Tomás Rosales López denunció que policías estatales violaron sus garantías individuales, como la de la libertad de tránsito, ya que trató de ingresar a la plaza de armas para llevar a cabo una manifestación pacífica a las afueras de palacio de gobierno para demandar justicia por el asesinato de su hijo, sin embargo fue detenido por agentes de la corporación cuando transitaba por la calle de Allende.
Rosales López agregó que “lamentablemente ellos son los que manejan la ley, y la manejan a su arbitrio y uno se tiene que aguantar, pero ya les aguantamos mucho, lo único que yo quiero es que el gobierno del estado asuma su obligación para con el homicidio de mi hijo, no es posible que el policía estatal al que yo señalo que estuvo involucrado, y que están todas las pruebas el ministerio público no lo hayan consignado”, denunció.
Dijo además que las autoridades de procuración de justicia han sido omisas e irresponsables en este caso, así como también indolentes, ya que, según dijo, si se tratara del homicidio del hijo de algún funcionario público, el caso se hubiese resuelto de inmediato, y no le estuvieran poniendo todas las trabas que a él le están poniendo.
Fue alrededor de las 10 de la mañana cuando arribó a la esquina de Allende y Obregón, a tan sólo una cuadra de la plaza de Armas, acompañado nada más por un micrófono y un amplificador, sin embargo le fue impedido el paso por al menos cuatro policías estatales, a los cuales, según dijo, no los culpa, ya que sólo siguen órdenes.
Pero el manifestante sí señaló que es lamentable que vengan este tipo de violaciones a las garantías individuales de tránsito y manifestación por órdenes del secretario general de Gobierno, Cándido Ochoa Rojas, máxime cuando se trata de una manifestación pacífica y unipersonal.
Finalmente, indicó que este tipo de actos no demuestran más que la “farsa” que representan algunas organizaciones sociales que sólo acuden a solicitar “migajas” del gobierno del estado, a las cuales se les deja pasar con toldos, sillas y hasta tapancos, y los dejan que se planten por meses a las afueras del
Palacio de Gobierno, pero cuando una persona sólo pide justicia, ni siquiera la dejan que se acerque.
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