miércoles, 8 de diciembre de 2010

Marchan cientos de campesinos y altermundistas en Cancún




Marchan cientos de campesinos y altermundistas en Cancún
Homero Campa y Rosa Santana


CANCUN, Q. Roo, 7 de diciembre (apro).- Al entrar las negociaciones de la XVI Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CO16) en una fase definitoria, cientos de campesinos y altermundistas de los cinco continentes realizaron hoy sendas marchas de protesta, que desquiciaron la ciudad durante siete horas, para exigir a los gobiernos participantes soluciones reales contra el cambio climático.
Las protestas, organizadas por Espacio Mexicano y el movimiento internacional Vía Campesina, iniciaron simultáneamente desde diferentes puntos de la ciudad.
Esta última, la mas vigilada por las autoridades, salió a las 10 de la mañana del poblado Alfredo V. Bonfil, conurbado a la ciudad, con la idea de llegar hasta el hotel Moon Palace, sede oficial de la COP-16, a cuyos trabajos se incorporó hoy el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
A este contingente multiétnico y pluricultural se sumaron unas dos mil personas entre indígenas, campesinos, obreros, altermundistas, grupos de izquierda, ambientalistas y hasta hippies y anarcopunks que llegaron de diversos países de todos los continentes.
Aunque el plan consideraba un recorrido de unos 30 kilómetros, que es la distancia aproximada que hay hasta el Moon Palace, los manifestantes sólo lograron cubrir la mitad, pues fueron detenidos en un cerco que la Policía Federal instaló cerca del aeropuerto de Cancún.
Esta movilización motivó el cierre del bulevar Luis Donaldo Colosio durante siete horas, lo que afectó a cientos de automovilistas que transitaban por esa vía que comunica con Playa del Carmen y de viajeros que pretendían llegar a la terminal aérea.
Junto a un camión de Servicios Urbanos del ayuntamiento que la policía colocó para cerrarles el paso, Vía campesina realizó un mitin que duró aproximadamente tres horas, durante el cual campesinos mexicanos, bolivianos, peruanos, brasileños, hondureños, venezolanos y guatemaltecos, además de miembros de la organización Internacional Amigos de la Tierra provenientes de Sudáfrica, Indonesia, Croacia, Sri Lanka, Costa Rica y Uruguay, entre otros países, se pronunciaron contra la COP-16 y las falsas soluciones de los gobiernos al problema del cambio climático.
También protestaron contra el Programa de Reducción de Emisiones de Carbono causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques (Redd, por sus siglas en inglés); la devastación al medioambiente por parte de las empresas trasnacionales, y los intentos de privatización de los recursos naturales y los productos transgénicos, entre otra gama de situaciones.
Por ejemplo, Doudou Pierre Festile, representante haitiano de La Vía Campesina, dijo que "el mensaje de la protesta es abajo el calentamiento global, abajo REDD, abajo Monsanto -empresa que produce semillas transgénicas y herbicidas--; sí a la agricultura campesina y abajo la ocupación de la fuerza militar de ONU en Haití".
Y aunque los lideres de Vía Campesina se esforzaron por mantener el orden y la civilidad entre los manifestantes y no caer en provocaciones con los policías que se mantenían expectantes, algunos decidieron irse por la libre.
Así, algunos se desplazaron hasta las barricadas policiacas donde realizaron diversas expresiones, desde hondear banderas hasta diferentes “performances” en los que hasta un hippie personificando a Cristo hizo su aparición.
Al acaparar estas manifestaciones la atención de la prensa, los dirigentes de Vía Campesina les llamaron a retornar al orden y al contingente para expresarse “en una sola voz”. Ahí surgió una primera discusión pública, entre los campesinos y los altermundistas que no estuvieron de acuerdo en la petición.
Posteriormente, los anarcopunks aparecieron portando una pancarta en la que acusaban: “!Vía campesina. Vendida!”, porque la agrupación se negó a enfrentarse con la policía para tratar de romper el reten, a fin de llegar hasta el Moon Palace.
Los anarcopunks convocaron entonces a los radicales para llegar hasta la última barricada para tratar de pasar. Algunos extranjeros se sumaron. Uno de los grupos llevaba un enorme globo de helio con forma de martillo, “que llegó desde Copenhague” para arrojarlo a los uniformados.
“Esto es un símbolo. A las autoridades les dan miedo los símbolos. Y significa que el mundo está dispuesto a no destruir, sino a moldear un mejor espacio para vivir”, afirmó un extranjero, que dijo representar al movimiento Ecoespacio Internacional.
Aunque los inconformes golpearon las bardas metálicas e insultaron a los policías, estos no respondieron. Al ver que eran muy inferiores en número a los uniformados y que los campesinos no los secundaron y ya se retiraban, optaron por hacer lo propio.
La otra manifestación, menos nutrida, partió del centro de la ciudad hasta la zona hotelera. Ahí participaron agrupaciones como Greenpeace y Oxfam.

Fuente: Proceso
Difusión AMLOTV

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