lunes, 18 de enero de 2010

Del Presidente Sol.


Del Presidente Sol.

Por si todavía no hubiéramos perdido completamente la dignidad y el respeto internacional (la brújula la perdimos desde hace tiempo, y eso lo sabe la comunidad entera) el señor Calderón, en un arranque de esquizofrenia (no se le puede llamar de otra manera) conminó al cuerpo diplomático acreditado en el extranjero para que hablen bien de México.

Y supongo que en un “te lo digo a ti mi hija, entiéndelo tu mi nuera”, nos conminó a quienes ejercemos el periodismo a no hablar mal de la Patria.

Confundiendo, de ahí viene la esquizofrenia, el Estado, con la Patria; pues una cosa es criticar sus actos de gobierno y sus arbitrarias decisiones (sin soslayar sus mentiras y sus promesas fallidas) y otra muy distinta es hablar mal de México.

El que los empresarios estén abandonando casi en éxodo el territorio, se debe a la inseguridad que vivimos todos los mexicanos; solo que no todos podemos cambiar de residencia y de nacionalidad, nada más los ricos.

El que las inversiones ya no lleguen es otro de los factores en los que los mexicanos no intervenimos, solo su Gobierno. Y nada de eso tiene que ver con hablar mal de la Patria. El petróleo y su dinero tampoco nos lo acabamos los ciudadanos que, para ser francos, ni siquiera sabemos en dónde están.

Los mexicanos no somos el hazme reír del mundo. Damos lástima, que es muy distinto. Pues el que una nación tan rica como la nuestra se encuentre en ruinas, es más responsabilidad del saqueo al que hemos sido expuestos por parte de la clase gobernante (la oligarquía) que a la indolencia y la abulia de un Pueblo fastidiado, empobrecido y desesperanzado hasta de su Patrona, la Virgen de Guadalupe que, al parecer solo se conduele de unos, evidentemente no de todos.

El que la mente de don Felipe I confunda la critica a su Gobierno con el hablar mal de la Patria, nos lleva a pensar que no tarda en decir: “El Estado soy Yo”.

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