sábado, 28 de noviembre de 2009

Entre intimidaciones y apoyos, las electricistas siguen en huelga de hambre




México, DF. A las dos de la mañana, un convoy de la Policía Federal puso en estado de alerta a las electricistas en huelga de hambre.

“Nos agredieron verbalmente. Gritaron insultos y nos decían: ‘¡vamos a volver, luego venimos!’”, relató Alejandra Rojas, una de las sindicalistas plantada en este acto de protesta.

“Nosotros les respondimos pero, claro, nos dio miedo, el miedo normal de cualquier mujer”, dice Alejandra, una joven madre de dos pequeños, que está aquí para defender su empleo, en espera de que el director general de la Comisión Federal de Electricidad responda a una demanda central de este movimiento: “diálogo y negociación”.

¿Y pudo ser que el convoy haya pasado por aquí casualmente? “No. No se me hace casual”, dice Alejandra.

Así fue como comenzó, entre sobresaltos, la quinta jornada de acción política en el campamento instalado por once mujeres integrantes del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) frente al acceso principal del edificio sede de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Durante la mañana del jueves, un contingente de policías federales armados y con equipo antimotines (cascos, escudos, toletes…) se apostó en las inmediaciones del inmueble, en lo que pareció una operación disuasiva del cuerpo de seguridad gubernamental.

Los policías fueron recibidos con gritos de “¡aquí, se ve, la fuerza del SME!”. Y durante varios minutos, mientras el centenar de agentes se acomodaba en línea horizontal, los electricistas formaron una valla, cara a cara, con los puños en alto. Los esmeítas lograron su objetivo y desde ayer, jueves, el edificio de la CFE está totalmente cerrado y ya nadie entra.

“Los policías se fueron como a las seis de la tarde” (del jueves), dicen los electricistas que acompañan a las once mujeres, todas de diferentes departamentos dentro de Luz y Fuerza, de ente 20 y 40 años: Cielo, Karla, Iris, Evelyn, Teresa, Elena, Isabel, Diana, Judith, Mónica y Alejandra.

“No estamos solas”, dice Alejandra, sin maquillaje, con el pelo suelto, bien abrigada, aunque, como sus otras diez compañeras, ya resiente los efectos de cinco días de ayuno: mareos, náuseas, dolor de cabeza.

Todos los días de esta semana ha habido gente alrededor de las tres casas de campaña montadas sobre una acera de Paseo de la Reforma. No sólo los miembros del SME. Han llegado aquí los representantes de otros sindicatos y vienen con botellas de agua, flores, expresiones de apoyo y mucha energía para gritar consignas cuando los transeúntes se detienen a mirar y leer carteles: “¡No paguen luz, no paguen luz…!”.

Entre los visitantes hay muchas mujeres, oficinistas, empleadas de comercios, estudiantes, jubiladas, que voluntariamente se acercan y ofrecen palabras de aliento. Para este domingo, las huelguistas esperan la presencia de una organización de derechos de las mujeres, “Paz es amor”.

Una de las mujeres que se han sumado a las electricistas, a quien simplemente conocen como La Güera, se ha dedicado a organizar actividades de entretenimiento, con acento político y humor.

Ataviada con una camisola y un casco de electricista, La Güera anima a los solidarios que rodean el campamento con un peculiar canto:

“Cuando se muera Felipe…

“Que lo entierren boca abajo…

“Por si se quiere salir…

“Que se vaya para abajo…”

Los presentes ríen, aplauden, se animan. Así transcurre otra jornada de protesta, entre esmeítas.



Fuente: SME
Difusión: AMLOTV

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