomezalce@aol.com
miércoles, 23 de septiembre de 2009
Felipe el valiente populista
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