martes, 29 de marzo de 2011

Calderolandia reloaded





México SA
Fantasía en Los Pinos
México clasemediero
Calderolandia reloaded
Carlos Fernández-Vega
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El titular del Inegi, Eduardo Sojo, presentó ayer los resultados del Censo de Población y VIvienda 2010Foto María Melendrez Parada

Feliz cuan quimérico comienzo de semana tuvo el inspirado inquilino de Los Pinos, quien, micrófono en mano, ayer emitió varios decretos: a) la década panista (Fox-Calderón) es la única en la se aumenta el salario mínimo en términos reales; b) en igual periodo se han mejorado las condiciones de vida de los mexicanos, “sobre todo de las familias más pobres, porque su ingreso se ha incrementado; c) en el mismo lapso creció el número de trabajadores que reciben mejores salarios reales, pues quienes ganan más de tres mínimos pasaron de 25 a 37 por ciento, y quienes perciben hasta dos mínimos se redujeron de 42 a 31 por ciento; y d) México, con base en un informe de dos intelectuales orgánicos, ha experimentado un avance tangible en el fortalecimiento de la clase media.

Todo lo anterior, precisó, con base en los resultados definitivos del Censo de Población y Vivienda 2010, que ayer se volvieron a presentar (ahora con bombos y platillos) en la residencia oficial en la que, un día sí y el siguiente también, Felipe Calderón derrama bienestar para la familia… (perdón esa frase era de Zedillo) bienestar para vivir mejor. Ello, a pesar de que en su primer bienio al frente de la tienda, y antes del estallido oficial de la crisis, 6 millones de mexicanos adicionales fueron obligadamente incorporados al ejército de pobres, para acumular –sólo en ese lapso y en espera de la feroz crisis de 2009– alrededor de 54 millones de paisanos en tan precaria situación.

Pero, bueno, el hombre amaneció de buen humor y soltó cifras a discreción, aunque ellas no necesariamente coincidan con los resultados oficiales del Censo 2010. Por ejemplo, mencionó, como se refiere, que en los diez años de estancia panista en Los Pinos (década perdida en crecimiento y bienestar para el grueso de la población) aumentó el número de trabajadores que recibe mejores salarios reales, pues quienes ganan más de tres mínimos pasaron de 25 a 37 por ciento y quienes perciben hasta dos mínimos se redujeron de 42 a 31 por ciento.

En realidad lo que documenta el Censo es que 18.63 por ciento de la población ocupada obtiene un ingreso de tres a cinco salarios mínimos (de 175 a 290 pesos diarios, en números cerrados, y considerando el aumento correspondiente a 2011), y aquellos que obtienen un ingreso de uno a dos salarios mínimos representan 22.14 por ciento de la población ocupada. Lo que Felipe Calderón no hizo público en su alegre discurso es que sólo 9.84 por ciento de dicha población obtiene entre cinco y 10 salarios mínimos y que apenas 4.2 por ciento de ella ingresa más de 10 salarios mínimos (17 mil 500 pesos mensuales, por abajo del salario mínimo en Estados Unidos). Esa es la ecuación real que el feliz inquilino de Los Pinos llama mejoría en las condiciones de vida de los mexicanos.

Así, sólo 14 de cada cien mexicanos ocupados ganan más de 291 pesos diarios, lo que si bien no es una maravilla sí representa uno de los ingresos más altos entre los mortales. En el desglose, el Censo 2010 revela que ocho de cada cien mexicanos no especificó el monto de su ingreso. El resto, 78 de cada cien obtienen muchos menos de la primera cantidad citada, incluyendo los más de 3.5 millones de paisanos que no obtienen ningún ingreso, no obstante ser considerados dentro de la población ocupada.

Así, la clase media nacional –de acuerdo con la tipificación del eufórico inquilino de Los Pinos y sus referentes orgánicos– estaría compuesta por casi 70 por ciento de la población ocupada con ingresos de cero a 290 pesos, aunque es menester precisar que la mayoría de los mortales se concentra en el rango de uno a tres salarios mínimos, es decir, un ingreso cotidiano de entre 58.22 (ya con el aumento correspondiente a 2011) a 175 pesos. Todo indica que para su sesuda tesis (aquella de los 6 mil pesos mensuales como sinónimo de abundancia) el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, fijó sus ojos en la población ocupada con ingreso superior a 3.5 minisalarios (6 mil 113 pesos mensuales).

De acuerdo con el Inegi, la población ocupada al cierre de 2010 ascendió a casi 44.5 millones. Con base en este dato, casi 35 millones de mexicanos (el 78 por ciento del total ocupado) ni de lejos llega a los famosos 6 mil pesos corderistas; sólo 14 por ciento supera ese nivel (6.2 millones). Entonces, de estas dos opciones, ¿cuál, a los ojos de Los Pinos, es la representativa de la pujante clase media mexicana? (sin olvidar que 6 mil pesos mensuales no sirven para mayor cosa).

Ya encarrilado, Felipe Calderón aportó una joya para la estadística oficial, sin ningún ánimo electorero: los resultados del censo reflejan ciertas fortalezas en la economía de las familias mexicanas. Es muy alentador, por ejemplo, que en los últimos 10 años (la década panista) aumentó el número de trabajadores que perciben mejores salarios. Esto es importante, no sólo porque hay un incremento nominal en las percepciones, sino porque está acompañado, es la primera década que el aumento del número de personal asalariado se acompaña con un aumento en el salario mínimo real. Es la primera vez que se aumenta el salario mínimo en términos reales, en varias décadas.

Qué bueno que lo aclara, porque las cifras oficiales (Inegi, Banco de México y Comisión Nacional de los Salarios Mínimos) documentan exactamente lo contrario. Cuando Vicente Fox se instaló en Los Pinos el mini ingreso se fijó en 38.05 pesos diarios (promedio de las tres zonas geográficas); diez años después (2010) tal indicador había crecido a 55.92 pesos. Entre una fecha y otra el incremento nominal fue de 47 por ciento, mientras en igual periodo la inflación oficial aumentó casi 57 por ciento, es decir, una diferencia real cercana a 10 puntos porcentuales (cifras gubernamentales), en detrimento, obvio es, del poder adquisitivo de ese salario mínimo que según Calderón por primera vez en décadas creció con los blanquiazules.

Eso sí, lo mejor para Calderón (y el Canal de las estrellas) es que en esa década panista los hogares con televisión pasaron de 86 a 90 por ciento. En fin, ¡felicidades!, porque la versión de Los Pinos apunta a que todos en México somos clasemedieros, incluidos los 54 millones de pobres oficialmente reconocidos.

Las rebanadas del pastel

En el hígado panista pegó la suerte de Nintendo ayer presentado por Humberto Moreira sobre la pérdida del poder adquisitivo durante el calderonato. Aun así, el priísta se fue suave, porque el siempre bien documentado Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM sostiene que “la caída en el poder adquisitivo durante el gobierno de Calderón es mayor que la sufrida en los sexenios de Miguel de la Madrid y de Carlos Salinas… prácticamente se ha dado una caída en las condiciones de vida de los trabajadores similar a la sufrida en la llamada década perdida” (la de los años 80).

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Fuente: La jornada
Difusión AMLOTV

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