Sopa de letras
JOSé GIL OLMOS
MÉXICO D.F., 8 de abril (apro).- Recientemente el PAN difundió un juego de letras con el que lo mismo busca resaltar los defectos de PRI, como la corrupción, que vincular historias negras de personajes como Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa y Beatriz Paredes. Con esta estrategia, los panistas buscan diferenciarse de los pecados cometidos por los priistas, pero los cambios en la Secretaría de Educación Pública nos hacen ver lo contrario y que, como dice el refrán popular, del plato a la boca se cae la sopa.
Como hemos expresado en artículos anteriores, todos los partidos en México comparten una misma cultura política que pensábamos era exclusividad y patente del PRI: Corrupción, juego de intereses, solapamiento, negocios, prebendas, complicidad, etc., son algunos de los vicios que arrastran los partidos, incluido el PAN.
¿O cómo entender que el primer día de labores el nuevo secretario de educación Alonso Lujambio, se haya reunido con Elba Esther Gordillo rindiéndole honores, diciendo que es "toda una dama" cuando entre los mexicanos se le reconoce como el ejemplo más vivo de la corrupción de la política nacional?
Por su proximidad, el caso de la renuncia de Josefina Vázquez Mota a la SEP y la llegada del exconsejero electoral y presidente del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), Alonso Lujambio, no se puede entender sino en el marco de las negociaciones del PAN con la líder del SNTE para que, en las próximas elecciones federales del 5 de julio, opere en favor del partido en el gobierno y alcance una mayoría relativa en la Cámara de Diputados.
El PAN, como lo hacia el PRI cuando gobernaba, esta recurriendo a todo para ser la mayoría en el Congreso de la Unión y desde ahí apoyar ciegamente todas las iniciativas de Felipe Calderón.
Concientes de que en estas elecciones se juegan la mitad del sexenio, los panistas están peleando con todo para quitarle a los priistas la posibilidad de convertirse en la primera fuerza política. Apenas el pasado martes 7, el dirigente de Acción Nacional, Germán Martínez, peleó a los priistas la candidatura del dirigente del sindicato del IMSS, Valdemar Gutiérrez, para hacerlo su candidato a diputado federal. Y lo logró.
Los sindicatos tienen un poder que el PRI supo cultivar y lo integraron a su estructura orgánica durante los 70 años de gobierno ininterrumpido. El PAN, desde que llegó al gobierno, hizo lo mismo, dejando intacto el corporativismo sindical que tanto daño ha hecho al sistema político mexicano.
Así, personajes como Elba Esther Gordillo no extrañaron el cambio de partido en el gobierno, por el contrario, se beneficiaron y acrecentaron su poder.
Desde el gobierno de Vicente Fox, pero sobre todo desde que Felipe Calderón llego a los Pinos, el poder de la maestra Gordillo se ha acrecentado de manera ilimitada y grave. Lo mismo pone a su gente en puestos claves de gobierno desde donde actúan impunemente a su favor, que promueve cambios en el gobierno, como fue la salida de Josefina Vázquez Mota y la llegada de Alonso Lujambio, quien llegó palomeado por la propia dirigente del SNTE.
Es claro entonces que su agresiva campaña electoral contra el PRI, el panista Germán Martínez esconde los defectos que comparte con su adversario y esa misma sopa de letras, ese juego de relacionar historias negras con personajes reprobables se les podría aplicar sin caer en falsedades.
Pero lo mismo pasaría con el PRD, el PVEM y el PT. No hay diferencia.
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