El 11 de junio se cumplió un año de la resolución emitida por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) con la que se pretendió cancelar el derecho de los ciudadanos de Iztapalapa a emitir su voto. Los magistrados que dictaron esta resolución lo hicieron a sabiendas de que era injusta, arbitraria y contraria a derecho. Ha quedado demostrado que la resolución del TEPJF estuvo apartada de los principios elementales de la justicia; que fue regida más por la política que por la ley; que se trataba de imponer a toda costa a una persona por encima de la voluntad del pueblo y de entrometerse de forma indebida y grosera en la vida interna de un partido político.
Afortunadamente, los intereses que motivaron esta resolución fueron derrotados, triunfó la civilidad democrática y se recuperó el valor del sufragio.
La voluntad del pueblo es más poderosa que mil conspiraciones juntas y que todas las intrigas palaciegas. La imaginación y la fuerza de los ciudadanos le ganaron la batalla al desánimo, triunfaron la alegría y la voluntad de cambio.
Esto no se olvida. El tribunal electoral abdicó de su función básica, que es garantizar el respeto irrestricto de los derechos políticos de los mexicanos, para transformarse en un obstáculo para la democracia. Esto no puede continuar: el órgano responsable de impartir justicia electoral y garantizar la democracia no puede seguir en manos de un grupo de magistrados sujetos al control político de las cúpulas de los partidos. Por eso, esa resolución no se olvida y seguiremos luchando hasta sanear las instituciones de la República y lograr que la democracia sirva para resolver los problemas que enfrenta a diario la ciudadanía.
Clara M. Brugada Molina
Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV
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