Martes, 04 de Enero de 2011 00:00
Escrito por Fernando Coronel Landa
El 2011 será un año clave en la contienda por el poder presidencial. Y es que es mucho lo que estará políticamente en juego este año:
Primero, porque se renuevan algunas gubernaturas de especial relevancia, como es la del estado de México (Edomex). Esta última debido al peso electoral que tiene, ya que junto con el Distrito Federal y Veracruz concentran el mayor número de electores a nivel nacional. Además, el estado de México es considerado como una aduana indispensable para el gobernador Enrique Peña Nieto en su objetivo de obtener la candidatura presidencial del PRI.
En 2011 se elijen, también, las nuevas dirigencias nacionales del PRI y del PRD. El primero de estos partidos tiene prácticamente este tema resuelto en tanto que los grupos políticos de mayor peso interno, el de Peña Nieto y el del senador Manlio Fabio Beltrones, han decidido que sea Humberto Moreira, gobernador de Coahuila, el candidato único para dirigir al tricolor en los próximos años claves políticamente para el país.
Por su parte, el PRD tiene una vez más el reto de no salir fracturado en la elección de su presidente nacional. Una división significaría para el perredismo un tropiezo más que remarcaría la debacle electoral en la que se ha enfrascado en los últimos años debido a la lucha interna que han protagonizado sus distintas tribus, en especial la encabezada por Jesús Ortega, actual líder formal del partido, y el liderado por Andrés Manuel López Obrador. Esto, sin dejar de lado la fuerza paulatina que ha venido adquiriendo el jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, quien representa ya en el PRD un factor de poder innegable pues se perfila como un claro aspirante a la candidatura presidencial. En este punto permea aún la pregunta de si Ebrard y López Obrador lograrán o no mantener la unidad en torno a un solo proyecto, o si su relación terminará tarde que temprano en ruptura.
Este año, también, se definirán las candidaturas presidenciales. Si el PRI logra salir unido de este proceso, tal como al parecer ya lo hizo en la definición de su dirigencia nacional, entonces estará muy cerca del escenario del triunfo electoral en el 2012. Claro, esto estará asimismo sujeto a otros factores, como lo que llegue a suceder en los otros partidos y las circunstancias políticas y económicas que prevalezcan en la coyuntura próxima de sucesión gubernamental. En cambio, una eventual ruptura en el PRI complicaría sobremanera su propósito –hasta el momento cercano a cumplir- de regresar a Los Pinos.
Finalmente, se perfila, éste, como el año más complicado para el presidente Felipe Calderón. Así ha sido en la mayoría de los sexenios gubernamentales pasados, y éste difícilmente será la excepción. Muchos serán los rubros que estarán sujetos a evaluación –por parte de la ciudadanía- en este último tramo del gobierno calderonista, siendo el más importante, por supuesto, la guerra frontal al crimen organizado que emprendió Calderón desde el arranque de su gobierno y que hasta el momento le ha generado más costos que beneficios.
Más complicado se percibe este tema a partir de los primeros saldos –negativos- que ya se aprecian después del secuestro de Diego Fernández de Cevallos, no sólo por el cúmulo de dudas que ha despertado su sospechosa y “reciente” liberación, sino, sobre todo, porque detrás del plagio puede estar un grupo guerrillero de corte más radical y con mayor capacidad de logística y operación para desestabilizar al país, debido a las acciones de alto impacto que ha desplegado como es el secuestro de renombrados políticos y/o empresarios. Incluso, no sería extraño empezar a ver algunos paralelismos entre lo que está pasando en nuestro país, a partir de la presunta emergencia de esta nueva guerrilla o movimiento social (hay muchas dudas aún respecto de su identidad), y lo que sucedió en Colombia hace aproximadamente dos décadas en que la guerrilla de ese país se alió al crimen organizado, narcotráfico concretamente, dando como resultado un poderoso grupo que puso en jaque a Colombia al menos los tres lustros siguientes a su irrupción como nueva modalidad.
Lo que sí es claro es que se existe en México un nuevo enemigo respecto del cual el gobierno de Felipe Calderón parece no contar con la información suficiente para poder actuar eficazmente. El ejemplo más claro de ello fue el secuestrado un prominente panista, como Fernández de Cevallos.
Llega el 2011, y con él la incertidumbre política. Ojalá que estos augurios, hoy nebulosos, logren amainar en el transcurso de este año, por el bien de nuestro propio país.
corfer1@hotmail.com y @fcoronelan (Twitter)
Fuente: La Jornada de Morelos
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