miércoles, 15 de julio de 2009

Michoacán: la pesadilla de Calderón







Michoacán: la pesadilla de Calderón
J. CARRASCO Y F. CASTELLANOS

Michoacán fue el primer estado donde un comando armado de Los Zetas asaltó un penal, donde La Familia cometió las primeras decapitaciones y donde el narcotráfico atacó por primera vez a la población civil, la "noche del Grito" del 2008, en Morelia. Fue también el primer escenario de los Operativos Conjuntos contra el narcotráfico, 10 días después de que Calderón asumió la Presidencia, y donde el Ejército sufrió las primeras bajas de jefes. Además, es el origen y asiento del grupo de narcos al que el michoacano Calderón caracteriza como su enemigo más poderoso.

AQUILA, MICHOACÁN.- En sus huidas, y cada uno por su lado, Joaquín Guzmán, El Chapo; Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos; y Javier Arellano Félix, El Tigrillo, recalaron en este municipio de la costa michoacana, corredor estratégico para el tráfico de drogas entre el sur y el norte del continente.

Amparados entre la inmensidad del Océano Pacífico y los relieves de la Sierra Madre Occidental, en su parte sur, los capos se valieron de la lejanía y el aislamiento de uno de los municipios más pobres del país, en el suroeste del estado.

Su llegada no fue casual. Desde los años ochenta, particularmente 1984, esta región se consolidó como importante centro de producción de mariguana, con la participación de campesinos y hacendados en lo que aquí se recuerda como "el año del permiso".

En más de dos décadas, Aquila pasó de aprovechar su clima húmedo y caliente para la producción de mariguana y amapola a lugar clave para el narcotráfico. Es un punto neurálgico para el transporte de droga, dinero y armas. Hasta fue sede de una reciente cumbre de capos.

Sus más de 2 mil 300 kilómetros cuadrados están comprendidos en el llamado "Triángulo del Pacífico" de las drogas que forman por Jalisco, Colima y Guerrero.

Su posición es estratégica: al norte limita con Coahuayana, Chinicuila y Coalcomán. Los dos primeros son frontera con Colima, asiento en los noventa de lo que fue el cártel de los Amescua, Los Reyes de las Metanfetaminas. Este negocio pasó a Michoacán, donde quedó en manos de los hermanos Valencia Cornelio, pero siguen participando colimenses.

Al este, Aquila se une con Lázaro Cárdenas, uno de los puertos más importantes de América Latina y por donde han entrado toneladas de efedrina y pseudoefedrina procedentes sobre todo de Asia, para la elaboración de las drogas sintéticas. De ello se ocupó principalmente el empresario de origen chino Zhenli Ye Gon durante el sexenio de Vicente Fox, según la Procuraduría General de la República (PGR).

Otra de sus fronteras es con el municipio de Arteaga, que al igual que Lázaro Cárdenas, por ser paso hacia Guerrero, se ha convertido en uno de los escenarios más violentos del país.

En Lázaro Cárdenas, la disputa principal es entre La Familia michoacana y Los Zetas, dos de los grupos ilegales más importantes del estado. Aunque para la PGR el primero ya es el más peligroso del país por su violencia, capacidad de fuego y poder de corrupción, y según la Secretaría de la Defensa Nacional, en junio de 2008 ambas organizaciones rompieron la alianza que tenían.

Con población mayoritariamente indígena y una densidad demográfica de de 8.4 habitantes por kilómetro cuadrado, Aquila cuenta con amplias zonas despejadas y propicias para los aterrizajes. Se han descubierto pistas clandestinas en la sierra y en lugares costeros como Huahua y Pichilinguillo, éste conocido como la "alberca marina" de la costa michoacana.

En 1984, "el año del permiso", los cerros de Aquila estaban llenos de mariguana. "Fue cuando arrancó la producción de droga a gran escala en el estado. Muchos se dedicaron a eso, incluso en las huertas. No había problema para sembrar, cosechar, secar y almacenar", recuerdan algunos pobladores.

En la década de los ochenta al municipio se le conoció como "el norte chiquito" porque la gente ganaba dinero como si se hubiera ido a trabajar a Estados Unidos. "Muchos de los actuales ricos, vienen de esa época", dicen.

El negocio fue tan importante que cerca de aquí, en Coahuayana viejo, se estableció Rafael Caro Quintero, el jefe del cártel de Guadalajara, a quien junto con Miguel Ángel Félix Gallardo se le responsabilizó de la tortura y asesinato de Enrique Camarena en 1985. El agente de la DEA fue secuestrado en Jalisco, pero sus restos aparecieron en El Mareño, un rancho del municipio michoacano de Vista Hermosa, cerca de la frontera común.

