lunes, 17 de mayo de 2010

A cerrar filas



Manuel Camacho Solís
A cerrar filas
17 de mayo de 2010


2010-05-17




Cuando a un grupo se le ataca desde múltiples frentes hay dos posibles reacciones: una, dejarse intimidar y dispersarse; la otra, cerrar filas. Frente a la violencia debemos cerrar filas.

Llegó el momento de dejar atrás las declaraciones belicosas u oportunistas. Hay condiciones para forjar un acuerdo nacional cuyo propósito sea reducir la violencia y reconstruir el estado de derecho. No las hay para “ganar la guerra”.
No sabemos todavía cuál es el hecho que originó la desaparición de Diego Fernández de Cevallos, pero con independencia de lo que se confirme, nadie tiene duda de que este hecho está ubicado en un entorno de violencia criminal que está ensangrentando a México. Cualquiera que sea el origen del crimen, ya tuvo su efecto sobre un mexicano, su familia y en acrecentar la percepción de vulnerabilidad que en horas se extendió a todo el país. Ayer en Culiacán, la dependienta de un estanquillo donde minutos después de la noticia compré un refresco, me dijo lo que la mayoría estaba pensando: “Si eso le puede pasar a él, quién está a salvo”.
Es el momento de reconocer que si ahora no tomamos medidas eficaces para reducir la violencia, ésta seguirá extendiéndose hasta el punto en el que la política ya no podrá hacer nada. Es decir, ya no habrá manera, siquiera, de estar esperanzados en los cambios que sólo ésta puede facilitar. ¿Podría haber campañas electorales para los candidatos a la presidencia en 2012 donde, como ya ha empezado a ocurrir, asesinan a los candidatos sin que siquiera pueda haber una investigación y las debidas consecuencias?
Sin aspavientos, haciendo a un lado muchas diferencias, de manera sistemática, deberíamos comenzar a convenir una política de seguridad para reducir la violencia. El gobierno de Felipe Calderón tiene la responsabilidad principal. Por ello mismo, también él debería tener en estos momentos la flexibilidad y la mesura necesarias para revisar lo hecho y convocar discretamente a construir las condiciones que permitan transitar en paz de aquí a 2012. La belicosidad, venga de donde venga, es contraproducente.
Si se buscan las coincidencias se van a encontrar. Ya hay un cambio en la posición del presidente Obama respecto a la política de guerra a las drogas que inauguró Nixon, donde se reconoce la importancia de reducir el consumo, atender a los adictos, reducir el movimiento de armas. Ya se ha probado que más violencia genera más violencia. Que desplegar al Ejército tiene más costos que beneficios. Que un programa de seguridad no puede sustentarse únicamente en la persecución. Que los componentes sociales son cruciales. Que las acciones de gobierno deben aterrizarse en el territorio. Que más importante que las armas es la reconstrucción de las instituciones del Estado. Que no es posible reconstruir al Estado sin un alto nivel de consenso.
Si hoy no es posible un viraje del tamaño del que se necesita, al menos coincidamos en las tres o cuatro decisiones que serenen a la sociedad y protejan al Estado. Llegó el momento de cerrar filas.
Coordinador del Diálogo para la

Reconstrucción de México (DIA)

Fuente: El Universal
Difusión AMLOTV

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