jueves, 8 de julio de 2010

Fidel Herrera Beltrán, el gran perdedor

Pulso crítico

J. Enrique Olivera Arce

Como en el futbol, esto no se acaba hasta que se acaba. Javier Duarte de Ochoa es virtual triunfador en la elección para gobernador, de acuerdo a las cifras preliminares difundidas por el PREP. Hasta este momento esto es real, nos guste o no nos guste, aunque no por ello diluye el clima de incertidumbre que prevalece después de la elección del domingo. Falta lo que sigue: hoy miércoles inicia el cómputo oficial y el próximo domingo se conocerá quien, a juicio del IEV será ungido como gobernador electo.

Aún hay más. Todo indica que la contienda se irá a tiempos extra. Pues si bien para el candidato del PRI su triunfo es inobjetable, no lo es así para sus adversarios, que ya velan armas para aventurarse en un proceso de impugnación de la elección de gobernador. Beatriz Paredes Rangel confirma esto último, curándose en salud al enviar a Veracruz a un equipo de distinguidos y duchos abogados que defenderán con todo el triunfo de Javier Duarte.

Y eso no es todo. En círculos cercanos a Miguel Ángel Yunes Linares y Dante Delgado Rannauro, se habla de que existen suficientes elementos probatorios para que el TRIFE de entrada a la impugnación parcial y, posteriormente, dictar sentencia anulando la elección de gobernador y restituir el proceso. Aventurado en este momento, pero así están las cosas en los cuarteles del PAN-Panal y de la coalición Convergencia, PRD, PT, pese a que muchos priístas, viendo pasar la procesión no se hincan, afirmando que Duarte de Ochoa ganará con más de 300 mil votos a su favor, por lo que no habrá lugar a la judialización de la elección. Afirmación que comparte extrañamente el candidato priísta, (habla de 400 mil votos) pues por más que se estire el mecate, no podrán modificar la tendencia registrada en el PREP, salvo cuestionando la validez de éste instrumento y, con ello, al propio Instituto Electoral de Veracruz, ya de por sí severamente cuestionado.

Así que estimado lector, quedan aún algunos días para el rumor y la especulación. Mantenga la calma y esperemos los números duros que arrojará el cómputo final. Si es que este es el definitivo, pues si se llegara a dar la impugnación parcial y esta fuera aceptada por el TRIFE, la cosa va para rato.

Así que si habremos de esperar sentados, rumorando y especulando sobre el destino final de la elección, vale la pena poner sobre el tapete los siguientes supuestos:

El IEV expide constancia de mayoría a Javier Duarte de Ochoa. ¿Miguel Ángel Yunes Linares le levantará la mano declarándose perdedor y se va a su casa como si nada?

Caso contrario. El IEV reconoce el triunfo del candidato panista. ¿Fidel Herrera Beltrán felicitará a Calderón Hinojosa por su triunfo?

No hay triunfo para nadie. La elección se “judicializa”; Yunes Linares y Dante Delgado ó, en su caso, Javier Duarte, llevan adelante la impugnación parcial ante tribunales y estos dictan la última palabra.

El TRIFE la da el triunfo a Duarte de Ochoa y todos contentos nos dedicamos a lo que deberíamos estar haciendo, trabajar por Veracruz y no seguir perdiendo miserablemente el tiempo en mascaradas electorales.

El TRIFE anula parcialmente la elección, dictando sentencia a favor de la reposición del proceso de elección de gobernador. Se convoca a nuevas elecciones y los partidos políticos postulan como candidatos a Javier Duarte de Ochoa, Miguel Ángel Yunes Linares, y Dante Delgado Rannauro. ¿Volverá a “triunfar” el PRI y sus satélites? ¿Yunes y Dante se irían solos nuevamente? O lo que toda lógica política indica, Dante declinaría a favor de Yunes, y que Dios agarre confesados a los priístas.

Como se ve, estimado lector, hay aún mucha tela de donde cortar para no aburrirse en el café.

Hasta aquí mi modesto aporte al rumor y la especulación. Lo objetivo, inobjetable, y difícil de tapar con un dedo, con todo y lo que diga o deje de decir la prensa oficialista, es que a partir de las cifras dadas a conocer por el PREP, el gran perdedor de la contienda electoral del 2010, no es Veracruz, como se diría recurriendo a lugares comunes. Es ni más ni menos que el Maestro Fidel Herrera Beltrán.

No hay otro ni podría estar a discusión su derrota; a lo largo de cinco años habló y habló con falso triunfalismo, asegurando que tenía el control de todo, que contaba con la aceptación y simpatía del más de 90 % de los veracruzanos, que tenía en un puño al “pinche poder”, y que el delfín obtendría una victoria de dos a uno sobre Miguel Ángel Yunes, su enemigo personal. Su soberbia y lengua larga lo perdió. La elección del domingo, a manera de plebiscito, le desmintió rotundamente. Cerca de millón y medio de ciudadanos en las urnas le dijeron lo contrario; más de cuarenta por ciento de electores potenciales se abstuvo de respaldarle votando; perdió 10 diputaciones, y sólo alcanzó el voto favorable a sus candidatos a las alcaldías en 84 municipios.

Y por si fuera poco, sus mismos correligionarios expresan a “soto voce”, que se hubiera arrasado si el gobernador no hubiera metido tan groseramente las manos en el proceso electoral.

Inobjetable, diría yo. Los datos duros no mienten. No como “el triunfo” aún virtual de Javier Duarte de Ochoa.

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