Manuel Camacho Solís
¿Qué acuerdo?
24 de mayo de 2010
2010-05-24
Entre muchos se comparte una percepción de desaliento. Se piensa que el deterioro crece y no se advierten signos asequibles de mejoría. Para que esa percepción no termine siendo una profecía autocumplida, el único recurso eficaz para revertirla es tomar la iniciativa política. Como nadie tiene hoy la fuerza suficiente para detonarla, se requiere que ésta tenga una base más amplia. Existe una oportunidad de acordar que no se debería dejar pasar. Un acuerdo para reducir la violencia y fortalecer el estado de derecho puede desbrozar el camino de aquí a 2012.
Si se sigue debilitando al Estado, la violencia seguirá aumentando. Si se le fortalece, disminuirá. La principal vía para fortalecer al Estado es la de la legitimidad y legalidad. De ahí la importancia de un acuerdo que despeje el camino, sobre todo después de las próximas elecciones y ante el horizonte de la sucesión presidencial. Ahora bien, ¿acuerdo sobre qué?, ¿quiénes?, ¿cómo?, ¿cuándo?
La esencia de un acuerdo está en que ninguna de las partes imponga su contenido, sino que tome seriamente en cuenta a los otros y trabaje con responsabilidad para alcanzarlo.
Hay, sin embargo, puntos que permitirían avanzar: medidas de distensión del conflicto social, medidas en apoyo al fortalecimiento de la justicia y la constitucionalidad de la política de seguridad, acuerdo con los medios para crear condiciones de imparcialidad y libre acceso a la información hasta en tanto no se arribe a un nuevo orden jurídico, acciones que involucren masivamente a la sociedad en tareas de prevención, educación y rehabilitación; programas de inclusión en favor de los jóvenes, decisiones para asegurar un proceso electoral libre e imparcial en las elecciones presidenciales. No se necesita incluir todo, sino ir a las primeras acciones efectivas.
¿Quiénes? Las fuerzas políticas nacionales, el Ejecutivo, el Congreso, los gobernadores y representantes de la sociedad. Cada uno en lo suyo, lo que le es propio, pero todos imbuidos del propósito de ofrecerle a la sociedad y a sí mismos una salida frente al deterioro. Lo que es fundamental es superar los términos de la polarización y la exclusión que se dio en 2006. Nadie, por principio, debería quedar fuera.
¿Cómo? Lo que hoy se requiere es romper el círculo vicioso de los posicionamientos cuyo propósito es el rating y no el ejercicio responsable de la comunicación con los otros actores de la política y la sociedad. Lo que falta no es otra reunión grande de discursos defensivos o sin contenido o para soltar frases que ocupen el espacio mediático sin que logren influir en nuevas decisiones o siquiera en un cambio de actitud. Tampoco hace falta un documento para firmas al por mayor.
Lo que puede romper el círculo vicioso es que quienes no lo han hecho empiecen a hablar entre ellos y sobre todo que estén dispuestos a escuchar. Hay que hacerlo pronto. ¿Una vez que se aclare lo ocurrido con Diego? ¿Después de las elecciones? Un acuerdo disminuiría la violencia y destrabaría la política.
Coordinador del Diálogo para laReconstrucción de México (DIA)
Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV
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