jueves, 25 de junio de 2009

CIA, ELECCIONES EN IRÁN

Rodolfo Sánchez Mena en su columna Juegos del poder, de RazonEsdeSer.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA) realiza innovaciones subversivas en las elecciones de Irán, contra los resultados que favorecen a Mahmud Ahmadinejad y a su guía Ali Jameini, con el fin de promover al derrotado Mir Hossein Musavi. La Agencia moviliza a los confundidos seguidores del vencido, por medio de informaciones parciales y sin contexto, para sustentar que se cometió un “fraude”; la Agencia es propositiva, se deben reponer las elecciones.

¿A quién le importan las elecciones de Irán en el mundo, aparte de la CIA ? Las elecciones de Irán y el triunfo de Ahmadinejad, son identificados en el mundo gracias a la difusión que la CIA promueve para condenarlas y seguir satanizando al vencedor. La difusión de estas elecciones y del triunfador, no son equiparables a la importancia de las elecciones europeas que ya han sido olvidadas.

Gracias a la promoción de imagen de la CIA , Ahmadinejad, se ha colocado entre los famosos como una figura de los “malos”. El mensaje para promover la intervención de la mal llamada “comunidad internacional” para resolver el fraude en Irán, se refiere en realidad a que Bush y sus aliados de Londres-Tel Aviv buscan apoderarse del petróleo de Irán.

El modelo de promoción del “fraude” se opera a través de la interconexión de la Central con equipos de telefonía móvil e Internet, para movilizar, neutralizar y liquidar, en su caso obstáculos, para crear confusión deliberada.

En la guerra de los Balcanes y del Golfo, el modelo de estrategia se orientaba, por el contrario, a destruir las centrales de comunicación, TV, radio y telefonía fija, para romper la línea de mando y comunicación de la élite gobernante con sus oficiales y tropas y aislarlo de sus bases sociales.

Ahora, literalmente, se ha dado vuelta a la tortilla. La estrategia -en lugar del objetivo de destruir-, se dirige a ampliar y a mantener el sistema local o nacional de comunicaciones, ampliando la base de consumidores por la vía del crédito subsidiado utilizando recursos para operaciones de la CIA. Los servicios de intercomunicación vía Internet, se suman a la generación de información de inteligencia. La exigencia es cumplir el objetivo, generar confusión, movilizar protestas, críticas. Se promueve la participación, la sensación de actuar, no la de abstenerse. En México, se habla de un movimiento de voto en blanco. Los empresarios de derecha, como Martí, convocan a candidatos a sumarse a la agenda de la derecha.

En Irán, el espectáculo político mediático es reforzado con miles de extras que con pago o atraídos por promociones, muestran multitudes inconformes y furiosas exigiendo reponer las elecciones y que a su vez, son reprimidas por exigir “democracia.” Las movilizaciones de las bases sociales, no tienen cabida en la TV , en los noticieros de la radio y los medios impresos.

El modelo anterior de intervención de la CIA en Irán fue la operación “Ajax”. Inmediatamente, se convirtió en un paradigma de subversión. Se constituyó en un modelo al instaurar cómo derrocar al nacionalizador del petróleo, Mossadegh, e instaurar el régimen corrupto del Sha de Irán.

Los funcionarios de la Agencia crearon un prototipo que permitió entrenar a sus agentes donde además de controlar el petróleo, se lograba ocultar el apoderamiento de la ruta de la gigantesca producción de drogas de Afganistán y así dotar de recursos sucios pero útiles, al ser reciclables para otras operaciones encubiertas de la Agencia.

Junto con la CIA , en la capital de Irán, Teherán, se dan cita puntual las principales agencias de inteligencia. Lo hacen invariablemente desde que Teherán fue sede de las negociaciones entre los líderes de las potencias triunfantes de la Segunda Guerra mundial. Entonces, Roosvelt, Stalin, Churchil y De Gaulle acordaron el reparto mundial entre las potencias; y lo más importante de esta división, las reglas secretas de competencia, entre el capitalismo y el socialismo para el desarrollo del mundo de la postguerra.

La “muerte” de Roosvelt frustró el proyecto de un mundo pacífico y desarrollado. Fue sustituido por la amenaza del holocausto nuclear. La bomba arrojada por Truman sobre Iroshima, cambió el rumbo de los Acuerdos de Teherán; el mundo se precipitó a la guerra fría y a un modelo neocolonial de subdesarrollo; el derrumbe de la URSS y las guerras preventivas de Bush, en busca del sueño Imperial, se convirtieron en pesadilla, crisis, guerra financiera y recesión global. Está liquidado el sistema financiero, creado al fin de la II guerra y acordado por los Grandes.

Hoy, la CIA y sus homólogas, coinciden en Teherán con el calendario electoral iraní. Precisamente en un entorno de invasión militar de Estados Unidos y sus aliados en Irak y la ampliación de la guerra de Afganistán a Pakistán; y en una coyuntura de cese al bombardeo Israelí contra la población civil de la franja Palestina de Gaza.

La elección del demócrata, Barack Hussein Obama, si bien ha impedido la guerra programada por Bush y sus aliados contra Irán, el programa para ponerlo en marcha está en las manos del gobierno ultra de Tel Aviv. La reelección implica para Obama contar con un aliado, conforme al proyecto político trazado en el discurso en Egipto, para apoyar la creación del Estado Palestino con la inclusión de Hamas en el gobierno y la normalización de las relaciones con el mundo musulmán, no solo el de los Emiratos Árabes, sino el de los alineados con Egipto, incluyendo de manera especial los países que figuraban entre los opositores a Bush.

Las operaciones encubiertas de la CIA ; a contra línea de la Casa Blanca en el régimen de Obama, no son una novedad. Es parte de la lucha internacional y la expresión local, representada visiblemente por el dueto, Bush-Chenney. En Bolivia y Ecuador, los Jefes de Estado han sido programados para ser blanco de asesinos, y no por ello la mano de Obama es culpable, como tampoco lo es ahora en Irán. No es un problema de discurso ni de congruencia, simplemente así es la realidad.

Irán, debido a su régimen islámico, tiene un sector económico privado poderoso pero el público, no lo es menor. En México lo llamaríamos régimen de economía mixta. Por supuesto, expresa este sistema económico la composición de clases de Irán y México. Las clases sociales de Irán se expresaron inequívocamente en las elecciones de Irán. La clase trabajadora, los obreros y los campesinos, las mujeres que tejen tapetes en sus casas, votaron decididamente por Mahmud Ahmadinejad, logrando así una mayoría del 65% contra 35% de su opositor Musavi, quien representa a la clase empresarial, que demanda privatizaciones y por supuesto, que los recursos destinados a programas sociales vayan a dar directo a sus bolsillos, como sucede en México con el PAN de Calderón.

El desafío para el gobierno de Ahmadinejad, no solo será enfrentar a las innovaciones subversivas de la CIA y sus instrumentos mediáticos para favorecer a sus intereses y montarse en las contradicciones de clase para provocar inestabilidad. Es una tarea que requiere no solo conciliar intereses contrapuestos de clase, sino remontarlos con la profundización de la revolución islámica que la CIA pretende reventar. Fortalecer las alianzas estratégicas, como el grupo de Shangai y ampliar la presencia en América Latina con la revolución bolivariana de Chávez, es el mejor antídoto contra los manuales de la CIA.

sanchemena@yahoo.com

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