miércoles, 14 de julio de 2010

La luna no es de queso



Apunte

La luna no es

de queso

JORGE GUILLERMO CANO

(Exclusivo para Voces del Periodista)



En vísperas del siguiente escarceo del poder relativo en México, el panorama no puede ser más deplorable.

De todos los frentes electoreros, guerra sucia previa; generación de ambientes inestables, invención de atentados, manoteo de apoyos federales y estatales; después, dentro de unos días, impugnación anunciada cualquiera sea el resultado.

Los partidos desdibujados en extremo, el PAN en la debacle, cooptado por el más feroz pragmatismo electorero que, además y para su desgracia partidaria, está resultando fallido, como el Estado mexicano mismo y la democracia sui generis que padecemos.

El panredé reeditando las comparsas de un priismo otrora controlado desde Los Pinos (que operaba, sin embargo, con mucho mayor éxito y sin mayores riesgos de disenso alarmante).

El presidente Calderón, de quien se dice es asaltado por la intolerancia y tiene expresiones, en el inner circle, al punto de la ira, cada vez más lejos de lograr el equilibrio interno, indispensable para imaginar su permanencia en el gobierno federal.

El PRD, o mejor dicho la camarilla facciosa que lo convirtió en su “fuerza de tarea”, y que para muchos hizo perder la presidencia a López Obrador, alejado sin remedio de la actoría que otrora tuvo.

Inercias y lana

El PRI, apostando a las mismas inercias que hace 10 años lo sacaron de Los Pinos aunque no del pastel; confiando en la inmóvil movilidad de una política que no mira más allá del zarpazo coyuntural.

En el desgarriate, que incluye a un periodismo mayoritariamente militante de las causas privadas, de uno y otro lado, el análisis se pierde en la confusión si se sigue pensando en partidos, en formaciones doctrinarias, en espacios ortodoxos de la praxis política razonablemente diferenciados en cuanto a estrategias y fines.

Porque lo que hay son grupos de poder económico que derivan, a fortiori, en la expresión política; las pugnas del dinero, entonces y como escribimos, y repetimos, son las que hacen presencia.






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La institución rebasada

Cuando surgieron viento en popa y a toda vela (como en el capitán pirata de Espronceda) los ifes y trifes anhelados (sueldos de privilegio y prerrogativas en ristre) se festinaron como una suerte de panacea contra la incultura política y el atraso democráticos.

Ahora, sin exageración alguna, parecen ser parte de una logística rutinaria. En el extremo, simple adorno de una de las “democracias” más caras e inoperantes por sus resultados visibles e invisibles.

Los consejos estatales electorales en estos momentos están prácticamente todos en cuestión, acusados de parcialidad por la otra parcialidad, impugnados sin remedio.

Los resultados electoreros se definirán por el tribunal máximo del asunto, que tampoco escapa a los flamígeros índices de quienes se sientan afectados por lo que decidan.

¿De qué han servido, entonces? -Cuestión que algunos responderán con figuraciones cuando se requieren evidencias.

Con esos “justicieros”

En el rejuego no se puede ignorar, al modo interesado de una cierta “oposición” que ha perdido la vergüenza, el hecho inconcuso de que el paniato, avalado a su manera por los transas partidarios de todos colores, ha venido usando el poder con fines claramente electoreros.

Ciertamente, como antes lo hizo el priato y lo sigue haciendo donde puede.

Así hemos visto (y seguiremos viendo en tanto la Nación siga dormida) cómo el aparato de “administración de justicia”, con sus variados eufemismos, es simple herramienta de la “estrategia” en cada coyuntura según la circunstancia. Y según el sapo.

La justicia, en sentido lato y estricto, lo mismo en el ámbito “federal” que local, está ausente en este país desde hace mucho y el sistema de tal figuración sólo responde a intereses localizados, de suyo vulgares y contrarios en todo al interés general.

Los referentes están a la vista y ni caso hay en abundar.





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Votar o no votar: no hay dilema

Es entonces del todo entendible que en las “elecciones” que vienen indiferente resulta el desenlace, el que sea. Se votará, o no, pero irrelevante se percibe el sufragio: son los mismos y nada cambiará, como no sea para peor.

Pero se votará (aunque nunca en la medida que esperan y desean los anhelantes de la legitimidad imposible) ¿Cuál, entonces, el motor, el incentivo del voto? -Lo terrenal, desde luego; la compra-venta, el cabildeo y el clientelismo; algún motivo de familia, de compadres o de cómplices.

¿Las razones de la idea, de la doctrina, de la compartición de principios? Nada que hacer, eso se acabó tiempo ha. Hoy, las pugnas del dinero (o las complicidades que se disfrazan de gesta) y nada más.

No se espere, por lo tanto, signo alguno que avale pretensiones, legales, es cierto. Que ataquen y defiendan los que para ello cobran.

Aquí la “ingenuidad” o la “obligación” de “tomar partido” (habrase visto) no tienen lugar.

Tamborazos

-Mientras el jovencito César Nava Vázquez, “dirigente” del PAN, solicita la presencia de la Policía Federal (PF) y del Ejército Mexicano para “blindar” el proceso electoral en Sinaloa, el otro líder del PRD, Jesús Ortega, rechazó la presencia de los militares. Como se ve, la “alianza” impensada no da para todo.

-Primero, un diputado local de la “oposición” perredista en Sinaloa, para volver a los templetes, inventó un intento de asalto, o de algo, cuya notoriedad interesada no pasó la prueba de las horas, siquiera. Tan burda fue la maniobra.

A los días, que una bomba estalló en el local del PAN; poco después dos artefactos más, ahora en el local del PRD y también del PRI.

Todo en vísperas de las elecciones locales (en unos días, el 4 de julio) para gobernador, 18 alcaldes y 40 diputados.

Y a ver qué más se les ocurre en el circo que termina y el que empieza.

-El congresito de Sinaloa continúa empecinado en su negativa a dar cuenta del uso de los cuantiosos recursos que del erario dispone.

Se dan ahí, en la plena opacidad, préstamos millonarios a diputados de casa (PRI) y “opositores” (panredé) que obviamente votan. Y nada qué hacer.

-Los consumidores mexicanos, particularmente de Sonora y Sinaloa, que prácticamente mantienen el comercio de Arizona en la franja fronteriza sur de los Estados Unidos, deben hacer valer su potencial, que es mucho más significativo de lo que se cree.

Si se piensa, y se actúa, en serio, se vería claramente que, en realidad, no hay motivos de fondo para ir a dejar el dinero de los mexicanos en el espacio del racismo que, por más que se disfrace, no se puede ocultar.

-De Lanzarote a la Ciudad de México, Saramago y Monsiváis, suma de ausencias que agravan el semidesierto intelectual de este mundo que ves.


Fuente: Voces del Periodista
Difusión AMLOTV

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