Las presiones de Estados Unidos por el asesinato acabaron con el "permiso":

"Llegaron los soldados y, como era bien sabido dónde se producía, fueron contra la gente. Hubo desbandada, muertos y desaparecidos", sacan de su memoria algunos de los pocos lugareños que se animan a hablar. Pero la gran producción de droga continuó y ahora la zona es de nuevo una de las mayores productoras de mariguana y amapola.

Su importancia económica ha sido creciente. De acuerdo con el investigador Guillermo Vargas Uribe, exdirector de la Facultad de Economía de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, a principios de esta década el narcotráfico significaba ya para el estado la quinta parte de su Producto Interno Bruto, pero en algunas zonas de la Sierra Costa y la Tierra Caliente equivalía hasta la mitad del producto regional bruto.

El costo también ha sido alto. Testimonios recogidos en Coalcoman aseguran que su frontera con Jalisco se ha despoblado. "Se fueron comunidades enteras por miedo a los enfrentamientos. La población pasó de 27 mil a 22 mil habitantes", aseguran.



Dominio de capos



El vecino municipio de Aquila tiene más costa que Colima, al que lo une la carretera de Lázaro Cárdenas. Sus playas han sido el refugio para prófugos "inalcanzables" para las autoridades civiles y militares.

Al Señor de los Cielos, muerto en 1997, se le recuerda en Ojo de Agua, en Playa San Telmo. Al Chapo Guzmán, en La Privada, un exclusivo club residencial bañado por el Pacífico al que sólo entran socios y trabajadores. Entre uno y otro lugar sólo hay medio kilómetro de costa.

Los dueños e invitados de La Privada, como la golfista Lorena Ochoa y el cantante Alejandro Fernández, llegan desde Jalisco o Colima. Los empleados son de Coahuayana, "el último municipio" de Michoacán, al que sólo llegan las señales de radio y televisión de Colima. Los periódicos no llegan. Al igual que en Aquila, la comunicación sólo es satelital.

Cuando se fugó del penal de Puente Grande, Jalisco, en enero de 2001, El Chapo se fue a la playa, a La Privada. "Cuando estaba la noticia en la televisión, por acá había una presencia inusual de militares y de policías en los alrededores", dicen habitantes de la región.

Construido sobre una bahía, el club privado pretende ser emulado por el expresidente Vicente Fox y su esposa Marta Sahagún, quienes a través del prestanombres Cosme Mares pretenden hacerse de El Tamarindillo, bahía gemela que no ha sido ajena al trasiego de cocaína en la zona. Aún ahora, hay movimientos sospechosos en el privilegiado lugar, cuyas aguas, por ser las más tranquilas entre Manzanillo y Acapulco, permiten el calado de embarcaciones medianas (Proceso 1694).

Pese a tratarse de una zona federal, el movimiento en el lugar está controlado y vigilado por particulares. Quien intente llegar a El Tamarindillo es seguido por guardias privados que se desplazan en poderosas camionetas por la brecha de un kilómetro que comunica a la bahía con la carretera Colima-Lázaro Cárdenas.

Entre las varias playas de Aquila está Las Brisas del Mirador. A decir de la gente del lugar, a principios de este año se realizó ahí una reunión de narcotraficantes, en seguimiento del pacto que se buscó en Sinaloa, a fines de 2008, entre organizaciones delictivas del norte del país (Proceso 1682).

Durante tres días, en esa playa de Aquila se encontraron personas de México, Centroamérica y Sudamérica. La versión coincide con la de un agente de seguridad de Morelia, quien asegura que en los primeros días del año hubo una orden para que las fuerzas federales y estatales cesaran los patrullajes en la región.

Fuera de la costa, uno de los asentamientos de Aquila es Placita de Morelos, una pequeña comunidad en donde se recuerda a Javier Arellano, El Tigrillo, que ahí tenía una novia. Siempre protegido, recorría los ocho kilómetros por tierra o dos por mar entre La Placita y La Privada. Detenido en 2006, fue extraditado a Estados Unidos.

Cerca de La Placita se encuentra el Rancho Mendoza, donde ocurrió el primer gran crimen relacionado con el narcotráfico en Michoacán. En agosto de 2002 fueron ejecutadas nueve personas, entre ellas el dueño del rancho, José Mendoza Soto, familiar de quien fue procurador de Justicia de Colima, Jesús Antonio Sam López.

