Castaños, tres años después
SOLEDAD JARQUíN EDGAR
MEXICO, D.F., 13 de julio (apro).- Este fin de semana se cumplieron tres años del "ataque" del batallón MK 19 del 14 Regimiento Motorizado a la zona de tolerancia del municipio de Castaños, en la parte central de Coahuila, que dejó el lamentable saldo de 14 mujeres violentadas sexualmente, además de tortura psicológica y otras agresiones físicas.
En tres años todo empieza a cambiar. El penal estatal se convierte a pasos acelerados en una cárcel de alta seguridad, lo que por cierto no tiene nada tranquila a la población del municipio de Monclova. En Castaños, el "Pérsico Dancing", uno de los centros nocturnos donde fueron violadas las mujeres, aunque sigue operando, anuncia desde la carretera 57 que se vende. Y en Ciudad Frontera hay otra noticia: se construirá una nueva base militar.
Pero lo que no cambia es la condición de las mujeres. Las trabajadoras de "El Pérsico" y "Las Playas" siguen en una larga espera para que la justicia llegue. El 1 de octubre de 2007, cuando el juez Hiradier Huerta dictó las sentencias tras un largo juicio de más de un año, que dejó un expediente de 52 mil 532 fojas, 102 audiencias, la presentación de 418 personas que recurrieron al juicio y 32 apelaciones, el resultado dejó la sensación de vacío, de justicia incompleta, esa que vi reflejada en los rostros de las víctimas aquel 1 de octubre, cuando la frustración, el dolor y la rabia caminaron entre un mar de cámaras que buscaban un rostro para ser publicado.
De los 12 soldados identificados por las mujeres agredidas y otros testigos, ocho fueron detenidos en agosto de 2006 y llevados a proceso por el fuero común. Un hecho que se realizaba por primera vez en México y no por la justicia militar como se acostumbra en este país, donde la violencia contra las mujeres perdona incluso que se violen todas las leyes y sus instituciones.
Un noveno soldado, Héctor Méndez de la Cruz, fue detenido en enero de 2007. Sin embargo, sin dar tiempo a nada, el juez de la causa lo liberó en menos de una semana. Bastó para ello la declaración de un superior jerárquico, quien dijo que Méndez de la Cruz no se encontraba en Castaños la noche del 11 de julio de 2006. Curiosamente, el juez no dio tiempo a que la mujer que lo acusaba se presentara a declarar. Bastaba con la voz de mando del superior de ese militar. Tres más siguen prófugos. Se trata de Ricardo Hernández Hernández, Bardomiano Hernández García y José Raúl Ramírez Martínez y seguramente nadie los busca.
El caso Castaños se encuentra ahora en espera de los resultados de la apelación interpuesta, que podrían darse a conocer en agosto o septiembre próximo. La abogada Sandra de Luna González, presidenta de COPROVVI, organismo que coadyuvó en el caso a favor de las mujeres, espera que el tribunal no sólo ratifique las sentencias establecidas en octubre de 2007 a tres soldados, sino que además revoque la sentencia al soldado Ángel Antonio Hernández Niño, quien fue acusado de violación por una de las bailarinas en "El Pérsico", pero el juez Hiradier Huerta lo castigó sólo por el delito de lesiones. La penalidad impuesta consistía en nueve meses de prisión, que salvó al pagar una fianza de 20,843 pesos.
A tres años de distancia, las cosas han cambiado en esa zona del país. No sólo se recrudece la inseguridad y hay más elementos militares en las calles en la campaña contra la delincuencia organizada. Además, el gobierno estatal emprende acciones que no terminan por convencer a la población que se siente cada vez más vulnerable y que ha optado por aplicar con filosofía mirar y callar para sobrevivir.
"Del Pérsico" y "Las Playas" casi nada queda. Cada vez hay menos clientes y son pocas las mujeres que se atreven a ir hasta la zona de tolerancia a trabajar, derivado principalmente de la falta de seguridad. El problema es que ahora pululan en estos municipios "casas de citas", donde los derechos de las trabajadoras del sexo están al garete y sin saberlo están más expuestas a la trata de personas.
De las jóvenes violadas por los militares en Castaños, 10 le dieron un giro a su vida, obligadas por esta circunstancia de inseguridad. Algunas de ellas se dedican a vender comida con los carritos de hot dogs que el gobierno de Humberto Moreira Valdés les obsequió para que pudieran "cambiar de vida". Grandioso, no hay duda.
Lo curioso es que a tres años esta historia amarga no termina. Las injusticias se palpan cuando de 12 soldados, tres fueron a la cárcel con penas significativas; tres más están prófugos y difícilmente alguien los busca; cinco pasaron un año de prisión, pero fueron absueltos, pues los delitos de lesiones les permitió pagar una fianza e irse.
Todavía hoy una de las mujeres agredidas no ha podido llevar a juicio a la persona que la violó. Una de estas mujeres tuvo un aborto como resultado de la violencia a la que fue sometida la madrugada del 11 de julio de 2006 y otra más resultó embarazada. Hoy cuida de su hija, a la que el Estado no le asignó ninguna protección.
En Castaños esta visto, la injusticia persiste. Así, mientras a ellas les dan carritos de hot dogs para que puedan cambiar de vida, a ellos, a los integrantes del Ejército mexicano les dan 40 hectáreas de terreno para instalar una nueva base militar.
Lo rescatable, se sigue pensando es que este fue el primer caso que se logró llevar por la justicia civil y no por la militar, lo cual ya es ganancia, pero tal parece que no sentó ningún precedente en México. Para muestra, hay muchos botones a raíz de que la soldadesca fue puesta en las calles de todas las ciudades del país para combatir el narcotráfico y el crimen organizado. Hoy, los abusos siguen. Hay asesinatos, asaltos, violencia sexual y otros daños ocasionados por las fuerzas castrenses a través de los cuales el gobierno de Felipe Calderón busca protegerse todos los días.
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