Alfredo G. Pierrat / Prensa Latina
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* Es una política de Estado * Está regida por el criterio: derecho fundamental de toda la población
En apenas tres años y medio, la atención sanitaria en Nicaragua dejó de ser una práctica elitista y controlada por las reglas del mercado, y se convirtió en una prioridad gubernamental y un derecho de toda la población. Los avances logrados en este campo desde que los sandinistas asumieron por segunda vez el gobierno de esta nación centroamericana, en enero de 2007, son enormes y responden a una política de Estado concebida a partir del criterio de que la salud es un derecho fundamental de toda la población y es una obligación gubernamental brindar una atención de calidad, de manera eficiente y gratuita.
Tras 17 años de gobiernos neoliberales (1990-2006), una de las primeras decisiones adoptadas por el presidente Daniel Ortega fue decretar la gratuidad de la atención médica en hospitales y centros de salud, incluyendo los exámenes de laboratorios y con equipos de alta tecnología, que luego se extendió a los medicamentos prescritos en esas unidades.
Esa medida posibilitó el acceso a la atención médica de gran parte de la población nicaragüense, sobre todo la de menores ingresos, hasta entonces impedida de pagar los altos costos de hospitales privados e incluso públicos. Por ejemplo, en 2007 se realizaron en el Centro Nacional de Cardiología 2 mil 898 electrocardiogramas, pero la cifra subió a 7 mil 932 en 2009 y sólo durante el primer semestre de este año se reportaron cuatro mil 500. Hace tres años, los nicaragüenses debían pagar por un electrocardiograma el equivalente a unos 30 dólares por examen, pero desde 2007 se realizan gratuitamente en todos los hospitales públicos y centros asistenciales controlados por el Ministerio de Salud (Minsa).
Pero de poco sirve la gratuidad de la atención médica si son escasos los centros asistenciales y los que existen no disponen de los recursos humanos y técnicos necesarios. Concentrada principalmente en Managua y en algunas otras ciudades, la infraestructura de salud pública que encontró el gobierno sandinista en 2007 estaba marcada por la corrupción y el abandono de las tres administraciones neoliberales precedentes.
No existían máquinas de hemodiálisis en ninguno de los hospitales públicos del país, y mucho menos equipos para realizar tomografías, resonancias magnéticas, ecocardiogramas y otros exámenes especializados. Todo eso comenzó a cambiar rápidamente, gracias a importantes y sostenidas inversiones gubernamentales y a la ayuda brindada por los países de la Alianza Bolivariana de los Pueblos de Nuestra América (Alba), principalmente de Cuba y Venezuela.
La infraestructura
En tres años y medio, se han reparado y reacondicionado decenas de hospitales y centros de salud en todo el país y se construyeron otros, principalmente en zonas del interior donde prácticamente nunca antes se brindó atención médica a la población. En la primera semana de julio y en saludo al XXXI aniversario del triunfo de la Revolución sandinista, la ministra de Salud, Sonia Castro, anunció la inauguración, en el transcurso de ese mes, de 15 nuevas unidades sanitarias, entre ellas cuatro hospitales primarios. Se está mejorando la infraestructura y poco a poco el modelo de salud que encontramos fracasado lo estamos invirtiendo; sabemos que las necesidades son grandes, pero vamos avanzando, dijo la titular del Minsa.
En la aplicación de su política sanitaria, el gobierno sandinista ha otorgado la prioridad a la prevención y a partir de ese concepto se ha intensificado la atención a las embarazadas y se multiplican los programas de vacunación, sobre todo a la población infantil, lo que ha permitido eliminar o reducir la incidencia de enfermedades como la poliomielitis, el tétanos neonatal, el sarampión, la rubéola y otras. Al mismo tiempo se ha trabajado intensamente en la formación de nuevos médicos, personal de enfermería y técnicos de la salud, con vocación de servicio solidario y humanista, ajena a conceptos mercantilistas.
Al pujante movimiento de médicos sandinistas que se mueve por todo el país, se unen poco a poco los graduados de las universidades locales, así como los más de mil jóvenes que Nicaragua ha enviado a la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana, y los más de 200 que estudian en Venezuela. El esfuerzo realizado a lo largo de más de tres años posibilitó que, a finales de mayo último, el representante permanente en Nicaragua de la Organización Panamericana de la Salud, Jorge Luis Prósperi, destacara los logros del gobierno sandinista en materia de salud. Nicaragua es uno de los países con más alta cobertura de vacunación en el continente, dijo el funcionario, y añadió que ni en Suramérica ni en Centroamérica se alcanzan cifras por encima del 95 por ciento en la mayoría de las vacunas como en Nicaragua y eso sólo se logra con un compromiso político muy fuerte del gobierno.
A juicio de Prósperi, las limitaciones son básicamente financieras, pero para salvar ese escollo se cuenta con una fuerte política sanitaria y el país tiene un plan de salud y un modelo de organización de los sistemas sanitarios locales que son ejemplo para América.
La colaboración cubana
La colaboración cubana en este esfuerzo es notable. La brigada Ernesto che Guevara, integrada por unos 180 especialistas, opera dos hospitales, uno en el municipio Muelle de los Bueyes, en la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS), y otro en Waspán, en la Región Autónoma del Atlántico Norte (RAAN), zonas de asentamiento tradicional de los pueblos originarios. Personal médico de la Che Guevara está presente también en los departamentos de Matagalpa y Río San Juan, y sus técnicos operan los equipos aportados por Venezuela para el Centro de Alta Tecnología del capitalino hospital Lenin Fonseca. También integran esa brigada los 45 médicos y técnicos que operan los cuatro hospitales oftalmológicos creados en Nicaragua como parte de la Operación Milagro, instalados en Ciudad Sandino, Matagalpa, Bluefields y Puerto Cabezas, donde en conjunto se han realizado hasta ahora más de 67 mil operaciones quirúrgicas a personas con problemas visuales. La mayor parte de esas operaciones se realizaron a personas afectadas por cataratas o pterigium y fueron totalmente gratuitas, algo muy importante si se tiene en cuenta que una operación de ese tipo cuesta en un hospital privado de Nicaragua alrededor de 900 dólares.
Otra colaboración cubana de gran impacto social es la que protagonizan los 64 especialistas y técnicos de la isla que integran la Brigada Todos con Voz, que desde octubre del 2009 realiza el Estudio psicosocial, pedagógico y clínico-genético de las personas con discapacidades en todos los departamentos de Nicaragua.
Esa brigada, integrada también por 25 médicos nicaragüenses, completó ya esos estudios en Masaya, Matagalpa, Chinandega, Managua, León, Jinotega, Nueva Segovia, Estelí y a principios de julio estaba a punto de terminar en Chontales.
Hasta el 6 de ese mes había estudiado a un total de 88 mil 419 personas con diversos tipos de discapacidades, para lo cual ha visitado más de 131 mil viviendas.
Esos estudios permiten acopiar información que antes no existía sobre las personas discapacitadas, lo que posibilita al gobierno elaborar y aplicar programas de atención para mejorar la calidad de vida de ese vulnerable sector de la población.
Fuente: Forum
Difusión: Soberanía Popular
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