martes, 6 de octubre de 2009

Cuesta abajo




Cuesta abajo

Las vergüenzas para el Poder Judicial no acaban. Lo último del máximo tribunal de justicia es el que los señores ministros sufren de “vacacionitis”, ausencias por enfermedad o permisos y que, todo ello, redunda en que se hace imposible constituir el “quórum” para tomar decisiones válidas, retardando la impartición de justicia y con ello violando el artículo 17 de la Constitución que ordena: “...emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial” lo que quiere decir que en nuestra patria la Constitución se pisotea por quienes están más obligados que nadie, a respetarla y aplicarla.


Gonzalez Schmal
La indignación nacional creció cuando, a propósito de la resolución que debían emitir para la investigación del asunto del asesinato masivo de 49 niños en la guardería ABC del IMSS en Hermosillo, Sonora, los señores ministros se fueron de vacaciones y pospusieron su resolución con el agravante de que, cuando ya se les venía el tiempo encima, incluyeron entre los magistrados que están comisionados a investigar el homicidio colectivo a Carlos Ronzón Sevilla, el que, apenas meses atrás había concedido un amparo a los Bribiesca Sahagún para que la Cámara de Diputados no pudiera indagar sus tropelías hechas contra el patrimonio público.

Así se las gastan nuestros once ministros de los que, no pasan de tres los que trabajan, porque el resto se dedica a disfrutar el cuantiosísimo cobro de honorarios que no devengan, ni justifican con la holganza y desinterés por los asuntos que más importan a la nación.

Como estarán las cosas que antes del golpe de estado en el que Zedillo y el Senado suprimieron la Suprema Corte y la dejaron acéfala varios meses, había 26 ministros (21 en la Sala Superior) y todos ellos no costaban ni la mitad de lo que hoy cuestan los once. Se supuso siempre que dicha reforma era para mejorar y no para empeorar la administración de justicia como está sucediendo.

Ojalá el mal ejemplo no cunda con el resto del Poder Judicial Federal.

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