Tres citas: la primera es del rector de la Universidad Veracruzana Raúl Arias Lovillo, quien anunció que se incrementarán las medidas de seguridad en las instalaciones universitarias, comenzando, of course, por las ubicadas en el norte del estado; medida preventiva, explicó, porque todavía no ha ocurrido incidente alguno. La segunda corresponde al gobernador de Chihuahua, César Duarte, quien cree conveniente que todos los desocupados de esa entidad, los ninis, sean levantados en razzias orquestadas por el gobierno estatal para darles "trabajo" como miembros del Ejército. Y la tercera, la convocatoria de Televisa y Tv Azteca a sus medios afines para apropiarse del espacio público del debate y la distinción de ideas y propuestas periodísticas bajo el ropaje de que se trata de echarle una mano al gobierno en su lucha contra el narco, mediante la firma del Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia.
Todo lo anterior confirma lo que se ha negado repetidamente desde la cúpula gobernante y que ahora es un hecho más que claro: las condiciones del país están entrando en una peligrosísima etapa donde el desgaste institucional y la impericia del gobierno federal agudizó la crisis acumulada en los últimos cuatro sexenios, y que a todos, sin excepción, nos metieron en un callejón sin salida y lo peor de todo es que se atisba un tufo fascistoide en el que muchos medios de información participan alegremente.
Ahora, por partes: de manera implícita, el rector Arias Lovillo da a entender que la cosa en materia de seguridad no es tan tranquila como se percibe y que más vale prevenir y tomar medidas precautorias, particularmente en el norte veracruzano, cuya proximidad con el calientísimo estado de Tamaulipas en cualquier momento puede contaminar severamente, tanto a las comunidades como a la propia vida universitaria, con indeseados hechos de violencia.
Por otro lado, el mandatario de Chihuahua considera que una manera eficiente de matar dos pájaros de una pedrada es dar de alta en las fuerzas armadas a los desempleados de su estado con lo que 1.- abatiría el desempleo y 2.- disputaría con los cárteles la abundante mano de obra sin ocupación y sin escuela que el Presidente del Empleo se ha empeñado en dejar como herencia al país.
Esta leva fascistoide no resuelve el rezago que representan los 8 millones de ninis que se supone vagan sin oficio ni beneficio por las calles del país; lo único que está cambiando es el esquema: los "vagos" ya no serán carne de cañón de los narcos sino que serán del Ejército.
Ya se vieron los primeros indicios de que quienes gobiernan el país se pusieron de acuerdo para meterle mano dura a todo y a todos los que no comulgan con sus ideas –particularmente definido en el acuerdo mediático signado entre quienes comparten una particular visión de la realidad– para satanizarlos y automáticamente ubicarlos del lado de la delincuencia organizada.
¿Qué seguirá?
Fuente: La Jornada de Veracruz
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