EDITORIAL
De ”pena ajena”.
El que don Felipe Calderón ande presumiendo desde Japón que les va ganando su personal guerra a los narcotraficantes. Cuando el mes que acaba de terminar ha sido el más sangriento de todo su mandato con más de 900 ejecutados en todo el territorio nacional.
Sin que el conteo pueda mostrar a los desaparecidos que luego son encontrados en fosas, a los levantados y de los que nunca se vuelve a saber de ellos, o a quienes nunca identifican y entierran en fosas comunes sin nombre.
Y cuando los asesinados en Ciudad Juárez, entre ellos 11 menores de edad que departían pacíficamente en un inmueble particular, superan en número a los que fueron ejecutados el día de San Valentín allá en los EEUU; y que fue la gota que derramó el vaso que terminó con la época de la prohibición.
Más la matanza de los 10 ciudadanos que dentro de un bar asesinaron en Coahuila; a la que siguió la de los policías de Guanajuato que fueron literalmente volados por los aires con granadas de fragmentación que les lanzaron los malosos.
Sabiendo que todas estas noticias le dan la vuelta al mundo en segundos y que quienes lo escuchan son gente muy bien informada. Por lo que los ofrecimientos de inversiones “seguras” mueven a risa y a desconfianza.
Hace que los mexicanos tengamos “pena ajena” (nos de vergüenza) de quien va como Presidente por el mundo tratando de engañar a sus semejantes (eso de garantizar las inversiones privadas en PEMEX habrá que verlo con pinzas)
Las violaciones a la Constitución por parte de quienes nos gobiernan ya son verdaderamente de escándalo. Y todavía no nos podemos organizar los mexicanos para tomar las riendas de nuestra Nación mediante un boicot. ¡Que pena!
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