Martes, 23 de Noviembre de 2010 00:00
Escrito por José Martínez Cruz
Se realizó el Congreso Social hacia un nuevo Constituyente con la presencia de cientos de delegadas y delegados de todo el país.
Previamente se habían efectuado congresos estatales. Ahí reunidos en el auditorio del SME y en sedes alternas en tranviarios, telefonistas y la escuela técnica, se discutió ampliamente durante tres días cual es el proyecto alternativo de nación desde la perspectiva clasista e independiente de la clase trabajadora en este momento de crisis. Muchos fueron los temas abordados, sobre todo para enfrentar la reforma laboral panista pro empresarial, la militarización y su cauda de 30 mil muertes en el supuesto combate al narcotráfico, las alternativas ecosocialistas ante el cambio climático, la necesaria unidad con las fuerzas antineoliberales de cara al 2010 y mas allá, entre otros. Un tema relevante fue la iniciativa que realizó el SME hacia un proyecto político clasista en defensa de los derechos de las y los trabajadores.
Cuando el pasado 30 de octubre, ante más de 50 mil trabajadores electricistas y sus familias, así como organizaciones solidarias, reunidos en el Estadio Azteca, el compañero Martín Esparza, Secretario General del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), realizó la propuesta de constituir una agrupación política nacional en la perspectiva de construir una organización que luche por los derechos del pueblo y los trabajadores y por el poder se abrió públicamente la posibilidad de avanzar en un proyecto urgente y necesario para defender los intereses históricos de la clase obrera en nuestro país. Esta iniciativa es un paso muy importante en la dirección de un instrumento para lograr la independencia política de los trabajadores mexicanos.
Así lo vislumbramos desde los trabajos del 12 Congreso del PRT de agosto pasado, especialmente en la resolución Caminos en la ruta hacia la construcción de un partido revolucionario (publicado en http://www.prt.org.mx/). Esta iniciativa ocurre en momentos de crisis profunda, cuando amplios sectores de la población tienen la mirada puesta en que la pesadilla del gobierno espurio de Calderón termine ya. Para el SME es un paso muy importante luego de haber resistido durante un año con más de 16 mil trabajadores que no aceptan ser liquidados y cuando el SME es puntal de la unidad de luchas sociales de resistencia contra el neoliberalismo y que pueden apuntar hacia posiciones clasistas y anticapitalistas. Por lo que es la trayectoria de lucha del SME, no solo de sus casi 100 años, sino especialmente en la lucha contra la extinción de la CLF la dinámica del movimiento es claramente de oposición, clasista y de ruptura radical con el poder actual. La intransigencia y prepotencia de Calderón y la experiencia en este año, han abierto un proceso de radicalización y concientización muy importante. Estamos conscientes de que no se trata de una decisión exclusivamente coyuntural ante el entusiasmo de decenas de miles reunidos para demostrar que no están vencidos ni derrotados. Es un proyecto que ha venido ganando terreno en la conciencia de diversos sectores que saben que las luchas aisladas no permiten triunfos ni evitar golpes autoritarios y represivos y que estos golpes antiobreros son parte de una política de la oligarquía en el poder que requiere también una respuesta y alternativa política. Si la lucha social no tiene instrumentos políticos propios, dependerá básicamente de alianzas con organizaciones y fuerzas políticas que no tienen una perspectiva clasista de largo plazo ni mucho menos un programa anticapitalista o socialista, como ha ocurrido durante años en que no se ha logrado producir la ruptura orgánica de la mayoría de las y los trabajadores con los partidos de la burguesía y corrientes reformistas. Por eso es importante un proyecto político de lucha por el poder, no solamente contestatario o defensivo. Este proceso puede avanzar en una dinámica no solamente antineoliberal, sino también anticapitalista, en la medida en que se definan con claridad orientaciones programáticas que partan de las necesidades concretas que hoy tienen movimientos como el del SME de resolver demandas como el empleo y el respeto a sus conquistas históricas, ligadas a las luchas de otros sectores de la población trabajadora en contra de las políticas capitalistas.
Esta convocatoria también permite avanzar en la definición política en un momento en que las contradicciones sociales se aceleran. En este sentido, el que en el llamado de Martín Esparza se haya usado la fórmula de agrupación política nacional hace una distinción con respecto a la noción legal de partido político, es decir de un partido electoral; ya que no hay posibilidades legales de registrar a un nuevo partido antes de 2012 pero con la ventaja de que no se define como partido electoral, sino como “agrupación política”, lo que apunta una perspectiva de lucha que va más allá de una campaña electoral coyuntural y de métodos de lucha que no se restringen a los comicios, sino a la acción política en la calle como ha caracterizado a la acción del SME este año .Esto es más importante en la medida en que todo apunta a que el sistema político electoral mexicano y sus reglas actuales también harán crisis en 2012. Como en toda crisis, la disyuntiva entre el fortalecimiento del sistema antidemocrático dominado por las burocracias de los partidos de la burguesía y sus aliados que buscan mantener su hegemonía por un lado, y la emergencia de un poderoso movimiento social que modifique la correlación de fuerzas a favor de la clase trabajadora y los movimientos de resistencia social, está planteado claramente. Al pronunciarse por participar en 2012, Esparza abre la puerta para que la futura organización haga alianza electoral con la campaña de AMLO. Al hacerlo así abriría un flanco más amplio de unidad no solo para las demandas de los movimientos, sino para una perspectiva política propia de los trabajadores. En el gran bloque opositor encabezado por AMLO, el movimiento político de los trabajadores que propone la dirección del SME fortalecería la presencia y expresión propia de los trabajadores, al mismo tiempo que la unidad amplia. Es necesario abrir un gran debate en el conjunto del movimiento social para potenciar esta perspectiva clasista. Un proyecto de esta naturaleza, si logra penetrar con profundidad entre las filas de la clase obrera y los movimientos sociales, tiende a reconfigurar las relaciones sociales y políticas desde abajo, sin quedarse en los límites marginales de una protesta aislada, sino que puede transformarse en un instrumento fundamental para cambiar la correlación de fuerzas entre las clases sociales. Por ello, desde las mesas del Congreso Social muchas organizaciones saludamos esta iniciativa en la construcción de un instrumento político capaz de organizar a amplios sectores de masas de las y los trabajadores, mediante la unidad y la independencia clasista.
Fuente: La Jornada de Morelos
Difusión: Soberanía Popular
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