EDUCAR EN LA TOLERANCIA
Por: Claudia Rodríguez
La noche del miércoles, con la inquietud de búsqueda de respuestas lo más reales y científicas a las preguntas infantiles sobre sexualidad y reconocimiento de identidad, asistí a una conferencia sobre educación sexual a cargo de especialistas del Instituto H. Ericsson. Las mayores inquietudes del público asistente, versaron sobre la homosexualidad y las fórmulas a aplicar para que nuestros hijos no se desviaran de un patrón cultural en donde las familias deben ser de un padre y una madre, en donde el primero sea siempre hombre y la pareja de éste, una mujer.
Advertí angustiada que pese a la pre configuración que los ponentes realizaron de su conferencia y de los conceptos expresados para situar al público en que la sexualidad es más que sexo, una gran mayoría de los asistentes insistía en obtener de los psicólogos fórmulas y recetas cerradas para evitar en sus hijos, lo que a la vez advierten como una desviación –sexual, cultural y hasta religiosa.
Pese a que el centro de la conferencia era reconocer nuestra sexualidad propia y a partir de este registro de identidad, inspeccionar cuáles son los factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y hasta espirituales que intervienen en lo que transmitimos a nuestros hijos en el terreno de la educación sexual, el público en general continuaba tratando de obtener una respuesta concreta a un evento familiar que les inquietaba sobre las conductas de exploración de los cuerpos de sus pequeños y sobre todo para evitar que se convirtieran en homosexuales.
Sé de cierto que abordar el tema de la homosexualidad atrae opiniones encontradas y hasta muecas y expresiones de desprecio y superioridad pero nunca como hoy entre quienes plantean que los homosexuales no deben tener los mismos derechos de quienes se identifican como heterosexuales.
En mi muy particular opinión, creo que en este tema y otros tantos tan espinosos, nos es más fácil recurrir a argumentos que tienen que ver más con nuestros gustos y odios, que con la libertad y la legalidad.
Existe una corriente importante entre las nuevas generaciones de padres de familia por educar a los hijos en la tolerancia y nos falta a muchos de nosotros practicarla.
Tolerancia no implica callar nuestras opiniones fundadas o no, pero sí advierte no mostrar ningún ademán o expresión de desprecio o asco hacia otro ser humano que no comparte muchas de nuestras formas de vida y que en la mayor parte de los casos se espeta sin que nuestro blanco de crítica esté presente a nuestra interlocución.
Seamos francos, seguimos discriminando a priori, sin información y dizque con consensos. Pedimos tolerancia y no sabemos practicarla.
Acta Divina… El miércoles 27 de enero del presente, el gobierno federal a través de la Procuraduría General de la República (PGR) promovió ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) un recurso de inconstitucionalidad contra las reformas que permiten en la jurisdicción del Distrito Federal, el matrimonio entre personas del mismo sexo y que a la vez puedan adoptar hijos.
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Fuente: Indice Político
Difusión: AMLOTV
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