Las otras víctimas eran habitantes de Aquila y Coahuayana. La Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJEM) estableció que desde tres años antes el rancho era usado por narcotraficantes. El móvil fue el crimen de un miembro de la familia Valencia, del cártel del Milenio, en represalia por la desaparición de un cargamento de cocaína.

La droga llegaba de Colombia y era arrojada desde avionetas y helicópteros a las costas del municipio, donde los trabajadores del rancho la recogían. Esa práctica continúa, pero hay innovaciones en el trasiego, como el uso de submarinos ligeros que navegan debajo de barcos camaroneros.

El crimen de Aquila marcó una nueva etapa del narcotráfico en Michoacán: la más violenta. Desde entonces se han registrado más de 2 mil 600 ejecuciones, según datos de la PGJEM. La mayoría de ellas, mil 500, han ocurrido desde que el gobierno de Felipe Calderón puso en marcha el Operativo Conjunto Michoacán, en diciembre de 2006. Además, la PGJEM estima en alrededor de 600 el número de levantones.

Al control que tuvieron los sinaloenses del mercado de mariguana en los años ochenta, con la presencia de Caro Quintero, siguió el auge de la cocaína y las mentanfetaminas. En los noventa, seis grupos del narcotráfico operaron en Michoacán: el cártel de Juárez, de El Señor de los Cielos; el de los hermanos Amescua, de Colima; el cártel del Milenio, de los hermanos Valencia; el de Sinaloa, con Ismael El Mayo Zambada y El Chapo Guzmán; el cártel del Golfo, de Juan García Ábrego y Osiel Cárdenas Guillén; y el de Tijuana, de los hermanos Arellano Félix.

Los más activos desde entonces han sido los cárteles de Sinaloa y del Golfo. De ello da cuenta la presencia de sus primeros líderes, Héctor Luis El Güero Palma, y García Ábrego.

El primero fue detenido en 1995 en Zapopan, Jalisco, cuando convalecía de las heridas que sufrió cuando la avioneta en que se transportaba cayó cerca de Tepic, Nayarit. Los fajos de dinero que se le encontraron tenían el cintillo de una sucursal de Banamex en Zitácuaro, Michoacán. Poco antes de su detención en 1996, García Ábrego se la pasó jugando gallos en el rancho La Tregua, de los hermanos Luis y Armando Valencia Cornelio, a ocho kilómetros de Uruapan.

El múltiple crimen del Rancho Mendoza fue para vengar la ejecución, en febrero de 2002, de Jorge Luis Valencia González, sobrino de Armando Valencia, El Maradona, quien era el líder del cártel del Milenio. Los Valencia habían pasado de productores de aguacate a traficantes de cocaína y anfetaminas a Estados Unidos.

El asesinato de Jorge Luis fue atribuido a Carlos Alberto Rosales Mendoza, El Carlitos o El Tísico, hasta entonces aliado de Valencia. Rosales se unió al cártel del Golfo. Fue una alianza muy efectiva para Osiel Cárdenas, quien desplegó en el estado a su brazo operativo, Los Zetas.

El grupo paramilitar hizo del estado cuartel. Tuvo como campo de entrenamiento el rancho La Tupitina, en Lázaro Cárdenas, propiedad de Eusebio Mamés Velásquez Mora, exalcalde de Aquila.

Los Zetas sentaron precedente en el estado y en el país: protagonizaron la primera gran fuga de un penal en México. En enero de 2004, un comando armado liberó a 25 reos del penal de Apatzingán. Entre ellos, dos de sus lugartenientes. La práctica hizo escuela en el país.

Con la detención de Osiel, en octubre de 2003, El Tísico quedó como jefe de la célula del Golfo en Michoacán, pero con operaciones en Querétaro, Guanajuato, el Estado de México y parte de Guerrero. Fue detenido en Morelia, en octubre siguiente, cuando planeaba liberar a su jefe del penal de La Palma, en el Estado de México.

Aunque los informes policiales identifican a Julio César Rosales Morales como el actual jefe de Los Zetas en Michoacán, además de liderazgos locales, los agentes de seguridad entrevistados aseguran que muchos integrantes del brazo armado del cártel del Golfo entran y salen del estado para realizar sus operativos: "Llegan con listas, actúan y se van, como si fueran cazarrecompensas".

Los Zetas se establecieron en el estado de la mano de la organización que ahora se conoce como La Familia michoacana, pero que cuando hacía mancuerna con los paramilitares se hacía llamar La Empresa.

Mermado el cártel de los Amescua y reorganizados los cárteles de Tijuana y de Juárez, los tres grupos con más presencia en Michoacán son La Familia, Los Zetas y una alianza formada por Los Valencia y el cártel del Pacífico o de Sinaloa. A esos grupos se debe la violencia que se agudizó en 2006, cuando se registraron 661 homicidios dolosos en el estado, contra los 437 que hubo en promedio entre 2003 y 2005, según datos de la PGJEM.

