martes, 15 de diciembre de 2009

El Sainete de ‘Juanito' en Iztapalapa




El Sainete de ‘Juanito' en Iztapalapa



( ¿Quién gana y quién pierde? )

Por Alfredo Velarde

En la medida en que pasa el tiempo de un sexenio dramático y sangriento para los mexicanos, signos inequívocos de una profunda descomposición política parecen enseñorearse para evidenciar la profunda descomposición que vive el sistema político mexicano, aparentemente sin solución posible alguna. Son tantos y tan complejos los claros problemas de su evidente disfuncionalidad representativa que se yerguen ante nuestros ojos, y tan grandes las implicaciones que contra el conjunto de la sociedad se imponen en todos sus asuntos desde el poder, que circunscribirnos hoy al mero señalamiento indubitable de que nos encontramos ante una rotunda crisis de representación , en medio de un conglomerado creciente de resistencias colectivas incapaces aún de cambiarlo todo, que hasta suena suave nuestra definición, ante la brutal calamidad en que la “administración pública” ha colocado el interés colectivo de las amplias mayorías empobrecidas con la plena complicidad de todos los partidos políticos sin excepción y realmente existentes.

En síntesis, el México partidocrático del presente se debate entre la incontrovertible podredumbre en que ha devenido ser “representante popular” y el más descarnado cinismo de los anodinos y contraproducentes amén de corruptos políticos profesionales –desde la presidencia misma en la dizque república al más intrascendente cargo de minoría representativa de cualquier municipio- que escandaliza el hecho, por si no fueran suficientes los tiempos en que los políticos parásitos viven a las costillas del erario público, de que ahora se esté formulando la propuesta a favor de la figura de la reelección en los puestos de “elección popular” empezando por los diputados. ¡Hágame usted el favor!

Y si establezco todo el anterior recuento –que no desahogo-, es porque, en mucho, todo ello tiene que ver con el vergonzoso sainete del llamado por su alias “Juanito” en Iztapalapa, un auténtico robo por parte de este personaje (con la complacencia del panato gubernamental) de la representación popular y sus cuantiosos recursos en la más grande demarcación delegacional capitalina por su densidad demográfica y que además constituye, como fenómeno, un verdadero elemento distractor de otros problemas mucho más graves e importantes que padece la ciudadanía en el país. El caso del envilecido trato al SME, por parte del propio gobierno federal, sería un inmejorable ejemplo actual. En cualquier caso, el fenómeno “Juanito” , indudablemente, resume y sintetiza todo lo peor de la vida política mexicana bajo el dolido presente en que concluiremos la primera década del siglo XXI que debiera representar la aurora de lo nuevo por venir y no esa basura nada espectacular que atestiguamos con asco.

Y, sin embargo, lo que tenemos es un siniestro personaje convertido en muñeco de ventrílocuo de un poder federal que ha usado a ese pobre don nadie y político chatarra para operar en el centro neurálgico del poder político nacional, la capital del país, a favor de sus ominosos intereses contra todos nosotros. Y el colmo de todo, al amparo de una “ley” , que hasta puede ser capaz de sancionar la creación de ese auténtico Frankenstein de la política a la mexicana como algo “legal” , que algunos en principio habían incluso tildado como una “jugada maestra” de un López Obrador nada genial y corresponsable del hecho, ante los juegos sucios de los tribunales electorales que precipitaron en cascada una cadena de acontecimientos que llevaron a que Rafael Acosta Ángeles , “Juanito” , hasta la semana pasada fuera el Delegado electo y ‘en funciones' de Iztapalapa, cuando todos saben que la enorme mayoría de quienes votaron “por él” y el Partido del Trabajo que lo fabricó en su laboratorio de insensateces oportunistas, en realidad lo hacían por el PRD y la también nada esclarecida Clara Brugada , cuyo nombre aparecía con las siglas de ese alineamiento partidario, pero que de haber sufragado por ella, implicaba votar por una tal Silvia , también doña nadie , que encarnaba en el juego sucio de la política, los intereses del PRD chucho en Iztapalapa. Como vemos, el asunto es algo maloliente mucho peor que una simple cuestión de mera papelería electoral extemporánea.

La pregunta central, en todo caso aquí, es la siguiente: ¿quién gana y quién pierde con el grotesco sainete de “Juanito” en Iztapalapa? A nuestro juicio, los únicos que podrían haber ganado algo, si el recurso interpuesto en la Asamblea de Representantes del D. F. hubiera llegado a fallar en deponder por “ingobernabilidad” al trepador personaje que desde su analfabetismo político representa el susodicho y lumpenizado Juanito, son los personeros del gobierno federal y sus operadores del PAN capitalino, quienes estaban de plácemes por el arrebato al PRD, de facto, de una Delegación Política con un enorme peso específico en materia electoral y que nunca podrían ha


Fuente: Machetearte
Difusión: AMLOTV

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