EDITORIAL
De la Democracia al Poder Judicial.
El nuevo fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que reduce las pensiones de los trabajadores, da pié a comentar que nada va a cambiar en nuestro México. Sin que importe que Partido gane o quien gobierne, nada va a cambiar mientras persista la corrupción.
Y la corrupción no se acaba por decreto o por escalafón, o por estudios; la corrupción se acabará, diría Perogrullo, cuando se apliquen las Leyes y se castigue a los culpables. Cuando acabe la impunidad.
Solo que para eso necesitamos otros jueces y magistrados. Otro aparato judicial que incluya a la procuración de Justicia, para que de esa manera un vuelva a darse un caso como el de la pequeña Paulette, con el que Peña Nieto y sus Procuradores ofendieron al Pueblo.
Pero para que tengamos un Poder Judicial que vea por la Justicia y las Leyes, se requiere que quitemos a los que están. Y que para que los que lleguen sean distintos, dejen de ser designados por el Ejecutivo y aprobados a modo y conveniencia de los Partidos Políticos mediante sus legisladores.
Se requiere que sean, de igual forma que los otros dos Poderes, electos por el Pueblo.
Y aunque existe la misma posibilidad de que también para esas elecciones hagan chanchullo, cuando menos existiría la remota posibilidad de que, dada su formación y a que no tengan compromiso más que con el Pueblo, se apliquen las Leyes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario