México SA
SCJN: aberración
Otra mentirilla de Calderón
Morir en el ISSSTE
Carlos Fernández-Vega
En un hecho verdaderamente aberrante, que insulta a la sociedad, los señores ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) decidieron que su sagrado periodo vacacional resulta más trascendente para la República que atraer el caso y realizar una investigación sobre los trágicos sucesos ocurridos el pasado 5 de junio en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora, donde murieron 48 niños, alrededor de 40 resultaron heridos y los responsables gozan de la impunidad que les garantiza su cercanía con el poder.
Así es. Los señores ministros de la SCJN (quienes, de acuerdo con la Constitución, fueron nombrados dada su documentada eficiencia, capacidad y probidad en la impartición de justicia y distinguidos por su honorabilidad y competencia) dejaron en claro que si de prioridades republicanas se trata, sus vacaciones son inapelables y que sólo después, si hay tiempo y buena voluntad, la impartición de justicia y el combate a la impunidad. Será a su regreso, el próximo 3 de agosto, cuando decidirán si atraen el caso y crean una comisión para investigar si se cometieron violaciones graves a las garantías individuales en el caso de la guardería ABC de Hermosillo.
Han transcurrido 39 días desde aquella tragedia, a todas luces evitable. Los padres de familia que perdieron a sus hijos han tocado todas las puertas posibles: del IMSS, de la procuraduría de justicia de Sonora, de la Procuraduría General de la República, del inquilino de Los Pinos, del gobernador Eduardo Bours que duerme como bebé, de diputados, de partidos políticos, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y algunas otras. Nada ha sucedido, más que el traslado de la pelota de una a otra de las instancias a las que se les pidió su intervención, mientras cada una de ellas se lavaba las manos. Lo único concreto es que a estas alturas varios chivos expiatorios están en la cárcel y que los dueños de la guardería subrogada, a la vez que corresponsables de la tragedia, despachan cómodos y protegidos en el extranjero, cada cual por su padrino.
Tras el peregrinar en busca de justicia, ¿qué otra puerta quedaba a los padres de familia? La de la SCJN. Y una vez abierta por la intervención del ministro Sergio Valls Hernández, se la azotaron en las narices. ¿A quién recurren ahora, en este laberinto de poder, burocracia e impunidad? Queda claro, por si fuera necesario, que si los niños fallecidos en la guardería de Hermosillo hubieran sido hijos o nietos de los ministros vacacionistas o de cualquier otro funcionario involucrado en esa larga, cruel y aberrante cadena burocrática, el caso se hubiera resuelto de inmediato y los verdaderos culpables, nunca amparados por la justicia, despacharían en la cárcel.
El ministro Valls Hernández ha sido claro en todo esto: la Suprema Corte de Justicia de la Nación no puede permanecer ajena a los hechos ocurridos ni al sentir de los padres y de la sociedad en su conjunto, en cuanto a los problemas que se han detectado en los servicios de guarderías de niños y niñas que ha subrogado el IMSS. Pero resulta que sí, que el resto de los ministros dice exactamente lo contrario; que tal vez en agosto, al regreso de las vacaciones, aunque es dudoso que proceda porque el propio presidente del máximo tribunal del país, Guillermo Ortiz Mayagoitia, encargó el asunto al ministro Sergio Aguirre Anguiano (a quien suelen no agradarle ese tipo de casos y menos que la SCJN los atraiga), el mismo que tendría que presentar un proyecto de resolución regresando de vacaciones. Los padres de familia, presentes en la sesión, posteriormente solicitaron una audiencia con Aguirre Anguiano, quien de inmediato les comunicó, por medio de los empleados de su oficina: al regreso de mis vacaciones.
Y en otro orden de ideas, pues nada, que una mentirilla más de Felipe Calderón ha quedado al descubierto, con base en sus propias estadísticas. Apenas dos días antes de los recientes comicios, el inquilino de Los Pinos festejaba que en junio pasado se crearon en México más de 20 mil empleos formales registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social. El 7 de julio repitió el estribillo: según datos del IMSS, ya se registró un aumento de casi 20 mil empleos formales al cierre de junio.
Más allá de que de noviembre de 2008 a junio de 2009 se han cancelado alrededor de 700 mil empleos formales, el inquilino de Los Pinos fue desmentido por la Secretaría del Trabajo y el IMSS, instituciones que ayer documentaron la situación: en junio sólo se generaron 3 mil 43 empleos formales, no 20 mil, cifra que resulta de la cancelación de 2 mil 67 plazas permanentes y la creación de 5 mil 110 eventuales.
Con todo y el éxito de junio, el número de trabajadores registrados en el IMSS al cierre del mes pasado resulta igual al de octubre de 2006, es decir, que durante su estancia en Los Pinos, en términos netos, no se ha generado un solo empleo formal en el país. Por el contrario, entre el primero de diciembre de 2006 y el 30 de junio de 2009 se registra una pérdida neta superior a 110 mil plazas, sin considerar las no creadas para atender la demanda de cerca de 2 millones 600 mil mexicanos que en ese periodo se incorporaron al mercado laboral en busca de chamba, obvio es que sin lograrlo.
Las rebanadas del pastel
De la lectoría y la cotidianeidad: “leí la nota que compañeros trabajadores del CICIMAR-IPN le enviaron sobre la muerte de una científica, derivada de la negligencia médica en el ISSSTE. Esa negligencia se viene presentando desde hace muchos años. Yo ingresé a la docencia a finales de los años 70, y cuando en Chiapas se inició el movimiento magisterial una de nuestras demandas fue exigir una verdadera atención al derechohabiente y a sus familiares. Muchos docentes optamos por dejar de ir al servicio (si se le puede decir servicio), a las clínicas que nos corresponden. No es un secreto que para un electrocardiograma, una radiografía o un servicio de análisis clínico, nos tenemos que registrar en una libreta y después, para obtener el servicio y si el trabajador tiene suerte, pueden pasar hasta 15 días o más para que se nos atienda. Muchas veces los empleados del instituto nos reciben y tratan con mal carácter, como si nos estuvieran haciendo un favor, ignorando que gracias a los derechohabientes ellos tienen ese empleo. Cualquier enfermedad mejor la tratamos con médicos particulares; ir al ISSSTE es perder un día de trabajo, pues la atención es pésima. Recuerdo una consigna que todavía es muy popular: ‘si quieres morir, al ISSSTE debes ir’. Es lamentable lo que pasa con los servicios públicos de salud en México, derecho ganado para el pueblo trabajador como consecuencia de la Revolución de 1910” (José López, joveljfl@yahoo.com.mx).
mexicosa@infinitum.com.mx
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