JORGE GÓMEZ NAREDO
Es un cínico. Un verdadero cínico. Llegó a la presidencia de la república vía un fraude electoral y una campaña de división entre los mexicanos. Se alió con quien pudo para lograr su objetivo: que el PAN no perdiera la presidencia en las elecciones de 2006. Un ejemplo claro fue la alianza con Elba Esther Gordillo, cacique del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Le ofreció, si ganaba la contienda electoral, secretarías y puestos desde donde la “profesora” pudiera colocar a sus allegados y hacerse de más poder y de más recursos. No le importó nada. Él quería ganar. Él quería ser presidente. Sí, Felipe Calderón es un cínico. Un verdadero cínico.
En Puebla, el viernes pasado, Felipe Calderón fue a inaugurar una planta donde un fabricante de automóviles germano producirá un nuevo vehículo. Ahí, Calderón dijo que el gobierno mexicano y el alemán tienen mucho en común: “los valores que compartimos. Los valores de democracia, los valores de Estado de derecho, los valores del trabajo y la responsabilidad, los valores de la economía libre, la economía de mercado, los valores de la justicia social, son valores que nos unen y que nos hacen trabajar en la misma dirección y por las mismas causas, a uno y a otro lado del Atlántico, a México y Alemania”. ¿Acaso el gobierno de Felipe Calderón se ha comprometido con la democracia?, ¿el usar el sistema de “justicia” (como en el caso del michoacanazo) para obtener ventajas electorales es defender la democracia?, ¿el llegar a un puesto vía un fraude electoral es abonar al fortalecimiento de la democracia?; ¿acaso “tener responsabilidad” es llevar a un país a una cruenta guerra?; ¿acaso Felipe Calderón busca la justicia social, si en el país, en sus años de gobierno, se ha ahondado la brecha entre pobres y ricos?, ¿acaso está comprometido con el “Estado de derecho”, si todos los días en el país se violan miles de derechos y lo único que existe es impunidad?, ¿acaso el gobierno de Calderón se ha comprometido con los más necesitados de este país? Puro cinismo. Sí, verdadero cinismo.
En esa misma reunión en Puebla, Calderón propuso “dejar atrás ese México de la promesa que no se cumple”. Estas palabras son cínicas y representan una afrenta para la mayoría de los mexicanos: las dice una persona que, en su campaña por obtener la presidencia de la república, dijo que iba a encabezar un gobierno de “manos limpias” y se nombró el “presidente del empleo”. ¿Y qué tenemos hoy? Una administración federal envuelta constantemente en casos de corrupción, de violación a los derechos humanos, una administración federal incapaz de echar a andar una economía interna más dinámica, de proporcionar condiciones mínimas para que millones de mexicanos tengan trabajo digno y bien remunerado. Sí, una administración que no ha contenido la huida de cientos de miles de connacionales hacia Estados Unidos porque aquí, en su país, las condiciones económicas, sociales y de seguridad son insoportables. Una administración federal que pregona que ha logrado “estabilidad macroeconómica”, pero que oculta la pobreza de millones de mexicanos. Sí, Felipe Calderón es un cínico. Un verdadero cínico.
Felipe Calderón lleva ya más de cuatro años de presidente del país. Y “sus logros” han sido desastrosos. La nación está envuelta en sangre y lágrimas. Hay zonas y ciudades completamente dominadas por la delincuencia organizada. Carreteras que son intransitables porque hay asaltos, porque hay gente que es bajada de sus autos o de los autobuses que los transporta, y es asaltada, asesinada, recluida, secuestrada. Hay más pobres hoy que hace cuatro años. Hay más gente sin empleo, y hay gente con empleos que les proporcionan una bicoca de salario. Sí, los “logros” de Felipe Calderón no son nada halagüeños. Más pobreza produce más delincuencia, y más impunidad hace que la delincuencia sea más atractiva para cientos de miles de personas. Pero este desolador panorama no le impide a Felipe Calderón decir que vamos bien, que su administración ha hecho lo posible y lo imposible, que él ha sido un hombre de estado, inteligente, no corrupto, limpio. Eso es cinismo. Puro cinismo. Verdadero cinismo.
jorge_naredo@yahoo.com
Fuente: La Jornada de Jalisco
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