martes, 5 de abril de 2011

DENISE DRESSER VISITÓ XALAPA "ENMASCARADA"


Viernes Contemporáneo

Denise Dresser, su máscara, nuestras máscaras

Muy fashion, con lentes oscuros y acompañada de una manada de fotógrafos y reporteros, llegó Denise Dresser a su conferencia en el Museo de Antropología convocada por la asociación Otero Ciudadano. Como un gesto de consideración canceló la media hora que tenía concertada con la prensa, pues se enteró que los asistentes habíamos sido citados a las 10:00 de la mañana y ya eran las 11:00 en punto. “Que los medios entren a la conferencia y ahí hagan su trabajo”, señaló. Más tarde acordó quedarse unos minutos para las preguntas que le quisieran hacer.

Lo que Denise Dresser vino a decirnos a Xalapa no es nada nuevo. Al menos la mitad de los que estábamos reunidos sabemos de la oligarquía que gobierna este país; sabemos también que a esa oligarquía no le interesa el cambio y para acabarla de amolar sabemos que nosotros somos incapaces de realizar ese cambio. Habló de ese perro verde que es nuestra exótica democracia, muy a la mexicana, que tiene ciertas peculiaridades que en otros países sería inconcebible. Habló de los monopolios y de la vida de renta a que nos tiene obligados el señor Slim; habló de las televisoras y de la censura, habló de la violencia y de la injusticia, habló de nuestra condición y ahí, en medio del entusiasmo nos quedamos sordos.

Sorprendida quedó cuando pidió que levantáramos la mano los que supiéramos quién es nuestro diputado, y estando Ricardo Ahued presente la gran mayoría la levantó. No conforme cuestionó las actividades de nuestros representantes populares que ni nos representan y que al final llegan a pactar con esa oligarquía que los obliga a “la prolongación de un pacto inequitativo que lleva a la concentración de la riqueza”. Pacto autosustentable que nadie quiere terminar.

Pero la mayoría lo sabe y eso agrava la situación. Porque desconocerlo nos libraría de la culpa de omisión. La pregunta es ¿por qué entonces no hacemos nada?

El mexicano es un ser que se esconde en sus propias máscaras. “Mascara el rostro, máscara la sonrisa” dice Paz. El mexicano, dice el Nobel, es como un ser que se encierra y se preserva. “Atraviesa la vida como desollado; todo puede herirle, palabras y sospecha de palabras. Su lenguaje está lleno de reticencias, de figuras y alusiones, de puntos suspensivos; en su silencio hay repliegues, matices, nubarrones, arco iris súbitos, amenazas indescifrables. Aun en la disputa prefiere la expresión velada a la injuria” (Máscaras mexicanas).

Un sujeto así está imposibilitado para buscar un cambio, antes bien, en su cómoda evasión, prefiere que los demás le digan lo que debe hacer. Bueno fue el ejemplo de la Dresser cuando advirtió que Felipe Calderón llamó a los mexicanos a hablar bien de México, coincidentemente el gobernador en Veracruz busca persuadirnos para no hablar mal de Veracruz.

Denise Dresser, con su particular estilo de decir las cosas nos exhortó a buscar ese cambio, pero no un cambio oficializado, como lo promueven las televisoras, sino un cambio personal, que va desde los asuntos pequeños, hasta los más relevantes; desde levantar la basura que tiramos y que tiran los demás, hasta el pago puntual de nuestros impuestos. Si sabemos que este país no va a cambiar por la voluntad de nuestros gobernantes ni por la de nuestros representantes, somos nosotros los que debemos buscar ese cambio.

Nos entusiasmo y al final se escucharon voces conmovidas que agradecieron su presencia. Pero son voces de personas que después del entusiasmo vuelven a sus lugares a sentirse cómodos, a acariciar su perro y esperar su cena. Son personas como Harry Jackson que mientras estuvo en la nómina del poder hacía todo lo que dijera el señor gobernador, el “gran tlatoani de la Fidelidad”, pero una vez fuera, repudiado, hasta asiste a estas conferencias para descubrir y descubrirnos su vocación demócrata. Hubo personas jóvenes que asistieron por equivocación, pensando que en la conferencia también iba a estar Omar Chaparro y la licenciada Pamela Juanjo; son personas que van a empezar a leer porque se los pidió Beny Ibarra, personas que fueron a ver Presunto Culpable porque la recomendó Galilea Montijo. Son personas que se pusieron su máscara y asistieron al Museo a escuchar a una mujer valiente, pero llegando a su casa se quitaron la máscara, encendieron el televisor y la olvidaron por completo.

La misma Denise llegó con su máscara. Los lentes oscuros de diva, su vestido “totalmente Palacio”, su caminar de Dama de “La Lotería” y esa actitud de conocer la respuesta a todo. Qué bueno que la conferencia no se trató de los “10 puntos para cambiar México”. Nada más por eso no pensaba asistir. Ya me imaginaba a Denise, bajando del monte Sinaí de la sabiduría, con sus tablas de la Ley, su Decálogo para cambiar a este país. Afortunadamente, antes de empezar la conferencia, Denise se quitó la máscara y nos miró de frente para echarnos en cara nuestra pasividad.

Al final de la conferencia, exhausta, culminó con una letanía, apagada la voz por la sed declaró su amor por México y entonces entendimos que a este pinche país también le tenemos un enorme cariño; aunque nos esté llevando la chingada.

Armando Ortiz aortiz52@hotmail.com


EL CAMBIO ESTA EN TI Y EN MI....EL SENDERO DE VERACRUZ, ROMPIENDO EL CERCO INFORMATIVO.http://elsenderodeveracruz.blogspot.com/

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