Club de amigos
Con los cambios en el gabinete, Felipe Calderón mostró nuevamente su estilo. Como siempre privilegió la lealtad y la amistad. Pero ahora expone al país a los vaivenes de una muy lenta recuperación económica con crecientes costos sociales.
Mañana martes el Senado aprobará la propuesta de Calderón de Agustín Carstens como gobernador del Banco de México. Más allá del reconocimiento internacional y por encima de sus errores de diagnóstico sobre el tamaño de la recesión, Carstens llevará a perder autonomía e independencia al instituto central que someterá su política monetaria a la necesidad de recuperación con fines político-electorales para intentar mantener la presidencia en 2012. Ya se verá cómo la Junta de Gobierno bajará, ahora sí ha pedido, sus tasas de interés.
El ascenso de Ernesto Cordero a Hacienda empieza a partidizar una dependencia que se había caracterizado por una especie de servicio profesional de carrera con un manejo conservador y ortodoxo. Aunque públicamente los empresarios le han dado su respaldo, en privado hay preocupación porque se pierda la confianza de los mercados, sobre todo internacionales, y se retrase la entrada de inversión extranjera.
Es probable que la presión por acelerar la recuperación con fines electorales
lleve a un relajamiento de la disciplina fiscal y monetaria que revierta equilibrios. Es factible que al finalizar esta administración pudiera presentarse una nueva presión devaluatoria.
Si bien es urgente darle mayor énfasis social al modelo de desarrollo a través de reformas estructurales que posibiliten un crecimiento sostenido, sustentable y redistributivo, se requiere un gran acuerdo para darle otra dimensión al país y viabilidad a la nación. Hoy ese estilo personal de gobernar no muestra liderazgo ni capacidad para consensar acuerdos y generar un mejor ambiente de gobernabilidad. En cambio, la partidización y politización de la economía están a la vista.
Fuente: El Periódico
Difusión AMLOTV
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