El alfil
Nada misteriosa y nada inexplicable resulta la conducta del secretario del Trabajo, Javier Lozano Alarcón, cuya página más reciente se escribe con un golpe, que pretende ser mortal, al Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
Hay varias razones para explicar, entonces, la libertad –desde luego con la orden y el visto bueno de Felipe Calderón– con la que trabaja este muy activo secretario, convertido en el alfil de la política laboral de Los Pinos.
En 2007 el Instituto federal Electoral (IFE) nunca ahondó en las indagatorias de este funcionario responsable en su momento de pasar la charola para la recolección de fondos privados paralelos para la campaña presidencial panista.
Periodistas como Luis Guillermo Hernández documentaron que “Lozano apareció desde siempre como el vínculo entre el equipo de campaña de Calderón y el empresariado del centro del país”.
En 2007 fue señalado como autor de aquella frase que identificó luego al chino Zhenli Ye Gon, hoy felizmente radicado en Nueva York: “coopelas o cuello”.
Egresado de la Escuela Libre de Derecho, Lozano es, pues, un alfil calderonista leal y muy eficaz, pero su historia tiene una cola larga.
De acuerdo con el libro Isosa: fraude transexenal a la nación, Lozano coparticipó en acciones irregulares que rodearon la constitución de los Fideicomisos Aduana 1 y 2, que significaron quebrantos patrimoniales por más de 10 mil millones de pesos a las arcas nacionales, vía triangulación de impuestos.
En su calidad de director de Normatividad de Hacienda, declaró violatorio de la normatividad el proceso de creación de los fideicomisos.
Más tarde, por presiones gubernamentales, cambió de opinión y declaró no estatales los dos fideicomisos, lo que abrió las puertas para que no fueran auditados por los órganos federales. El quebranto a las arcas superó 30 mil millones de pesos.
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