lunes, 13 de julio de 2009

¿Qué hará el PRI?




Manuel Camacho Solís
¿Qué hará el PRI?


El PRI ganó la oportunidad de regresar al gobierno nacional. Debe ahora probar que puede representar una opción real de gobierno y no ser una mera prolongación de un largo deterioro nacional del que en parte es responsable.
El PRI tiene potencia para ganar en 2012. El camino se lo abrieron los errores del PAN y de la izquierda. Ahora, lo único que podría detenerlo serían sus propios errores o una rectificación que relanzara a la izquierda para aglutinar a una coalición progresista.

El dilema del PRI no está entre ser un partido antiguo o moderno, joven o viejo. Eso no dice nada. Lo que importa es la sustancia frente al momento. Eso es lo que no se puede evadir en medio de una crisis como la actual.

Tiene que definir si será un conglomerado de intereses, cuyo cemento principal es la defensa de la impunidad; o si se plantará con suficiente unidad y disciplina como para definir una línea nacional y sentar al Ejecutivo en una negociación mayor.

El dilema del PRI es: mantener su frágil unidad con base en la defensa de los intereses non santos de sus líderes; o construir una unidad en la que se proteja a sus miembros, pero se privilegie la responsabilidad política para ayudar al país a salir del huracán que podría arrastrarlo.

Si la actuación del PRI la define su mínimo común denominador —sus cuadros más corruptos y represivos— no será capaz de salir del espacio de los aparatos y de una posición oportunista, meramente defensiva. Podrá tener cargos y hasta mayoría legislativa, pero no tendrá poder ni prestigio.

Si el PRI logra definir una línea diferente, no se deja arrastrar por el pacto de impunidad y se planta ante el Ejecutivo como una verdadera fuerza opositora que sabe negociar, pero no se deja apresar por las estratagemas que le pondrán los panistas y algunos priístas, entonces sí, el PRI se convertiría en opción de gobierno nacional.

Hasta el momento, los posicionamientos del PRI siguen mirando a ganar votos. Muy pronto se verá de qué están hechos. Ángeles no son; ni convendría que fueran. Lo que sí tendrán que mostrar es si, entre ellos, hay políticos(as) con liderazgo efectivo, dispuestos a jugar en la política grande. O si ante lo que estamos es ante personajes menores, demasiado taimados, demasiado comprometidos con los intereses, poco lúcidos para mirar al futuro y asumir los riesgos que significa cogobernar o al menos ser una oposición que desde ahora construye su unidad de acción y decisión.

Los posicionamientos mercadológicos, la astucia para saber esperar a que se desgasten los adversarios y la divisa del sometimiento a los intereses son una fórmula ganadora de elecciones locales e intermedias. No lo es para gobernar de otra manera a México (y probablemente ni siquiera para ganar en 2012).

El PRI está en el melodrama de 2012, cuando si se ofrece como opción de gobierno, tendría que estar preparándose para el simulacro de una batalla para rescatar la autonomía del Estado con la cual reactivar la economía y gobernar la inseguridad.

Miembro de la Dirección Política del Frente Amplio Progresista

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