Javier Solórzano
Vitral
18 de diciembre de 2009
De que urge, urge
No tiene sentido aceptarla sin chistar y menos oponerse en automático. La reforma del Presidente está cargada de claroscuros. Todo parece indicar que no la cabildeó. A pesar de que se veía venir es evidente que los consensos previos hubieran cambiado las reacciones. No casualmente la propuesta de Calderón fue enviada cuando los legisladores están por irse, muy probablemente no querían dejar de enviarla para no dejar de cumplir promesas esperando que se enfríe para ver qué pasa en febrero.
Queda la impresión de que buena parte de la motivación del decálogo radica en lo que se percibe en la sociedad. No hay duda de que está harta de los políticos, de la partidocracia, y del dinero que se gastan. Tomemos uno de los puntos del decálogo. ¿Sirve reducir al Legislativo? No necesariamente, por más impopular que resulte la respuesta. ¿Por qué no en lugar de 500 diputados se incrementa a 700, como sugirió ayer Raúl Moreno Wonchee? La sociedad estaría mejor representada porque siendo más diputados el radio de acción sería menor, lo que les permitiría atender mejor a los ciudadanos. Todo es relativo, pero lo que no puede serlo es que con críticas propias del momento que vivimos se termine por diseñar una reforma sólo de corto plazo sin atender el diseño de país.
Lo que ofrece en lo inmediato el decálogo es una discusión sobre cómo modernizar la política y, sobre todo, hacerla más cercana a los ciudadanos. La disyuntiva es si pese a ser la “propuesta de Calderón” estánn dispuestos a debatir quienes lo tachan de ilegítimo, o si seguimos esperando, como forma de vida política sexenal, a 2012.
No hemos pasado de las reformas posibles y negociadas a las necesarias. El decálogo debe servir para “treparse” a una discusión inevitable y urgente. Estamos sumergidos en la falta de operatividad y eficacia de la política. Se requiere una reforma de Estado que incluya a los medios de comunicación, que el Ejecutivo tuvo mucho cuidado en no mencionar. Para que el decálogo tenga vigencia requiere cambios, discusiones y, sobre todo, replantear todo el entorno político. Lleva tiempo, pero en algún momento tenemos que empezar.
¡OOUUCHCH! Frustrante y molesto ver por doña tele el final del inobjetable triunfo del Monterrey. Cortaron la transmisión de tajo sin explicación. Iban tras el tótem rating al que se rinden como única razón de existencia. Lo que nos espera para el Mundial.
Nos leemos el primer viernes de enero y que le dé tiempo para lo que quiere hacer. Felices fiestas.
Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV
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