Por Eduardo Ibarra Aguirre
Si diariamente se desplazan 45 mil soldados en la llamada Guerra contra el narcotráfico y las recomendaciones emitidas por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, durante 2008, a la Secretaría de la Defensa Nacional sumaron 671, entonces “no son muchas” y también “son aceptables” los resultados del Ejército en materia de respeto a las garantías individuales.
La lógica del enfoque porcentual que no se atrevió a verbalizar, quizá a falta de una calculadora, corresponde al general Jaime Antonio López Portillo .
El director general de Derechos Humanos de la Sedena , a quien le pagan con los impuestos de usted, generoso lector, por vigilar e impulsar que se respeten las garantías individuales dentro de la sociedad vestida de verde y en la relación de ésta con la civil, ilustra más y mejor su preocupación de limpiarle el rostro al alto mando militar, encabezado por Guillermo Galván Galván , cuando aseguró a Jesús Aranda ( La Jornada , 23-II-09) lo siguiente: “Estamos hablando de un despliegue diario de 185 mil hombres y mujeres, y de mil 200 quejas (ante la CNDH ), de las cuales sólo 671 dan lugar a recomendación y 15 recomendaciones en el último año; estimamos que el número de quejas no es mucho en relación con la gente que tenemos trabajando. Esto habla de que el adiestramiento del personal es el adecuado”.
Autosuficiencia y cinismo por separado, López Portillo no es consecuente con su reprimida lógica porcentual y oculta del último informe que rindió José Luis Soberanes Fernández que de los 5 mil 921 expedientes de queja elaborados por la CNDH , la Sedena ocupó el primerísimo lugar con 633; el Instituto Mexicano del Seguro Social, el segundo, con 478; y la Procuraduría General de la República , el tercero, con 303.
Más aún: Del 1 de enero de 2000 al 31 de diciembre de 2008 el número de quejas contra militares, presentadas ante la CNDH , ascendió a 2 mil 966. Cada una de ellas puede implicar el atropello de varias garantías individuales. Es decir, 1.01 diariamente. Y en 2008, con mil 200 la tendencia se acentuó al pasar a 3.28 quejas cada 24 horas.
Es preciso tomar en cuenta el altísimo grado de impunidad que prevalece en México, amén de que el Ejército más que respetado es temido. El terrible resultado es que se denuncia ante el Ministerio Público una mínima parte de lo que diversas organizaciones enuncian así: “han cometido cientos de violaciones graves a los derechos humanos; han ultrajado ancianas, señoras y menores de edad; han asesinado a ciudadanos en los retenes; han torturado, saqueado hogares, desaparecido personas; han detenido ilegalmente, y (han perpetrado) muchas atrocidades más, y eso no lo dice el titular de Derechos Humanos de la Sedena ”.
Integrado por 202 mil 355 elementos, el Ejército tuvo 200 mil desertores del 1 de diciembre de 2000, con Vicente Fox Quesada , al 16 de enero de 2009, bajo Felipe de Jesús Calderón Hinojosa . Con tan apabullante inestabilidad sólo a López se le puede ocurrir la grotesca presunción: “esto habla de que el adiestramiento del personal es el adecuado”.
Los jefes de la milicia hacen una invaluable e involuntaria aportación al narcotráfico y el crimen organizado al colocar en el mercado laboral a hombres y mujeres aptos en el uso de las armas y la disciplina.
Contrario a las declaraciones del alto mando, el fuero de guerra ha sido un manto de impunidad para proteger a los violadores de los derechos humanos y las cúpulas del poder militar. Como postula el general y doctor José Francisco Gallardo Rodríguez , la justicia militar es “de mando”, depende directamente del general secretario. La argucia de su existencia para tutelar la disciplina castrense por ser ésta el soporte del Ejército, es insostenible. Quien sostiene a las instituciones del Estado es el pueblo, no la disciplina militar.
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