Ardiente escenario
Los golpistas creyeron que el pueblo estaría en las calles tres o cuatro días, se equivocaron
Raimundo López/Prensa Latina
La posibilidad de encontrar una salida negociada a la crisis desatada por el golpe militar en Honduras continúa tejiéndose, tras 102 días de una tenaz resistencia pacífica de la población.
La violenta interrupción del Estado de derecho por militares, políticos y empresarios, sustentada en las fuerza de las armas, dejó graves desgarraduras, con un saldo aún por precisar de muerte, heridos y encarcelamientos.
La mañana del 28 de junio, en medio de la ira y el desconcierto de los simpatizantes del presidente Manuel Zelaya, era difícil imaginar que, 102 días después, la resistencia estaría en las calles, pese al estado de sitio.
Dos personalidades, un líder obrero, presente en la punta de todas las manifestaciones, y un sociólogo que ha estado cerca de los acontecimientos, coinciden que si hoy se habla de diálogo, es gracias a la resistencia popular.
Juan Barahona y Guido Eguigure apuntaron que el decreto de estado de sitio, del pasado 26 de septiembre, estaba destinado a paralizar la resistencia popular y alejarla del escenario de las negociaciones que se vislumbraban.
Fue para tratar de encuevarnos, de obligarnos a mantenernos en las casas, pero no pudieron, dijo Barahona, coordinador general del Frente Nacional contra el golpe de Estado, una vasta alianza de fuerzas populares.
Eguigure sostiene que fue una maniobra planificada para sacar de escena al actor fundamental de la resistencia a la asonada militar y que, aún en los peores momentos de la represión, no declinó sus banderas.
Ambos señalaron que no sólo se apeló a un desproporcionado despliegue de tropas en la capital, sino a la actuación de escuadrones de la muerte, con asesinatos a activistas de la resistencia cometidos por enmascarados, en un intento de sembrar el terror.
No hay comentarios:
Publicar un comentario