¿Y la clase media?
El secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero Arroyo, defendió ayer el paquete económico propuesto por el gobierno federal para 2010 con el argumento de que generará recursos para incrementar los programas sociales. “Estamos viviendo un momento crítico, en el que las familias más pobres del país no pueden esperar, no tienen alternativas”, dijo el funcionario, en la misma línea discursiva que ha seguido el presidente Felipe Calderón.
El discurso del “impuesto para los pobres” es una falacia. Si los programas sociales, como están planteados, funcionaran, no sería necesario aumentar cada año su patrón de beneficiarios; por el contrario, el número de beneficiarios debería haber disminuido sensiblemente, pues la gente que ha recibido estos “beneficios” durante años tendría que tener ya las condiciones necesarias para desarrollarse sin la necesidad de ningún apoyo gubernamental.
Eso, claro, en el hipotético caso de que los programas funcionaran. Pero más allá de la efectividad de los programas destinados a reducir la pobreza, llama la atención que en el discurso oficial –y en todas las acciones para enfrentar el shock financiero– la clase media no existe.
No hay ningún paliativo para un tercio de la población que tiene ingresos mensuales promedio de 14 mil pesos, y que están entre el séptimo y noveno decil de la tabla de ingresos.
En ese grupo se encuentra la mayoría de los 12 millones de contribuyentes cautivos, es decir, los que pagamos impuestos como el IETU o ISR. Somos sujeto de créditos de todo tipo, pero no somos suficientemente ricos para ser rescatados cuando no podemos pagar, como los banqueros. Tampoco somos suficientemente pobres para ser beneficiarios de los programas de subsidio gubernamental.
Quizá para algunos funcionarios, que hacen estadísticas en sus oficinas, un ingreso promedio de 14 mil pesos al mes parezca mucho. Pero no lo es cuando el promedio de una colegiatura en una escuela privada es de 4 mil pesos, el de una consulta médica no muy cara es de 500, una renta en un departamento de 40 metros de una colonia sin pretensiones está en 5 mil pesos y el pago una entrada al cine en pareja implica un gasto mayor de 100 pesos.
“Son tiempos difíciles, que exigen de nosotros un enorme ejercicio de solidaridad”, dijo ayer Ernesto Cordero. Habrá que decirle al secretario que la clase media ha sido tan solidaria con el país que lo ha sostenido durante las últimas dos décadas.
dpastrana@elperiodicoenlinea.com.mx
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