lunes, 17 de mayo de 2010

México, rezagado en las aguas profundas del golfo

Carlos Fazio / Prensa Latina
cfazio@laneta.apc.org

Cuando el pasado 31 de agosto el presidente Barack Obama anunció que Estados Unidos intensificará la exploración mar adentro de hidrocarburos, sorprendió el silencio de las autoridades de la energía en México.

La sorpresa por el mutismo de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Secretaría de Energía guarda relación con el hecho de que parte de las exploraciones ordenadas por el jefe de la Casa Blanca serán en el Golfo de México, a menos de 200 kilómetros de las costas de Florida o Virginia, pero podrían abarcar territorios transfronterizos ubicados en los llamados Hoyos de Dona.

Los Hoyos de Dona son áreas que han quedado en medio de los mares territoriales de dos o más países, que formalmente no pertenecen a nadie y cuyo aprovechamiento depende de que las naciones colindantes decidan fijar sus límites en el marco de la Convención sobre Derechos del Mar de la ONU. En el Golfo de México existen dos de esas zonas. Una se ubica frente a las costas de Tamaulipas y Texas, y es conocida como Polígono Occidental. La segunda se ubica frente a las costas de Yucatán, Nueva Orleáns y Cuba. Es conocida como Polígono Oriental. Desde hace un decenio se sabe que existen yacimientos de petróleo y gas que se extienden entre los mares territoriales de Estados Unidos y México.

Algunos especialistas tienen la sospecha de que incluso los nuevos hallazgos de gas en el sur de Texas abarcan hasta el mar territorial mexicano. En el año 2000 el gobierno mexicano firmó un tratado con Estados Unidos, por medio del cual México obtuvo los derechos sobre 61.78 por ciento de los 16 mil 835 kilómetros cuadrados del Hoyo de Dona Occidental. A Estados Unidos le corresponden derechos sobre el 38.22 por ciento restante.

Al tratado se le puso una moratoria de 10 años sobre una línea marítima transfronteriza de 2.6 kilómetros de cada lado del polígono, que es una zona restringida de la que no se podrá extraer crudo hasta enero de 2011. En ese lapso, ambos países podrían desarrollar tecnologías adecuadas o encontrar nuevas fórmulas internacionales que permitieran la explotación de eventuales yacimientos.

Según la secretaria de Energía mexicana, Georgina Kessel, las conversaciones con Washington sobre los yacimientos transfronterizos “van progresando”.

Y de acuerdo con el subsecretario estadunidense del ramo, Daniel Poneman, ambos países estarían negociando explotar yacimientos de crudo “compartidos”.

Sin embargo, algunos expertos opinan que México está atado a las exigencias de Estados Unidos para negociar la explotación conjunta de yacimientos transfronterizos en la zona Cinturón Plegado de Perdido, porque antes de sentarse a la mesa Pemex está obligado a “demostrar”, con perforaciones del lado mexicano, la existencia de campos petroleros.

La situación se complica porque Pemex registra retrasos en la llegada de equipos de perforación a aguas patrimoniales mexicanas en la región de Perdido, mientras Chevron y Shell acaban de anunciar la obtención de la primera producción en los límites marítimos fronterizos con México. Según el consultor estadunidense George Baker, México trae un rezago de 10 años respecto a Estados Unidos en la explotación de yacimientos en aguas profundas del Golfo de México.

Baker dijo que a las multinacionales estadunidenses les llevó 15 años explorar y diseñar estrategias para la explotación en las aguas profundas del Cinturón Plegado de Perdido, hasta que el 31 de marzo pasado obtuvieron la primer producción que podría alcanzar los 130 mil barriles diarios en los próximos años.

En México se estima que existan 11 nuevas estructuras con petróleo y gas en la misma zona, en su lado territorial, de donde podrían extraerse unos tres mil 500 millones de barriles de petróleo crudo, un volumen superior al que se espera recuperar de Chicontepec en los próximos 17 años.

A mediados de marzo Pemex informó que las reservas probadas de hidrocarburos alcanzan para 10.2 años, al ascender a 13 mil 992 millones de barriles de petróleo crudo equivalente.

El subsecretario de Energía de Estados Unidos, Daniel Poneman, informó en marzo que las negociaciones entre su país y México para la explotación de los yacimientos petroleros “compartidos” en el golfo continúan avanzando. Sin embargo, México tendría que resolver el problema del financiamiento y lograr un tratado con Estados Unidos para la explotación conjunta, que, si se diera el caso, según Baker, sería a nivel de gobiernos, y no de Chevron, Shell y Pemex.

Es en ese contexto que llama la atención que Pemex y la Secretaría de Energía mexicana no digan nada.

Fuente: Forum
Difusión: Soberanía Popular

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