viernes, 13 de marzo de 2009

Javier Solórzano Zinser Vitral


Jugó de local



Nicolas Sarkozy impuso condiciones y además se dio el lujo de darle un coscorrón a los senadores cuando le dijeron desde la Cancillería que no tocara el caso de Florence Cassez porque “no iba a tener simpatía entre los legisladores”. Contra lo que se piensa, fue un senador priísta, leyó usted priísta, el que de manera imprudente mandó la señal que fue recibida también de manera imprudente en la Cancillería. No tenía Patricia Espinosa por qué  meterse en estos enredos y más con el trabajo que le ha costado ir levantando los platos rotos que dejó Fox.

A Sarkozy lo dejaron moverse a su antojo, y de no ser por algunos momentos de Calderón, terminó por imponer la agenda; sólo faltó que se sumara a la causa del Liceo Francés contra  la construcción del paso a desnivel en Polanco. Echó por delante a Cassez porque en Francia el tema está en todos lados y porque le es rentable. El gobierno mexicano para evitarse problemas terminó aceptando una dudosa y singular comisión binacional, la cual no tiene nada que ver con el Tratado de Estrasburgo. El asunto es sencillo aunque no parezca: si Cassez quiere que la extraditen, que lo solicite, para lo cual ya cuenta con el apoyo de su presidente y de su guapa y mediática esposa. El gobierno de Calderón tiene que decidir sin necesidad de andar creando comisiones. Debe apegarse al Tratado de Estrasburgo y más le vale que no deje de leer las letras chiquitas; debe analizar y decidir.

Florence Cassez es ante la justicia mexicana, por lo menos hasta ahora e independientemente de los amparos que se puedan interponer, culpable del secuestro de una familia más allá de la torpeza, por no decir otra cosa, de la PFP, la cual hizo una puesta en escena para verse en su espejito y para que doña tele hiciera lo propio.

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—¡Ooops! Germán Martínez no conoce el pasado beisbolero de Agustín Carstens. Lo conocen en la liga Maya, Tolteca y Olmeca. La olvidable y ya reivindicada rechifla  no fue evidentemente por el “piconazo”, a cualquier pítcher le puede pasar. Digamos, como Clinton, “es la economía, estúpido”.

—De que la agricultura deja, deja. Se fugó y cada vez que están cerca de detenerlo no hay quien no se entere; la estrella 701 de Forbes lo sabe “agradecer”. 



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