RAÚL MORÓN OROZCO
Lo ocurrido en días pasados en el estado de México respecto a la designación de candidatos al gobierno estatal, no ha sido una coincidencia, sino el acomodo de las cartas de la baraja política que realizan los partidos y los políticos con miras al año 2012.
Primero habría que señalar que la designación del candidato del PRI, a quien se ha insistido en señalar que es el candidato de la “unidad”, no representa realmente la unidad, sino la carta garantía para que Enrique Peña Nieto pueda seguir perfilándose como el virtual candidato de ese partido rumbo a la Presidencia de la República en el 2012.
En primer lugar porque Eruviel Ávila no era el candidato predilecto de Peña Nieto, ni del grupo al que representa, el famoso grupo Atlacomulco, quien desde sus inicios hizo todo lo posible por tratar de imponer a Alfredo del Mazo Tercero, hijo del ex gobernador del estado de México Alfredo del Mazo, uno de los parientes y principales protectores, promotores e impulsores de “peñanietismo” y del “priísmo” mexiquense.
Haber impuesto a Alfredo del Mazo hijo, como candidato del priísmo mexiquense, hubiera implicado para Peña Nieto el riesgo de la división interna del partido y una muy probable escisión de los seguidores de Eruviel Ávila, que era, según las encuestas, el mejor posicionado rumbo a la gubernatura, a pesar de no pertenecer al grupo Atlacomulco. Dicho de mejor manera, la separación de Ávila del priísmo en el estado de México lo hubiera convertido en una atractiva oferta para otros partidos políticos que pudieran eventualmente ofrecerle la candidatura al gobierno del estado por un partido de oposición, inclusive, por qué no decirlo, de la alianza PAN-PRD, como anteriormente ha ocurrido en los casos de Oaxaca, Puebla, Sinaloa y Guerrero, recientemente.
Bajo esa posibilidad al contender Eruviel Ávila por otro instituto político distinto al priísmo hubiera comprometido seriamente el resultado de la elección en el estado de México y con ello la propia candidatura de Enrique Peña Nieto dentro del PRI a la Presidencia de la República, lo que evidentemente lo obligó a retroceder en sus intenciones, inclinando la línea y la balanza de la sucesión hacia Eruviel y no hacia Alfredo, recurriendo a las viejas y conocidas prácticas priístas de decidir desde el gobierno lo que no es capaz de discutirse en el partido, en aras de conservar su interés presidencial; lo que nos deja ver desde ahora con toda claridad que la elección en el estado de México, será contra Peña Nieto, y no contra Eruviel, ni contra el PRI, es decir se prepara una elección de Estado.
Frente a este resultado, las reacciones del PAN no se hicieron esperar, la misma estrategia de Peña Nieto la realizó Felipe Calderón Hinojosa desde Los Pinos, imponiendo a quien se aspira a convertir en el candidato de la alianza PAN-PRD: Luis Felipe Bravo Mena, su secretario particular.
Para Felipe Calderón haber manipulado la designación de Luis Felipe Bravo Mena como candidato de “unidad” del panismo le asegura también tener la posibilidad de desplazar al PRI del estado de México y gobernar la entidad con el mayor número de electores del país, como una estrategia de Estado para asegurar la continuidad del PAN en el gobierno federal.
Un ejemplo de ello fue la operación política realizada desde Los Pinos para obtener en la consulta ciudadana respecto a la alianza PAN-PRD cerca de 200 mil votos en favor de esa propuesta, que no queda duda, fueron votos del panismo y no del perredismo, justamente con miras a la imposición de un candidato del PAN, que abandere dicha alianza, como la propia Secretaría General de ese partido lo confirmó ante los medios de comunicación nacionales.
No queda duda entonces que el resultado de los 200 mil votos de la consulta con la intervención directa de Los Pinos bajo la mano y dirección de Felipe Calderón, tenderá a multiplicarse, convirtiendo la elección del estado de México en una elección de Estado, en una elección del gobierno federal contra el gobierno de Peña Nieto, en donde el triunfador será quien logre desviar un mayor número de recursos y apoyos de programas públicos con fines electorales, y quien logre movilizar la mayor estructura burocrática de ambos gobiernos, con fines de operación política.
Por su parte, en el PRD la votación se partirá entre algunos seguidores de Nueva Izquierda y Jesús Zambrano y la gran cantidad de seguidores de Andrés Manuel López Obrador, firme promotor de la candidatura de Alejandro Encinas, quien eventualmente, ante la cerrazón de algunos dirigentes del partido, pudiera convertirse en el candidato de la Alianza PT-Convergencia, que sin duda contará con el apoyo mayoritario de la auténtica base perredista y militantes de la izquierda mexiquense.
Bajo este acomodo de piezas políticas, la elección del Estado de México no será entre Eruviel Ávila, Luis Felipe Bravo y Alejandro Encinas, sino entre Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa y Andrés Manuel López Obrador, pues lo que se encuentra en juego, es nada más y nada menos que la propia Presidencia de la República en el 2012, para la que resultará fundamental el voto emitido en esa entidad federativa.
Ojalá que en esta elección de Estado se imponga la razón y el análisis crítico de los electores por encima del autoritarismo despótico, pragmático, centralista y controlador del poder político representado por el gobierno federal y el gobierno mexiquense, resaltando que la verdadera alternativa de cambio ciudadano se encuentra en la izquierda, rumbo a la construcción de un gobierno diferente, de un gobierno donde sea la gente quien decida el destino de las políticas públicas y las acciones de la administración estatal, sin la manipulación de gobernantes enfermos de poder, que lo único que buscan es: unos, recuperar el poder perdido después de 71 años y otros, conservarlo para seguir dirigiendo el país a la ruina bajo una visión de derecha, como lo han hecho en los últimos 10 años.
Fuente: La Jornada de Michocán
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