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Agencia Detrás de la Noticia /El Universal
Nota con audio/Grupo Fórmula:
Lo de Javier Aguirre y el tri —ahora con minúsculas— va pa’ tragicomedia mexicana. Pero mucho más allá del pleito de cantina, las frustradas mentadas de madre o los rompimientos de pareja por incompatibilidad de alineaciones.
Si este seudoequipo no califica al Mundial de Sudáfrica 2010, será un golpe gravísimo al ánimo de la nación. Y de tamaña catástrofe ya empiezan muchos a señalar al gran culpable: Aguirre.
Pero vamos por partes: si el secretario Carstens se equivoca de pe a pa en el diagnóstico de la crisis lo reducimos a los chistes del catarrito; si el inexistente secretario de Economía —¿alguien sabe su nombre?— no ha sido capaz de elaborar una sola propuesta para recuperar el crecimiento nadie se percata; si el señor del IMSS se burló del país entero durante más de un mes maquillando las listas pues ni modo, así son la impunidad y la corrupción. ¡Ah, pero que no se le ocurra al Vasco dejarnos fuera del Mundial! Eso sí es un asunto de todo México. Punto.
Pero con la misma puntualidad habría que señalar: Javier Aguirre es un hombre de bien, como profesional y como ser humano; cuando jugador no fue de los más brillantes, pero supo compensarlo con una entrega total y un par de agallas que ahora se le extrañan; como entrenador ha sido un guía digno, sobrio, exitoso y todo un caballero… hasta hace poco, cuando reventó con esa patada absurda que revela la brutal presión a que está sometido. Un instante, una gota apenas, que derramó el caldero diabólico de una bilis acumulada hasta por quienes lo llamaron El Mesías.
Alguna vez Aguirre habría de contar su historia: que si él no quería venir; que si el propio presidente Calderón y los gallones del fut lo presionaron hasta la náusea y que sí le adelantaron 4 millones de dólares por la calificación. En todo caso Aguirre ha cometido tres grandes errores: no haber sabido decir que no, partidizar su decisión con el panismo y querer inventar su propio equipo sin huguistas ni lavolpistas. ¿O sinceramente cree que no hacen falta Cuauhtémoc, El Bofo, Sinha y Palencia? Ya no le queda mucho tiempo y el 12 de agosto frente a Estados Unidos el país entero enfrenta el partido más importante de su historia.
Alguna vez el gran Ignacio Trelles me dio una lección: me acerqué con cámara y micrófono para preguntarle todo lo idiotamente que pude: ¿cree usted que ganarán el partido del domingo? “Si no lo creyera no lo juego”, me dijo y se dio la media vuelta. Hoy no tengo ni la menor idea de lo que me contestaría Javier Aguirre.
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