lunes, 5 de octubre de 2009

Moda brasileña, virtud y fortuna




Manuel Camacho Solís
Moda brasileña, virtud y fortuna

Brasil tendrá la sede de la olimpiada. Brasil es el primer país latinoamericano en salir de la recesión. Brasil se asocia con las naciones con mayor empuje de crecimiento como India y China. Brasil está de moda. Se le ve cada vez más como un país en ascenso, como uno de los nuevos centros de poder y desarrollo en la nueva configuración multipolar que se está constituyendo. Hay circunstancias que lo ayudan, pero también una larga lista de aciertos.
¿Cuáles son sus aciertos?

Brasil tiene ambición nacional. En plena globalización, Brasil nunca estuvo dispuesto a perder su autonomía ni a claudicar en su ambición de ser la gran nación de América del Sur: su sueño ha sido ser como Estados Unidos, o sea una potencia con territorio, soberanía y riqueza.

Brasil tiene voluntad de desarrollo. La tuvo en los años 70, cuando optó por manejar su tipo de cambio para estimular sus exportaciones y con ello acelerar su desarrollo industrial. La tuvo cuando decidió incursionar en ramas avanzadas como la computación y la aviación. Cuando después del shock petrolero avanzó con los combustibles renovables, o en el peor momento del mercado petrolero aceleró la investigación y las exploraciones en aguas profundas.

Brasil ha conservado los instrumentos del desarrollo. Tiene bancos de desarrollo. No estuvo dispuesto a entregar su banca nacional al extranjero. Tiene un sistema fiscal robusto. Ha cuidado sus equilibrios macroeconómicos, pero también ha tenido pragmatismo para utilizar el gasto con un objetivo contracíclico.

Brasil se ha abierto al exterior, pero no compró la fórmula liberal al pie de la letra. No se dejó seducir por la idea del mercado común de América. Ayudó a hacer competitivas a sus empresas, pero no despreció su mercado interno. No cerró los ojos a la integración latinoamericana con el Mercosur.

Brasil ha sido menos tolerante con la corrupción. Aunque abunda, tiene límites. Se los pusieron cuando enjuiciaron al ex presidente Collor de Mello.

Brasil ha podido construir un sistema político confiable. No es una democracia avanzada, pero sí tiene los suficientes equilibrios y apertura como para haber aprovechado el triunfo de un partido y un dirigente que no eran parte del statu quo, como ocurrió con Lula y el PT.

Brasil tiene empresarios emprendedores. Basta comparar el número de nuevas empresas que han participado en la bolsa, en comparación con lo que ocurre en México, para medir su potencia empresarial.

Brasil no abandonó su agricultura. Por el contrario, la ha hecho una de las fortalezas de su economía.

Brasil ha contado con respetados gobernantes. Cardoso, desde el centro, hizo su parte. Lula, desde la izquierda, ha tenido un desempeño virtuoso. Con responsabilidad, mesura, perseverancia y sensibilidad social Lula ha levantado la confianza, le ha dado un gran empujón a su sociedad y ha posicionado al país de manera ejemplar.

Todo lo que hoy tiene Brasil; México lo ha tenido, lo ha podido tener y lo podría tener con una alianza progresista y un gobierno decente.

Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista

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