martes, 29 de septiembre de 2009

Intimidación





Intimidación


Cruz
La conclusión parece obvia. Los siete cambios que el jueves pasado hizo Enrique Peña en su gabinete nada tuvieron que ver con la capacidad, sino en parte con la necesidad de mantener a sus amigos y a sus familiares en la nómina estatal.

Eso es real. Pero, con los ojos puestos en esas modificaciones cosméticas, todo mundo dejó pasar las advertencias del empresario Carlos Hank Rhon para que Peña entienda que no todo será dulzura en el show para buscar la candidatura presidencial.

Los siete nuevos nombramientos –considerados permutas porque sólo fueron intercambios de adscripción– también hicieron pasar por alto la nueva campaña de represión en San Salvador Atenco.

Con los ojos puestos en la prima Carolina Monroy del Mazo, que pasó de la dirección del Sistema de Radio y Televisión Mexiquense a la Secretaría de Desarrollo Económico, el operativo especial de hostigamiento no mereció una línea.

Cuando los periodistas buscaban entrevistas con la atlacomulquense Guadalupe Monter Flores nueva secretaria de Turismo –que dejó pendientes en el mismo cargo pero en Educación– la policía elite estatal puso en marcha una serie de sorpresivas incursiones en Atenco.

Pintoresco como fue el trueque de dependencias –desde la toma de posesión de Peña en septiembre de 2005 se han contabilizado 26 mayores–, nadie se atrevió a ver los virulentos interrogatorios, los ilegales cateos ni la sistemática intimidación.

El cambio de look gubernamental sospechosamente ocultó los ataques del viernes y del sábado a los macheteros atanquenses, quienes avizoran una represión mayor para disuadir la segunda fase de la campaña “Libertad y Justicia”.

Atenco es hoy un pueblo triste e intenta recuperarse, pero nadie olvida que, desde hace tres años, 12 de sus compañeros permanecen como los presos políticos de Peña en cárceles de alta seguridad.

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