Fausto Fernández Ponte
27 abril 2010
ffponte@gmail.com
Asimetrías
La Ley Arizona
Por Fausto Fernández Ponte
“Los gringos temen la mexicanización de Estados Unidos, pero al mismo tiempo van muy adelantados en la estadunidización de México”.
Liborio Díaz.
I
La promulgación de la llamada Ley Arizona (SB1070) --considerada incluso por no pocos arizonianos como una legislación de odio— refleja sin duda cierto estado de cosas en Estados Unidos y México que demandan atención urgente de ambos gobiernos.
Y ese estado de cosas es tocante a México el a de la inviabilidad brutal, por antisocial, antipueblo, de una forma de organización económica diseñada en EU y aplicada al pie de la letra por el poder político del Estado mexicano desde hace casi tres décadas.
Esa forma de organización –o modelo económico— ha causado estancamiento del desarrollo de la economía popular y decrecimiento espectacularmente dramático, así como pobreza, inseguridad social, incertidumbre, desesperanza y emigración a EU.
El modelo fue implantado formalmente y sin pudores ideológicos ni políticos ni morales ni éticos ni históricos en 1989 por el entonces Presidente de la República Carlos Salinas de Gortari, pero el camino había sido allanado por su predecesor.
Éste, Miguel de la Madrid Hurtado, fue un mandatario blandengue y tibio y sin convicciones ideológicas nacionalistas ni mucho menos congruentes con la naturaleza de las luchas históricas de los pueblos de México.
II
Don Miguel orientó la economía de México hacia la de EU, pero fue don Carlos –de tristísima memoria-- quien la adhirió formalmente a la estadunidense e incluso creó los mecanismos de dominación imperial, los del Tratado de Libre Comercio.
Ernesto Zedillo, sucesor del señor Salinas y némesis político de éste, a quien exilió, instrumentó con entusiasta ahínco la inserción final, definitiva, de la economía de México, de capitalismo salvaje, a la estadunidense, de laya imperial.
Los siguientes mandatarios –Vicente Fox y Felipe Calderón, el actual— consumaron no obstante su demostrada inepcia, el proceso que ha convertido a México en una provincia o protectorado de hecho de EU.
Y como documentadamente sostiene el académico John Saxe-Fernández, México es para cualesquier efectos prácticos un país al que EU ha anexado para sí. Esa anexión, reitérese, es de facto, no de jure. Oficialmente, México es un país soberano. .
En ese contexto ocurren ciertos fenómenos como el de la promulgación de la Ley Arizona. El Estado de Arizona no puede prohibir el ingreso indocumentadoi de ciudadanos, digamos, de California o Nuevo México, por imperativos jurídicos.
III
Cierto. California y Nuevo México (y otros Estados vecinos, como Nevada, Colorado, Utah, etc.) son miembros de una sociedad de Estados Unidos de América o Unión Americana. México es, oficialmente, ajeno a dicha Unión.
Ésta descripción contextual no plantea, ni remotamente, que la solución a los problemas del maltrato legal de mexicanos en Arizona sea la de insertar a México al conjunto de Estados Unidos de América. No. Esa no es la vía.
La vía, a nuestro modo de ver las cosas, es la de modificar la forma de organización económica prevaleciente en México que causa la emigración y, en general, la injusticia social y la desigualdad e independizarnos del yugo económico estadunidense.
La Ley Arizona no es distinta de leyes federales estadunidenses que le impiden al mexicano inmigrado sin visa acceder al sistema del seguro social, a la educación pública, a servicios de salud, etc., que financia con sus impuestos.
El problema, véasele como se le quiera ver, tiene solución al alcance de México. Más que las lamentaciones de la secretaria de despacho de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, lo que hay que hacer es crear empleos de calidad en México. No menos.
Pero crear empleos de calidad no es posible en la forma de organización económica prevaleciente, pues ésta privilegia la explotación expoliadora de los trabajadores del campo y la ciudad. La Ley Arizona dañará aun más al gobierno de México.
ffponte@gmail.com
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