LA SEÑORA WALLACE
Por: Francisco Rodríguez
Uno de los más recurrentes fenómenos que se dan entre los trabajadores de los medios de comunicación es el de la invención, prácticamente desde la nada, de héroes y heroínas epónimos. ¿Quién no recuerda, por ejemplo, el sonadísimo caso de la ahora ex perredista Ruth Zavaleta, a quien se ensalzaba a niveles de “la mejor política que ha dado México en las últimas décadas” y otras zarandajas por el mismo estilo? Desapareció.
Ni fue una destacada legisladora –apenas una buena lectora de las tarjetas que para actuar como presidenta de los debates camerales le preparaban la legendaria María Elena y el joven hijo del mítico señor Azcoitia--, ni llegó a la candidatura al gobierno de Guerrero. Nada. Se redujo a su verdadera dimensión.
Los medios “inflan” egos a conveniencia. Es claro que en el caso de la señora Zavaleta, de quien se dice es en realidad oriunda de Nicaragua, de lo que se trataba era de ponerle polvos de hornear a su disputa con Andrés Manuel López Obrador, a quien ciertos periodistas “odian”, sólo porque el tabasqueño es odiado por el ocupante de Los Pinos. A conveniencia, pues.
Sucede con frecuencia en la política y, más recientemente, en las traídas y llevadas áreas de seguridad. Quizá porque, para los panistas en aparente uso del poder, hoy la política es sólo nota roja.
Por una frase espetada ante los poderosos en turno encabezados por Felipe Calderón, aquella de “si no pueden, renuncien”, hubo quienes proponían al empresario Martí como candidato presidencial –el PRD hasta lo mencionó cual posibilidad para enfrentarlo al sucesor de Enrique Peña--, cuando según los enterados todo lo que deseaba el padre del jovencito secuestrado y asesinado era que el SAT le diera el mismo trato que a Roberto Hernández cuando vendió Banamex a través de la Bolsa: que no le cobraran impuestos por el traspaso de sus negocios a la familia Harp Helú.
Empero, la más “inflada” de todos –incluso por las dizque autoridades-- ha sido la señora Isabel Miranda de Wallace.
Gracias a los medios, y a la fallida Administración que la premia por supuestamente hacer la tarea que a la PGR y a la SSPF corresponde, ella dicta cátedra en materia de seguridad pública y, ahora, hasta regaña al cuerpo social.
Otro problema de los medios en nuestro país es la superficialidad. Pocos o, de plano, nadie va al fondo de los asuntos. Pocos, muy pocos, han cuestionado que en el caso de la misteriosa desaparición del hijo de nuestra heroína (sic) de hoy ya haya procesados y encarcelados, sin que nunca se haya encontrado el supuesto cadáver. Versiones corren que mueven a risa. Como ese de que el cuerpo fue cortado en trocitos y lanzado al excusado de un departamento de interés social, cuando cualquiera que habita en uno de ellos sabe que con el simple papel higiénico las tuberías se colapsan.
La señora es esforzada. Empeñosa. Sabe moverse entre publicistas, delincuentes y policías. Y quiero pensar que mentes perversas se han venido aprovechando de esas sus cualidades para usarla cual correa de transmisión de sus mensajes.
No sé a usted, pero a este escribidor muchas veces le da la impresión de que, al igual que en su momento otra pasajera, muy temporal, heroína epónima –me refiero ahora al vergonzoso caso de la señora Morera, también ya desaparecida de los medios-- está bajo contrato de alguna dependencia federal.
Porque son más las ocasiones que la señora Wallace exculpa a las autoridades que las que las señala cual responsables de brindar seguridad a los contribuyentes. Ahí está cual ejemplo reciente su intervención en los reeditados Diálogos por la Seguridad y bla, bla, bla, en la que pareciera haber dicho que es la propia sociedad la culpable del baño de sangre en prácticamente todo el país, por “tirarse al piso”, por victimizarse.
Pero se le tolera. Es la heroína muy conocida de moda.
Y sí, claro, ante nuestra orfandad de liderazgos, también hay quien la propone para que sea la próxima presidenta de la República.
Todo esto, claro, hasta que en los medios se empiece a “inflar” otro ego.
Índice Flamígero: A Felipe Calderón no le importa mentir. Ahora resulta que él nunca dijo “guerra contra el narcotráfico”. Que eso lo inventamos los demás. Que él habló de “lucha”. ¿Así se habrá retractado Slovodan Milosevic, uno de los más recientes genocidas del planeta?
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Fuente: Indice Político
Difusión: AMLOTV
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