Los Zetas también están en disputa con el cártel del Milenio, organización que se consolidó durante los gobiernos de Víctor Manuel Tinoco Rubí, del PRI, y de Lázaro Cárdenas Batel, cuyo secretario de Gobierno fue el actual gobernador Leonel Godoy.

Según informes policiales, Óscar Nava Valencia u Óscar Valencia, El Lobo, es el nuevo líder de esa organización, que sustituyó a Luis Valencia. Añaden que opera desde Coahuayana bajo la protección de Ignacio Nacho Coronel, Ismael El Mayo Zambada y El Chapo Guzmán, al que la PGR insiste en presentar como un capo que ha perdido importancia dentro del cártel del Pacífico.

En la región fronteriza con Jalisco, al amparo del cártel del Milenio surgieron Los Antizetas, patrocinados por Juan José Farías, El Abuelo, como respuesta a la presencia del brazo armado del Gofo, que contaba con protección policial.

Hermano de Uriel –presidente municipal de Tepalcatepec y uno de los diez alcaldes detenidos por las fuerzas federales en el operativo del 26 de mayo pasado–, El Abuelo fue operador de Zhenli Ye Gon en la elaboración de metanfetaminas, según esos mismos informes.



Estructura



Surgida en 2006 para "limpiar" a Michoacán y con una declaración de guerra a las drogas sintéticas, La Familia busca el control total del estado. Michoacán para los michoacanos, parece ser su divisa. Pero su presencia, según la Policía Federal, se extiende a Guerrero, el Estado de México, Morelos, Guanajuato y Oaxaca.

Conocida por recurrir a La Biblia para adoctrinar a sus "guerreros" al estilo de la comunicación interna que tenía la Cosa Nostra en Italia, La Familia surgió de los liderazgos del narcotráfico en Uruapan y Apatzingán, donde es fácil encontrar casas y autos de lujo. Pero su presencia no compite con las casas y residencias de Aguililla, que por su extensión y estilo se le conoce como "el Beverly Hills de Michoacán".

De acuerdo con informes de agencias de seguridad estatal y federales, el mando máximo lo ejerce Nicandro Barrera Medrano, El Nica, quien se fortaleció desde la relación temporal de La Familia con el cártel del Golfo. En esa posición, operó en Baja California, el sur de Ciudad Juárez, Michoacán, el Distrito Federal y Guerrero.

Como jefe regional y encargado de la célula de Morelia figura Nazario Moreno González o Víctor Nazario Castrejón Peña, El Chayo, Naza o El Más loco, autor de los mensajes que los informes oficiales caracterizan como "el evangelio de La Familia Michoacana".

Según esos reportes, El Chayo mantiene relación con Jesús Méndez Vargas, El Chango o El Chamula, quien aún opera para el cártel del Golfo. Su grupo de seguridad se conoce como "Los Doce Apóstoles". Aseguran que al inicio de sus actividades tuvo la protección de la 43 Zona Militar, de la que era vecino, en Apatzingán.

En meses recientes La Familia ha sufrido importantes bajas. En diciembre de 2008 fue detenido Alberto Espinosa Barrón, La Fresa, jefe de la organización en Morelia. En marzo pasado le ocurrió lo mismo a Rafael Cedeño Hernández, El Cede, encargado del "sector social". Era el director del centro de rehabilitación de alcoholismo y drogadicción Gratitud, donde reclutaba nuevos integrantes para la organización.

Agentes de seguridad aseguran en Moerlia que mientras no se detenga al Nica o al Chayo "no les han afectado sus bases financieras: farmacias, tiendas de autoservicio, de saldos, ferreteras, abarroteras, de autolavado y un sinúmero de negocios en todo el estado. Además, siguen fuertes con el narcomenudeo, las extorsiones, los secuestros, la piratería, y el robo de autos".

Voluntariamente o no, decenas de funcionarios han sido cooptados por los distintos cárteles. De ellos, 30 –incluidos 10 presidentes municipales y el exprocurador del actual gobierno, Miguel García Hurtado– están indiciados por la PGR por su presunta colaboración con la delincuencia organizada. Su detención resultó de un operativo policiaco militar ejecutado por Calderón el 26 de mayo, marcado por las elecciones del 5 de julio.

Este texto se publicó originalmente en la edición especial número 25 de la revista Proceso titulada El México Narco (Segunda Parte)

No hay comentarios: